Carlos Correa
Ingeniero civil industrial, MBA
La decisión de cerrar la fundición de Ventanas puede leerse como tragedia, pero es una tremenda oportunidad para el Presidente. Si se mantiene el timón firme, se cae esa especie de caricatura que hace la oposición de un Presidente sin capacidad de gobernar.
La derecha no tiene otra posibilidad que abrirse a cambiar la Constitución vigente, como lo ha dicho el senador Macaya en innumerables ocasiones. Es razonable la duda en tal convicción, pues con anterioridad la estrategia política ha sido simplemente bloquear todo cambio hasta donde sea posible.
La verdad es que a diferencia del eficiente Jaime Guzmán, ese intento de blindar la nueva Constitución no tiene mucho sentido político. Si se logra el difícil escenario que el Apruebo gane por una ventaja amplia, a ningún parlamentario actual se le ocurrirá proponer modificaciones que podrían ser impopulares. Si la victoria es por un margen estrecho, escenario mucho más probable, es muy factible que se busquen amplios acuerdos para reformas, incluso por el gobierno, y así tener gobernabilidad.
La falta de seguridad pública es una amenaza real a la democracia. Si bien no tenemos el nivel de delitos que padecen otros países latinoamericanos, es fuera de toda duda que vivimos una escalada, una policía sin los niveles de apoyo anterior como reconoció el propio general director, mayor poder de fuego de las bandas delictuales; y señales incipientes de la existencia de grupos criminales que actúan con impunidad en zonas donde el Estado no puede entrar.
El contraste entre este torrente de apariciones, versus el segundo plano que jugó en los primeros días, llama la atención y hace necesario pensar sobre sus causas y consecuencias. Quedaron atrás los días en que los ministros se desplegaban y el presidente en un segundo plano leía las cartas de Diego Portales.
Desde la mesa de la Convención se han pintado la cara de guerra y han sido duros con las ideas de extender el plazo u otras posibles puertas de salida. Leen correctamente que, si hay un acuerdo político para una tercera vía, se libera el factor moral para votar Rechazo, y por tanto el trabajo de un año terminará en la basura.
El país en la situación que vive necesita una centroderecha democrática que haga una oposición responsable, y no lo que se ha visto en el Congreso, donde opositores buscan llamar la atención con polémicas absurdas, o poniendo velas en churrascos para burlarse del Presidente.
El fin del Senado no marcará ni más ni menos puntos en la decisión de las personas en plebiscito de salida. Ha generado mucha más pasión y discusiones entre incumbentes que otras decisiones polémicas del organismo constitucional. Cabe preguntarse, entonces, por qué tanta preocupación por el Senado, y cuál es el sistema político que están dibujando los convencionales. Curiosamente ambas preguntas están relacionadas.