Feliz día ROC (René Olivera Cabrera)

Hola papá, ¿cómo va? Ha pasado harto tiempo desde la última vez que nos vimos y hablamos directamente. Fue por agosto o septiembre del 2004, viniste a Santiago a ver al Jaime y la Javi, porque los extrañabas. Tú vivías en Valparaíso y nosotros nos habíamos venido porque yo andaba buscando crecer profesionalmente. Han pasado hartos años…

Siempre me acuerdo de los domingos en que tú cocinabas desde el desayuno. Siempre comento estas anécdotas y a veces creo que la gente mira con extrañeza que alguien idealice tanto ese tipo de momentos. Eso da lo mismo. Para mí despertar con la casa con olor a "chauchau" (preparación de carne, cebolla y huevo revuelto) es un tremendo recuerdo y puedo cerrar los ojos y trasladarme a esa época: de fondo suena Quelentaro o Violeta Parra, mi mamá yendo a despertarnos y sentir ese olor, bajar al comedor y ahí estaba la mesa puesta, pan batido, "chauchau", manjar o algo dulce y obvio una taza o tazón de té; el resto sólo conversaciones de mesa familiar. Pucha qué lindos y emocionantes recuerdos.

Oye, papá, nunca pude decirte y agradecerte esto, pero en serio me dejaste muy buenas cosas para la vida, tu responsabilidad laboral, siempre bañado y afeitado, impecable aunque la noche anterior haya estado regada; tu esfuerzo constante en darnos incluso más de lo que podías económicamente; ser el anfitrión que eras al momento de organizar una comida o asado; tu apoyo incondicional a mis decisiones; el amor por el Jaime y la Javi; tu esfuerzo en mostrarme que en la vida hay que hablar mirando a los ojos; que la mano se da fuerte al saludar; en fin, son tantas enseñanzas que incluso en algunos momentos no me daba cuenta que estaba aprendiendo y quizás tú tampoco de que me estabas enseñando. Por todo eso y más, ¡muchas gracias!

Siempre que me pasan cosas buenas o "malas", me acuerdo de ti y lo sabes. Me da pena que no estés conmigo cuando me pasan cosas como ser chef, recibir un reconocimiento, o simplemente que veas cómo va mi vida ahora; creo que de algunas te sentirías orgulloso y quizás de otras no y me dirías "ahí la cagaste".

Me hubiese gustado que vieras lo que ha crecido el Jaime y la Javi, que conocieras al Amaro, que nos tomáramos un vinito y pelearas conmigo porque yo soy del Colo y tu del Wanderito; que vieras que me como un bistec como a ti te gustaba: jugoso y no bien cocido como lo comía yo de niño, jajaja.

Ha pasado el tiempo, papá, y son tantas cosas que podría estar escribiéndote un libro de recuerdos. Lo curioso es que nunca hablamos tanto ni tan profundamente; y ahora, en este espacio, lo hago desde el corazón. He editado y autocensurado partes, porque soy como tú: bien para adentro en los sentimientos; porque siempre estamos bien para el resto igual que esa última vez que nos vimos y tú estabas mal y yo no me di cuenta… después sólo fue una llamada y te habías ido ese 19 de septiembre del 2004.

Te extraño, te quiero y sabes que soy quien soy gracias a ti, viejo pelado del Pangue, carnicero, bueno pal tinto y los asados.

Gracias por todo

Tomás

Para revisar los demás artículos de este especial pulse aquí.