Las populares botellas y vasos Stanley, utilizadas para bebidas tanto calientes como frías, han generado controversia luego de que a través de redes sociales se difundieran alegaciones sobre la presencia de plomo en estos productos. Tras estas acusaciones, la empresa reconoció que sus elaboraciones sí poseen el elemento.
La compañía explicó que el plomo se incorpora en el proceso de sellado de la base de las tazas, pero aseguró que este componente está encerrado bajo un sello de acero inoxidable y no entra en contacto con el consumidor, a menos que la cobertura del fondo se desprenda, lo que describen como un evento “raro”, según consignó NBC News.
En ese sentido, “todos los productos Stanley cumplen con los requisitos regulatorios de Estados Unidos”, declaró un portavoz de la compañía, destacando el compromiso con “la seguridad del consumidor”.
“Nuestros equipos de ingeniería y cadena de suministro están avanzando en materiales alternativos e innovadores para su uso en el proceso de sellado”, añadió.
Es por ello que, Jane Houlihan, directora de investigación de Healthy Babies, Bright Futures (una alianza dedicada a reducir la exposición de los bebés a sustancias químicas neurotóxicas), advirtió a CNN que si la base de la taza se daña y se expone el sello, los riesgos de exposición al plomo aumentan significativamente.
Y es que la toxicidad del plomo puede provocar problemas renales, anemia, trastornos reproductivos y problemas de desarrollo, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU..
La alerta inicial sobre la posible presencia de plomo en estas tazas surgió a través de las redes sociales, debido a Tamara Rubin, activista contra el envenenamiento por plomo, quien opera bajo el seudónimo “Lead Safe Mama”.
La mujer divulgó los peligros potenciales del contacto con el plomo presente en productos domésticos, incluyendo los vasos Stanley, usando tecnología XRF para sus pruebas, un método también adoptado por la Comisión para la Seguridad de Productos del Consumidor (CPSC) para detectar metales pesados.
“Aunque algunas personas dicen que el disco protector no se desprende fácilmente, he escuchado de muchas personas que para ellos sí lo ha hecho”, indicó Rubin.
Añadió que, según su propia experiencia y lo que otros padres le han contado, el uso intensivo, lavados repetidos y el juego inquieto de los niños con esa área pueden aumentar la probabilidad de que las tapas se desprendan.
Algunas personas le han comentado que no saben cómo se desprendieron las tapas y ni siquiera se dieron cuenta de que las tazas estaban dañadas al principio.