Cuando muere, con apenas cincuenta y cuatro años, uno de tus mejores amigos, y recuerdas que tienes cincuenta y ocho años, comprendes que la muerte te espera agazapada a la vuelta de la esquina y que no podrás disuadirla diciéndole palabras bonitas de pico de oro o hablantín inspirado.
30 dic 2023 09:34 PM