En 2017, Xi Jinping presidente de China, le otorgó al entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, un honor que le fue concedido solo a pocos mandatarios: un paseo por la Ciudad Prohibida, donde vivieron los emperadores chinos por casi 500 años.
Visitaron los aposentos imperiales, comieron juntos pollo kung pao en la cena, mientras Trump le mostraba un video de su nieta cantando una canción china.
Pese a las siempre presentes tensiones entre ambos países, parecía que habían llegado a un punto amistoso. Pero dos años después, la pandemia del Covid-19 arrasó con todo aquello: Trump se encargó de enfatizar que era un “virus chino”, culpó a Pekín del brote e inició una guerra comercial profunda con un alza de aranceles.
Ahora, el reelecto presidente de Estados Unidos prometió que, en cuanto esté de vuelta en la Casa Blanca, continuará luchando por competir con el gigante asiático.
Anunció un arancel del 60% a todos los bienes importados del país, la creación de normativas que limiten las inversiones estadounidenses en China y un plan para que en cuatro años se elimine la importación de bienes esenciales.
Los chinos miran con incertidumbre el retorno de Trump, pero, en parte, los estadounidenses también. Y es que es probable que el mandatario republicano se encuentre con un Xi Jinping más fuerte que se consolidó con fuerza en los últimos años.
La tensa relación entre China y Estados Unidos
Consultado por BBC Mundo, un pensionado chino de 74 años —que prefirió no revelar su nombre real— dijo que para muchas personas en China, “Trump es una figura divertida”.
Tanto así, que hay memes del electo presidente bailando que circulan por las redes sociales del país.
Y aunque a muchos les saca risas, hay quienes están preocupados de su personalidad “impredecible”.
Mike Waltz, el nuevo asesor de Seguridad Nacional estadounidense, escribió que es importante que EE.UU. termine con los conflictos en Ucrania y Medio Oriente para centrarse en el problema más importante: “Contrarrestar la mayor amenaza del Partido Comunista Chino”.
Durante el gobierno de Joe Biden, El presidente chino ya había advertido que tuvieran cuidado con las prohibiciones en las leyes y aranceles, que “contener a China es imprudente, inaceptable y está destinado al fracaso”.
“No se debe librar una nueva guerra fría. No se puede ganar”, dijo el presidente chino.
Pero China habría estado “preparándose” para el retorno de Trump. Según Yu Jie, investigadora sobre China en Chatham House, su triunfo en las elecciones presidenciales “no es una sorpresa” para los asiáticos.
Eso sí, la experta advirtió, en conversación con la BBC, que el mundo debe esperar “que se desarrolle una relación tipo montaña rusa”.
Las diferencias que tiene Estados Unidos con China
Con Marco Rubio, como su secretario de Estado, y Mike Waltz como asesor de Seguridad Nacional, es muy probable que el enfoque del nuevo mandato de Trump sea “más duro y muscular con China”, dijo Lyle Morris, del Centro de Análisis de China de la Asia Society a la BBC.
“Aunque Trump considera su relación personal con Xi Jinping como una vía de negociación, probablemente se apoyará en Waltz y Rubio para diseñar una política más agresiva e inflexible hacia China”.
Una de las diferencias que avalaría esta estrategia más dura es la preocupación de que China tenga un arsenal nuclear más grande del que se sepa. Esto podría desatar no solo una guerra comercial, sino también una nuclear que puede tener repercusiones en la estabilidad del mundo.
También está el tema de Taiwán, un territorio donde China aumentó las amenazas de invasión para poder controlarla. Y aunque Trump no ha respondido de forma explícita que defenderá a Taiwán, los expertos esperan que sí suceda de esa manera.
De hecho, su primer gobierno fue el que más armas le vendió a Taiwán y, por ley, está obligado a comerciar armas defensivas con la isla.
Qué tienen en común Donald Trump y Xi Jinping
Donald Trump ha dicho en distintas ocasiones que admira a Xi Jinping. En 2020, mencionó que “se amaban” y, en una reciente entrevista con The Wall Street Journal, aseguró que tuvieron “una relación muy fuerte”.
Por su parte, Xi casi no habla sobre Trump.
No obstante, ambos tienen una mirada muy similar sobre lo que quieren para sus países: Xi habla del “gran rejuvenecimiento de la nación china” y Trump de “volver a hacer grande a Estados Unidos”.
El factor Elon Musk en la relación de China y Estados Unidos
Para evitar que el alza de aranceles y otras prohibiciones que establezca Trump les afecte demasiado, China se ha preparado y “empezó a diversificar sus fuentes de importación agrícola (notablemente de Brasil, Argentina y Rusia)”.
También “ha incrementado su volumen de exportaciones a países que no son aliados de EE.UU.”, dijo Yu Jie.
Sin embargo, el gigante asiático tiene otra carta bajo la manga: la presencia del magnate Elon Musk en el gobierno, pues su empresa Tesla depende de China para su producción. Según explicó BBC Mundo, cerca de la mitad de sus autos eléctricos se fabrican en Pekín.
Pero, ¿será que Musk tiene la influencia suficiente para “controlar” la estrategia comercial de Trump con China?
Esa pregunta es la que se hacen expertos y las autoridades chinas sobre un escenario que solo se sabrá cuando asuma la presidencia, el próximo 20 de enero de 2025.