Hace 30 años creé el primer colegio dedicado a deportistas de alto rendimiento y artistas del país. Con mi marido siempre les inculcamos a nuestros cuatro hijos el deporte como parte de su formación personal. Mi hijo menor -Patito- jugaba en el club de Hans de Gildemeister y con sólo nueve años comenzó a destacar cada vez más en el tenis y a ganar en torneos internacionales de su categoría. Recuerdo que volvía con copas de sus viajes, pero al colegio no le significaban mucho esos trofeos. A medida que destacaba más en el tenis, tenía más trabas en la escuela.
A diferencia de mis hijos mayores, el Pato al tener que viajar tanto comenzó a fallar en la asistencia mínima requerida para pasar de curso. Además, apenas volvía le hacían completar todas las evaluaciones atrasadas que tenía. Comencé a averiguar qué podía hacer para ayudarlo y justo tuve la suerte de viajar a Estados Unidos y a España, donde me fijé que los niños no asistían al colegio regularmente cuando tenían aptitudes para el deporte. Tenían que dedicarle más tiempo.
Cuando volví lo que hice fue copiar lo que había afuera y me acerqué al Ministerio de Educación para ver las alternativas posibles. Así nació la opción de sacarlo del sistema tradicional para que diera exámenes libres.
En 1987, cuando estaba en quinto básico lo sacamos del colegio y le contratamos profesores particulares para que pudiera terminar sus estudios y compatibilizarlos con el tenis. Ese fue el primer paso para este proyecto. El Pato comenzó a despegar mucho más al poder dedicarle más tiempo al entrenamiento. A los dos años de realizar exámenes libres, otros papás del club me empezaron a pedir que hiciera lo mismo con sus hijos. Eran casi 10 con el mismo problema.
La idea comenzó a darme vueltas, porque siempre me gustó crear mis propios proyectos y, además, tenía ahorros de mi trabajo como tecnóloga médica. Así que en 1989 decidí lanzarme y fundar Athletic Study Center, el primer colegio para deportistas de alto rendimiento del país. Estoy segura de que fue el primero, porque no había nada así cuando estuve buscando una solución.
Al poco tiempo se empezaron a sumar otros tipos de deportistas, e incluso bailarines y artistas que tenían los mismos problemas. El primer año tuvimos 12 alumnos, dos músicos y 10 tenistas que cuando se iban de gira nos dejaban casi sin alumnos. Comencé arrendando una casa en Las Condes relativamente cerca del club de tenis para que les fuera fácil llegar.
Pasamos por varias vicisitudes, porque me subían el arriendo por la fama y cámaras que atraía Marcelo 'Chino' Ríos, que fue alumno del colegio. Todos pensaban que éramos muy exitosos, cuando en realidad no teníamos muchos alumnos. Al no ser como un colegio tradicional, no puedes cobrar lo mismo. Hasta que compré la casa donde está el colegio ahora, donde incluso viví unos años con mi marido e hijos en el primer piso, hasta que quedó chica y tuvimos que irnos a otra residencia para nosotros.
Ahora dictamos clases para niños entre sexto básico y cuarto medio de forma presencial y/u online. El horario está pensado en cursos intensivos donde los alumnos tienen que estudiar independientemente. En general los deportistas son más responsables, porque están acostumbrados a viajar solos y a ser independientes. Tenemos clases de lunes a viernes en tres bloques de tres horas cada uno. Ahí los niños eligen uno de los bloques que les acomode de acuerdo a su entrenamiento. Solamente aceptamos niños que puedan certificar que optan por este tipo de educación porque tienen una actividad que les impida ir a un colegio tradicional. Hoy tenemos 120 alumnos presenciales y 20 a distancia que son deportistas y viven en regiones. El acceso a internet ha permitido mejorar la forma en que les entregamos los contenidos.
No tenemos vacaciones, porque algunos hacen deportes de verano y otros tienen que competir en el invierno. En el segundo piso, que es donde están las salas de clases, tenemos fotos de todas las generaciones que han salido e, incluso, algunas camisas autografiadas de ex alumnos. Siempre andamos siguiéndolos y destacándolos. Por mis salas han pasado grandes deportistas y artistas del país como el Chino Ríos, Paul Capdeville, Joaquín Niemann, Cristián Garín, Jeremías Israel, Paolo Bortolameolli, Kristel Köbrich, Milovan Mirosevic, Natalia Duco, Ángelo Henríquez, Rodrigo y Felipe Miranda y Javier 'Astroboy' Villegas, entre muchos otros. Hemos tenido esquiadores, tenistas, futbolistas, equitadores, nadadores y hasta bailarines. Ahora tenemos convenios con clubes de fútbol y otras academias deportivas que traen a sus alumnos a clases.
Hace unos años que le pasé el mando a mi hija Sylvia, que siempre ha estado trabajando conmigo en el colegio. Ahora ella es la presidenta del directorio y ve los temas administrativos del colegio. Pero yo sigo viniendo, reviso cómo va todo, atiendo mis cosas personales y me doy vueltas por acá. Actualmente soy la directora ejecutiva y tengo otros proyectos personales, como escribir mis memorias, pero voy a seguir viniendo a mi colegio hasta que pueda.
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