Descubrir cómo se puede vivir más años es una de las incógnitas presentes en la sociedad actual. Desde el ámbito de la ciencia, algunos especialistas han buscado determinar qué factores inciden directamente en tener una vida larga y de buena calidad.
Otros, como el magnate estadounidense Bryan Johnson, usan su poder económico para intentar hallar la fórmula de la eterna juventud a través de procedimientos polémicos, como inyectarse sangre de su hijo.
Hay algunas regiones del mundo en que superar la esperanza de vida es algo que se da con facilidad, por lo que se dice que esconden el secreto de la longevidad. Se trata de las zonas azules, que corresponden a cinco lugares en puntos del mundo donde sus habitantes son las personas más longevas, ya que sobrepasan los 100 años y varios más.
Esos habitantes no realizan cuidados especializados en su salud, sino que se controlan solamente en lo justo y necesario. Tampoco corren maratones o tienen grandes comodidades que puedan ayudarlos a diario. Sin embargo, tienen claro cuáles son los hábitos de vida que los hacen vivir más y mejor.
El término zonas azules fue acuñado a inicios de la década de los 2000 por el periodista, explorador y miembro de National Geographic, Dan Buettner. A lo largo de una década, Buettner, junto un equipo de investigadores, enfocó sus esfuerzos en descubrir cómo vivían las personas más longevas del mundo, considerando también que en su envejecimiento no hubieran presentado tantas enfermedades crónicas.
De esa manera, el explorador logró identificar que habían algunas cosas en común que realizaban los residentes de esas áreas y que tenían relación con su estilo de vida o forma de visualizar el mundo, resultados que plasmó en su libro The Blue Zones Solution y otros que vinieron después.
¿Cuáles son las cinco zonas azules en el mundo?
1. Cerdeña, Italia
Esta paradisíaca isla de Italia se caracteriza por la belleza de su paisaje: a un costado tiene el mar, y al otro, las montañas repletas de casas de colores. La isla alberga un territorio llamado Ogliastra, donde hay varios pueblos en que sus habitantes consiguen vivir más de 100 años.
Según indica el sitio web de las zonas azules, en este sitio habitan los hombres más longevos de todo el planeta. Entre sus hábitos llevan un estilo de vida tradicional y una dieta saludable, por ejemplo, parte de su alimentación considera el pan integral, hortalizas y frutas, dejando la carne únicamente para el día domingo o eventos especiales.
Los sardos, como se les llama a quienes nacieron en esta isla italiana, también consideran que sus relaciones familiares deben ser cuidadas y que los residentes más antiguos pueden ser una gran contribución al momento de entregar sabiduría a otros.
2. Okinawa, Japón
La isla de Okinawa es parte del archipiélago de Ryukyu, en Japón. Es en este lugar donde se hallan las mujeres que consiguen cumplir la mayor cantidad de años.
Una de las claves de su estilo de vida es el moai, que consiste en tener una red íntima y segura de personas que acompañarán hasta la vejez. Al mismo tiempo, se basan en la sabiduría del ikigai, un concepto japonés que se puede interpretar como “la razón de vivir”. Es, sencillamente, pensar en un propósito para que la vida tenga sentido a medida que se envejece.
Los habitantes de Okinawa llevan una alimentación basada en las plantas y que también incluye en gran medida el tofu, la soya y la sopa de miso. Con respecto a otras curiosidades de los japoneses de esta zona azul, se puede decir que disfrutan de realizar caminatas, dedicar mucho tiempo a su jardín y exponerse de forma regular a la luz del sol, para así recibir vitamina D. Ese nutriente es clave para la salud, pues ayuda a absorber el calcio y mantener los huesos fuertes.
3. Ikaria, Grecia
Esta isla mediterránea se sitúa en el mar Egeo, y antiguamente, fue punto de encuentro de invasiones romanas y turcas. Según lo que pudo descubrir Buettner y su equipo, en esta zona son muy escasos los casos de demencia y de enfermedades crónicas.
Los residentes de Ikaria intentan incorporar la actividad física en su vida diaria, pero casi sin darse cuenta, por ejemplo, cuando hacen jardinería o caminan a todos lados donde deben ir. Llevan una dieta de estilo mediterráneo, donde los principales elementos son las frutas, verduras, cereales integrales y aceite de oliva. Además, en lugar de leche de vaca, optan por la de cabra.
Al igual que los sardos, los ikarianos buscan que su familia y sus amigos sean algo prioritario en sus vidas. Normalmente toman un siesta a media tarde y disfrutan tener un momento de tranquilidad, al tomar té de hierbas junto a sus seres queridos.
4. Península de Nicoya, Costa Rica
Nicoya es la península más grande de Costa Rica. A su costado se ubica el Océano Pacífico. Se ha identificado que las personas más longevas de esta zona azul caribeña tienen muy claro cuál es su propósito o plan de vida, y al mismo tiempo, sienten que son una gran contribución a quienes los rodean.
Tienen el agua más pura de Costa Rica, lo que probablemente sea una explicación de que los nicoyanos no tengan tantas enfermedades al corazón. Acostumbran a cenar por la noche, pero siempre algo ligero. Durante muchos años su alimentación se basó en maíz, frijol y calabaza.
Los nicoyanos, al mismo tiempo, están constantemente recibiendo a otras personas en sus hogares para conversar. Tal como sucedía con los centenarios de Okinawa, los residentes de esta península siempre están tomando una pequeña dosis de sol para recibir vitamina D.
5. Loma Linda, Estados Unidos
A diferencia de las otras zonas azules, Loma Linda no es una isla o península, sino que una área que concentra a una comunidad de 9.000 adventistas. En este lugar, de hecho, fue fundada la Iglesia Adventista del Séptimo Día en 1840. Se sitúa a 100 kilómetros de Los Ángeles, California.
Los residentes de Loma Linda consiguen vivir una década más que el promedio de los estadounidenses. Una de las costumbres que presentan en su vida cotidiana es que dejan un día a la semana exclusivamente para descansar, dedicar tiempo a la familia y a su religión.
Adicionalmente, los adventistas incluyen la actividad física regular y de baja intensidad en su rutina, lo que les ha permitido bajar los peligros de padecer enfermedades cardíacas y cáncer.
Con respecto a la alimentación, los habitantes más antiguos de Loma Linda buscan tener una dieta equilibrada, que contenga frutas, verduras, legumbres y frutos secos, y con una baja presencia de sal y azúcar. También consumen carne con mucha moderación, y en algunos casos, hay adventistas que siguen una dieta vegetariana.