Conocido como el "Hombre del Brazo de Oro", James Harrison nació en 1936 en Australia. Cuando tenía 14 años tuvieron que extirparle un pulmón, operación que resultó exitosa debido a las múltiples transfusiones de sangre que recibió. Al salir de la clínica prometió que cuando llegara a la mayoría de edad se transformaría en donante. No solo cumplió, sino que registró 1.173 donaciones por más de 60 años (en la imagen, haciendo su donación 1.173).
Cuando llevaba 10 años realizando donaciones, los doctores se dieron cuenta de que su sangre tenía un extraño anticuerpo que servía para combatir la enfermedad de Rhesus, que más tarde utilizarían en la producción de una vacuna llamada Anti-D, por lo que le pidieron que aumentara la frecuencia de las donaciones. Harrison aceptó.
Rhesus es una enfermedad hemolítica que afecta a los recién nacidos, también conocida como eritroblastosis fetal. Aparece cuando una mujer Rh negativo queda embarazada de un infante que es Rh positivo. En Australia, el 17% de las madres padece esta enfermedad, por lo que, según cálculos del Servicio de Sangre de la Cruz Roja Australiana, con sus donaciones Harrison salvó la vida de 2,4 millones de niños, incluido su nieto.
En Oceanía es toda una celebridad, ha recibido múltiples reconocimientos, incluida la Medalla de la Orden, una de las mayores distinciones del país. Además, es poseedor de un Record Guinness como el mayor donante de sangre de la historia.
Pero por motivos de salud, y ya con 81 años, deberá cesar sus donaciones, luego de que los doctores y enfermeras que trabajaban con él se lo recomendaran, debido a que superó el límite de edad recomendada para esta práctica.
En una de sus últimas entrevistas, Harrison hizo una confesión: les tiene miedo a las agujas, por lo que cada vez que donaba debía cerrar los ojos y apretar una pelota anti estrés.