Para el penalista parecía que lo peor del “caso audios” ya había pasado. Hasta febrero se había recluido en su casa en Vitacura y en la playa, sus cercanos le daban ánimo y su defensa insistía en que la Fiscalía le devolvería su teléfono. Pero luego vino la formalización del director de la PDI por enviarle material de causas reservadas, dejando a Hermosilla, una vez más, en el ojo del huracán.
24 mar 2024 12:12 AM