El mundo continúa expectante y alerta por la próxima llegada del fenómeno La Niña. Según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos, la fecha estimada (con un 70% de probabilidad) será en la primavera austral, entre el trimestre comprendido entre agosto y octubre del 2024.
Es por esto que algunos países ya han comenzado a prepararse. Y es que, siguiendo los antecedentes de otras Niñas que ya se instalaron en el planeta, las consecuencias podrían ser catastróficas: en visitas pasadas, causó eventos climáticos extremos y desastres naturales, en especial en los países donde aumentan las precipitaciones.
Pero uno de los efectos que mantiene en vilo a los científicos es la baja de las temperaturas. Desde que El Niño llegó a mitad de 2023, el mundo ha roto récords de calor históricos, una situación que podría llegar a “equilibrarse” con La Niña, que se caracteriza por enfriar el clima.
Esto mismo podría hacer que la próxima La Niña 2024-2025 sea un fenómeno sin precedentes.
Esto es lo que temen los científicos.
Por qué la próxima La Niña podría ser diferente a las de años pasados
Nunca antes en la historia del planeta se habían registrado temperaturas tan altas, no solo en el clima del mundo, sino también en la superficie de los océanos. Esto habría sido provocado por el fenómeno El Niño, pero también tiene mucho que ver con el calentamiento global.
Nathan Lenssen, científico del clima del Centro Nacional de Investigación Atmosférica, le dijo a The Washington Post que hay investigaciones en curso que buscan determinar si el cambio climático está “alterando el comportamiento de los fenómenos La Niña y El Niño”.
Y es que el escenario que dejó El Niño es alarmante, pues el mundo nunca había estado tan cerca de un “umbral peligroso de calentamiento”.
Ahora con La Niña a la vuelta de la esquina, un científico de la NOAA, Nathaniel Johnson, advirtió que el calor que dejó El Niño en muchos rincones de los océanos del mundo “puede exacerbar el contraste natural entre aguas cálidas de un lado del océano y las aguas frías del otro”.
“Esto intensificará lo que de otra forma podría haber sido un episodio relativamente modesto de La Niña”, dijo el experto al mismo medio.
Es decir, este próximo evento que comenzaría en algún momento del trimestre de agosto, septiembre y octubre de 2024 “podría tener un impacto mayor de lo que se espera, debido a lo cálido que está el Pacífico occidental”.
Además, no hay que dejar de lado el calentamiento global (llamado recientemente por algunos científicos ebullición global): si es que La Niña no logra enfriar los océanos como antes, estaríamos frente a un preocupante escenario donde la quema de combustibles fósiles y los gases de efecto invernadero estarían exacerbados y fuera de control.
“Estamos en un territorio realmente inexplorado a nivel mundial”, advirtió el científico Lenssen.
Lo que se sabe de la duración de próxima La Niña
Según los expertos, el fenómeno La Niña suele durar entre 9 y 12 meses, pero a veces puede extenderse hasta tres años. Esto se sabría más adelante, pues es difícil predecir su duración cuando todavía no se ha establecido completamente.
Lo que sí saben los científicos es que, mirando los antecedentes previos, cuanto más fuerte haya sido un fenómeno El Niño anterior, más puede durar La Niña que le sigue. Así lo aseguró el científico Lenssen, experto en clima.
Por ejemplo, El Niño 2015-2016 fue uno de los fenómenos más intensos de las últimas décadas, y La Niña que se estableció posteriormente duró cerca de dos años.
No obstante, aún así no se puede tener certeza: El Niño volvió al mundo en 2018 y 2019 de forma “débil”, y La Niña siguiente persistió por tres años, un evento que los científicos bautizaron como una “rara triple caída” que duró desde el 2020 hasta el 2023.
El año pasado, el mundo percibió un El Niño históricamente fuerte, por lo que no se sabe con exactitud cuántos años más nos acompañará La Niña, ni cuáles serán sus efectos globales.
Mirando los registros del pasado, se sabe que este fenómeno puede provocar inundaciones en Australia y el norte de Sudamérica —en países como Colombia— y graves sequías en la zona sur, como las zonas al norte de Argentina y Chile.
Por su parte, casi toda Indonesia en el Sudeste Asiático también tendría lluvias intensas que aumentan la probabilidad de inundación, deslizamiento de tierra y aluviones.
Mientras tanto, el este de África sería víctima de la sequía.
Además, La Niña también es conocida por impulsar la actividad de tormentas tropicales en el Atlántico, generando un ambiente propicio para que se fortalezcan estos sistemas. También podría aumentar la intensidad de la temporada de huracanes de categoría 3 o superior.
De dónde vienen los nombres de los fenómenos La Niña y El Niño
El Niño-Oscilación del Sur es el nombre que engloba a La Niña, El Niño y Neutral, las tres etapas de este fenómeno meteorológico natural que afecta al mundo casi todos los años.
Pero, ¿por qué se le llamó La Niña y El Niño?
Según explican los expertos, antes de que se descubriera este fenómeno, los pescadores de la costa de Perú comenzaron a notar cambios en la temperatura del mar que también afectaban su pesca, el clima para trabajar y, por ende, la calidad de vida.
Pero este patrón de cambio usualmente sucedía en Navidad. Es decir, en diciembre, a fin de año. Entonces, comenzaron a relacionarlo con la llegada de “El Niño Jesús” y terminaron por bautizarlo como El Niño.
Cuando ya los científicos establecieron que se trataba de un fenómeno climatológico y que tenía distintas y reconocibles etapas, necesitaban nombres para describir cada una de ellas.
De esta manera, El Niño quedó como la fase donde se calienta la temperatura del océano, mientras que utilizaron su concepto opuesto, La Niña, para describir cuando el océano alcanza temperaturas más frías del promedio.