"La mejor cámara es la que llevas contigo". La frase del fotógrafo Chase Jarvis es precisa para el momento que vive la industria fotográfica, que sufre el impacto de las cámaras de smartphones. Porque si bien las cámaras integradas en los teléfonos pueden ser técnicamente inferiores a lo que ofrece una digital o réflex, la brecha poco a poco se acorta, y para los usuarios tener un celular en la mano y con la ventaja favorable de tenerlo siempre al alcance parece ser decisivo.
O al menos así lo reflejan las cifras y así lo entiende la industria móvil, que está mostrando lo mejor de sus tecnologías en el Mobile World Congress, la feria de tecnología móvil más importante del mundo que se celebra en Barcelona, y a la que La Tercera asistió invitada por Telefónica.
Cuando el iPhone, primer teléfono inteligente con pantalla táctil, arribó en 2007, la industria de las cámaras digitales vivía momentos felices. En 2008, según Cipa (sigla en inglés de la Asociación de Cámaras y Productos de Imagen), se distribuyeron casi 120 millones de unidades.
Hoy, 10 años después, el panorama es distinto. De la misma forma que los smartphones se hicieron más omnipresentes, los lentes y sensores también se hicieron más potentes y su precio cada vez es más asequible. Esto provocó la caída en la distribución -o interés- en las cámaras digitales, a 23,8 millones de unidades, 80% menos que la cúspide de ventas, en 2010, año que se lanzó Instagram.
Las razones para el declive sobraban. Un adelantado fue Nokia, que en 2013 lanzó el modelo Lumia 1020 con cámara Carl Zeiss y un sensor de 41 megapixeles, una marca excesiva incluso para hoy. Actualmente, el estándar contempla dos cámaras, lo que técnicamente, y en teoría, acerca las capacidades de los smartphones con una cámara réflex digital. Y los consumidores lo saben: en 2016, el 98% de las cámaras vendidas en el mundo era de un smartphone.
Pero hay una gran diferencia entre consumidores. Quienes usan una cámara "de verdad" pueden tomar decenas de fotos, pero sólo publican una, mientras que los propietarios de smartphones toman fotos con más frecuencia y de forma más frenética: en 2017 los smartphones tomaron 12 billones de fotos, entre todas las redes sociales se enviaron tres mil millones de imágenes y 10 mil millones de videos, y a ocho años de su lanzamiento, 800 millones de personas ingresan al menos media hora diaria a Instagram. Aun así, el gran receptor es Facebook, con más de 300 millones de fotos subidas, seguido por la misma red social de fotografías con 40 millones.
Más allá del megapixel
Así, sabiendo que para la mayoría de los consumidores parece ser mejor un smartphone que adquirir un aparato extra y gastar dinero, las compañías han decidido impulsar esta función más allá y explotar otras posibilidades, hace algunos años impensadas.
"Hay que considerar que el 80% del tráfico es contenido de imagen o video, el texto está en desuso y la cámara es fundamental para convertirse en un generador de contenido", afirma Eduardo Román, director de Productos Móviles de Samsung Chile.
En tal sentido, hemos visto la consolidación de tendencias como la doble cámara, sistemas de seguridad biométrica con la cámara frontal, lentes y sensores cada vez más avanzados, un software robusto que ayude con modos profesionales, inteligencia artificial para reconocer objetos, realidad aumentada y un mundo enorme de aplicaciones para suplir cualquier carencia técnica.
Uno de los adelantos se vio este domingo, con el nuevo Galaxy S9 de Samsung, y un modo que actúa bajo el mismo principio del ojo humano, abriendo el iris para dejar entrar más luz cuando las condiciones son desfavorables, y cerrándolo cuando la luminosidad es alta. El zoom, otra herramienta muy utilizada, llegará al 5x sin pérdida de calidad, gracias a la tecnología de Oppo, fabricante chino ubicado en 4º lugar en ventas tras Huawei. Cat, la empresa de maquinarias, fue mucho más allá, al presentar el nuevo Cat S61, cuya cámara tomará imágenes térmicas.
La autenticación también viene incluida en el Galaxy S9, al emplear las cámaras frontales para capturar el iris o rostro del usuario, aunque no de forma tan precisa como el iPhone X, que usa un modo distinto con puntos de luz. El mismo S9 y LG con su modelo V30s se sumaron a Huawei al usar la realidad aumentada para identificar, junto con la inteligencia artificial, objetos comunes, incluso traduciendo un idioma en tiempo real. La realidad aumentada, concepto conocido hace años, ha intentado ser popularizado por Apple en sus últimos terminales, e incluyó un apartado especial en su tienda de aplicaciones para explotar su potencial en juegos y sobre todo el área educativa.
Pero un lente sin cerebro no es nada. Por ello, el software incluido en los aparatos también ha dado un salto enorme, ayudado por las nuevas tecnologías en cámaras: modos de desenfoque para retrato en los iPhone, Galaxy y Huawei, y marcas como Sony y Samsung han apuntado a los modos "Super Slow-Mo", con 960 cuadros por segundo, para ofrecer divertidos videos en cámara súper lenta.
Finalmente, software como el 3D Creator de Sony y sus avatares hiperrealistas, o AR emoji y Animoji de Apple, no hacen sino confirmar las posibilidades de las cámaras, capturando el rostro del usuario y convirtiéndolo o interactuando con la imagen en la pantalla.