Las joyitas gastronómicas por descubrir en el Barrio Yungay

Pollería Marjorie, Barrio Yungay
Carmen Zamora, dueña de la Pollería Marjorie, en pleno Barrio Yungay. Todas las fotos: Isidora Díaz.

Dulces de la abuela, sazón peruana, recetas con historia: este sector de Santiago, tan mediático en las últimas semanas por su nuevo vecino -el Presidente electo Gabriel Boric-, esconde en cada esquina un trozo del gran imaginario de deliciosos sabores que atraviesan generaciones.


Un pollo a la brasa peruano con perfecta sazón; un sendo costillar de chancho cuya receta ya cumple 70 años y un kuchen de nuez en clave casera. Quien escribe las siguientes líneas está segura de que estos tres emprendimientos gastronómicos tienen todo el potencial para conquistar el corazón de los habitantes la nueva casa presidencial. Y bueno, también el de cualquier persona que quiera comer rico, a precios accesibles y con esos sabores que incluyen un nostálgico viaje culinario al pasado.

Sazón auténtica y a toda hora

Carmen Zamora, de nacionalidad peruana, llegó a Chile a los 17 años. Tuvo distintos trabajos hasta que con mucho esfuerzo se instaló en calle Carmen con un restaurante. Sin embargo, no le fue bien “y de las caídas una aprende”, cuenta. Así fue como en 2018 abrió la Pollería Marjorie -en honor a su hija-, con el apoyo de una socia que aún reside en el Perú. También se hizo cargo del Minimarket La Cajamarquina, que está en la misma esquina.

La nueva locación no fue casual: tras diez años viviendo en el Barrio Yungay tuvo la intuición de que allí la historia sería diferente. Tal cual: a ambos negocios les va bien. El minimarket, que tiene absolutamente de todo, es un ir y venir de clientes hasta las 12 de la noche, y el restaurante -que sobrevivió a la pandemia gracias al delivery- hoy tiene un público fiel que va a diario por sus convenientes almuerzos, sus pollos asados en sazón tradicional y sus generosos piqueos mixtos.

Carmen Zamora, Pollería Marjorie, en el Barrio Yungay
“Me gustaría invitar al Presidente a que venga a conocer la sazón. Que se pruebe todos los platos de la carta y si es alérgico o hay algo no le gusta, le cocinamos a su gusto”, dice Carmen Zamora.

“Había rumores de que el Presidente se iba a venir a vivir aquí. Siempre se van a La Dehesa, Las Condes, Vitacura. Lo bueno es que se ve en la preocupación por el barrio; antes tú tenías un problema con un desagüe, llamabas a la empresa de agua, ochenta mil reclamos y nada, pero ahora sí vienen; así es, y la seguridad también está mucho mejor”, reflexiona Carmen Zamora.

Le preguntamos qué le recomendaría comer al Primer Mandatario: sin dudarlo, Carmen dice que lo mejor es el Piqueo Marjorie, que trae ceviche de reineta y jalea peruana (trozos de pescado frito con salsa criolla), y que puede ser en tamaño familiar o en fuente personal. “Si es gente chilena pueden comer hasta cinco; si es gente peruana alcanza para tres, a lo más cuatro… los peruanos comen harto, para qué andamos con cosas”, revela entre risas.

“Me gustaría invitar al Presidente a que venga a conocer la sazón. Que se pruebe todos los platos de la carta, porque va a haber uno que realmente le va a fascinar, y si es alérgico a algo o hay algo no le gusta, le cocinamos a su gusto”, invita la emprendedora. “Y, a la hora que sea, le vamos a dejar a su casa lo que necesite, de la Pollería o del minimarket”.

En el restaurante los precios son amables: Los días de la semana, colación diaria con sopa o ensalada más plato de fondo cuesta $3.800. El ¼ de pollo asado con agregado y ensalada cuesta $5.000. El Piqueo Marjorie en formato familiar, $22.000.

Pollería Marjorie. Rafael Sotomayor 264. Abierto todos los días de 12:00 a 00.00 horas.

Minimarket La Cajamarquina. Huérfanos con Rafael Sotomayor. Abierto todos los días de 07:00 a 00.00 horas.

Tradición familiar de cuecas y chancho

En 1952, Enrique Araya y Melania del Carmen Zúñiga fundaron el mítico restaurante El Huaso Enrique. Tras casi setenta años, quienes dan continuidad a esta historia son los descendientes de la difunta pareja: su hija Carmen Gloria Araya y su nieto Andrés Rojas. “No hay que perder la esencia: lo que hacían ellos, hay que hacerlo uno y siempre seguir, siempre mejorar”, reflexiona Carmen Gloria Araya, quien tomó las riendas del negocio hace 15 años.

“Yo no tenía idea de nada, pero de nada del negocio”, rememora Carmen Gloria, quien siempre había trabajado como operadora de turismo. “Don Sergio, un garzón que tenía años aquí, me enseñó todo: a montar las mesas, por qué lado servir, a preparar un pisco sour, una vaina”. Al mismo tiempo, fue aprendiendo de su mamá los secretillos de las recetas; cómo aliñar las carnes y cómo lograr que la plateada y el costillar -platos insignes del lugar- quedaran lo más parecido posible a como ella los hacía.

Hoy, Carmen Gloria Araya se encarga de la cocina en El Huaso Enrique; junto a dos ayudantes, prepara personalmente sabrosas y contundentes raciones, sin duda el combustible de las animadas noches de cueca que son sello de este local.

Carmen Gloria Araya, El Huaso Enrique, Barrio Yungay
Hace ya 15 años que Carmen Gloria Araya tomó las riendas de El Huaso Enrique, restaurante heredado de sus padres.

No todo ha sido fácil: después del estallido social sufrió de un infarto al miocardio, cayó en deudas y luego vino la pandemia. Sorprendentemente, la emprendedora cuenta que si no hubiese sido por el COVID-19, El Huaso Enrique ya no estaría en manos de su familia, pues era tal la gravedad de la situación que para marzo de 2020 estaban listos para vender o arrendar. “La pandemia ayudó a no cerrar, porque nadie, ni los bancos, te podían poner la soga al cuello para pagar”.

Más allá de la pandemia, lo que realmente mantuvo vivo al restaurante fue la comunidad: “Amigos y clientes maravillosos que me apoyaron económicamente, que me llamaban por teléfono para saber cómo estaba. Ellos nos dieron apoyo psicológico y monetario; son clientes que han venido todas las semanas por 15 años, parte del inventario, les digo yo”, relata emocionada.

En tiempos difíciles se sumó al equipo su hijo Andrés, ingeniero comercial, quien se encarga de la administración. Paula Chávez, de nacionalidad colombiana y pareja de Andrés, está a la cabeza del servicio, desde la apertura en la mañana hasta la preparación del pebre. “Ella ha sido un tremendo apoyo”, cuenta Carmen Gloria.

Así es como se ha ido configurando un nuevo equipo familiar en el restaurante, siempre con la ilusión de volver a ver el esplendor de otras épocas. “La vida tiene altos y bajos, y cuando son bajos son bajos, bajos, bajos, y cuando son altos, hay que saber aprovecharlos muy bien”, reflexiona.

Hoy, y considerando las restricciones aún vigentes, a El Huaso Enrique le volvió el alma al cuerpo: sigue con sus clases de cueca, sus eventos viernes y sábados, y su tentadora oferta de platos y tragos. Por supuesto, están expectantes respecto del nuevo domicilio presidencial, a solo un par de cuadras del local.

“Indistintamente de su tendencia política, para cualquier ciudadano es un honor tener a un Presidente de vecino”, dice Carmen Gloria, y añade: “Le deseo toda la suerte del mundo, que le vaya espectacular”.

Restaurante El Huaso Enrique, Barrio Yungay
El Huaso Enrique preserva recetas familiares con más de 70 años; entre ellas, la de un delicioso arrollado.

Carmen Gloria Araya tienta al Presidente electo con dos opciones: “Si es bueno para comer hay dos platos: uno es el costillar y el otro es el Huaso, que lleva arrollado, costillar, prieta, longaniza y papitas cocidas -como una mini parrillada de cerdo-, para que deguste un poco de cada cosa; es un plato que se lo come una pareja”.

¿Se tentó ya, Presidente?

Maipú 462, Santiago. Horarios: martes a jueves, de 13.00 a 21.00 horas; viernes y sábado, de 13.00 a 00.00 horas; domingo, de 13.00 a 17.30 horas. Lunes cerrado. @elhuasoenriqueoficial en Instagram.

De dulzura y esfuerzo

Sabores de Nuni es un emprendimiento absolutamente familiar, liderado por el matrimonio de Ángela Velázquez y Pedro González. “Es un proyecto de años que no habíamos podido concretar por un tema económico, hasta que después de mucho tiempo logramos juntar los ahorros; también pedimos un crédito de consumo”, cuenta Ángela Velázquez.

Tras dos meses de búsqueda dieron con el local perfecto: “Por el porte y la ubicación, creo que le dimos el palo al gato”, dice. Por fin, en agosto del 2019, abrieron las puertas de Sabores de Nuni, pequeña panadería y pastelería que rápidamente se ha ganado el cariño de los vecinos de del Barrio Yungay, quienes han sabido premiar la calidad de sus productos y el hecho de que sea un pequeño negocio familiar. “Los vecinos aquí son muy organizados, protegen y cuidan su entorno”.

Pastelería Nuni, Barrio Yungay
Si al Presidente Boric le da un antojo por comer torta de tres leches, en Sabores de Nuni encontrará este pastel y deliciosos berlines y kúchenes.

“Este era un sueño más de mi marido, porque él desde los 12 años que ha trabajado en el rubro y ya quería independizarse”, dice Angela Velázquez, que antes trabajaba como asistente de aula en un colegio municipal y que hoy se encarga de la administración del local. Pedro González, de nacionalidad peruana y con vasta experiencia en pastelería y panadería, es quien elabora diariamente la totalidad de los productos que se ofrecen. Hay talento: basta mirar su berlines orondos y perfectos para saber que hay un verdadero maestro tras el mostrador.

Atento, Presidente: aparte de los ya mencionados berlines, en Sabores de Nuni tienen caracolas y canastas de hoja, repollitos, strudel de manzana, kuchen de manzana y de nuez, pasteles de tres leches, de selva negra y de panqueque; en invierno hay croissants y medialunas; y también empanadas de pino, de queso y queso-camarón en masa de hoja. También tienen pan fresco todos los días de la semana. ¿Las estrellas absolutas? El pie de limón y el kuchen de nuez, que se pueden pedir enteros o en trozo personal -$6.990 y $8.490 respectivamente, en el tamaño familiar-.

Los González-Velázquez están contentos. A pesar de la pandemia y las alzas de precio del harina su nuevo negocio ha logrado salir adelante. “Uno apuesta, pero también tiene expectativas; las que teníamos se han cumplido con creces, porque la idea es que cada año sea mejor, y nos ha ido muy bien”, reflexiona Ángela, satisfecha. Y cómo no, si con el amor que le ponen a sus dulces y pancitos, no podría ser de otra manera.

Compañía 3030. Lunes a sábado, de 09.00 a 20.00 horas; domingo, de 10.00 a 16.00; feriados, de 10.00 a 17.00 horas.



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