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El cementerio inglés de Onaisin es un hito para comprender el conflicto entre las compañías ovejeras y los pueblos originarios, que derivó en el llamado genocidio Selknam.[/caption]
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Preciosas construcciones de albañilería y latón destacan sobre la estepa. Son los vestigios del auge ganadero de fines del siglo XIX y comienzos del XX.[/caption]
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Siempre amables, los arrieros patagónicos caminan decenas de kilómetros llevando las ovejas entre los diferentes campos.[/caption]
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Tres guanacos descansan durante el amanecer en Karukinka. Su enorme población los hace muy fáciles de observar en toda la isla.[/caption]
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Una inusual nevada a comienzos de abril colma de blanco los pastizales al sur de Pampa Guanaco. Aquí se ubica la administración del Parque Karukinka.[/caption]
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"Habitar la Inmensidad" habla de cómo ocupamos e intervenimos nuestro territorio. La pequeñez de lo construido frente a un espacio amplio, solitario y silencioso.[/caption]
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Compartida por ambos países, la ruta de cerro Sombrero al sur es paso obligado para quienes recorren tanto el lado chileno como argentino de Tierra del Fuego.[/caption]
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Aunque el galpón de esquila más grande del mundo es el de la Estancia María Behety, en Tierra del Fuego argentina, el de la Estancia Josefina impresiona: inaugurado en 1893, es una magnífica edificación visible desde kilómetros.[/caption]
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Tras cruzar el portezuelo que separa los lagos Deseado y Fagnano se abre una cuesta boscosa que baja hacia este último. Más al sur, un brazo del camino termina en Caleta María; el otro, a unos kilómetros del río Azopardo.[/caption]
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Aún cuando el daño de los castores a los bosques es claramente visible al sur de la isla, hay vastos sectores donde las lengas alcanzan su mayor esplendor. Entrar al lago Blanco por este callejón boscoso es sobrecogedor.[/caption]
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Fin del camino. Luego de bajar doce kilómetros desde el desagüe del lago Fagnano, arribamos a Caleta María, extremo oriental del seno Almirantazgo. Desde aquí emergen cumbres y glaciares de la cordillera Darwin.[/caption]
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