Con sueldos bajos, una inflación anual de 14,1% y arriendos que, sólo este año, han subido 25% en promedio en la Región Metropolitana, los menores de 35 años se están dando cuenta de una verdad dolorosa: la promesa de que con estudios, ahorro y constancia era posible comprar una vivienda no se va a cumplir para ellos. No sólo eso: muchas veces sacar una carrera y trabajar ni siquiera alcanza para arrendar con una mínima comodidad. Porque, como estas seis historias muestran, lo que el mercado les ofrece, en el rango de precios que pueden pagar, son departamentos chicos, en esquinas ruidosas, alejados de los barrios donde proyectaron iniciar su vida adulta.