Javier Sajuria
Profesor de Ciencia Política en Queen Mary University of London y director de Espacio Público
El cierre de un proceso no se hace por secretaría ni por buena voluntad. Es cierto que muchas de las demandas que se iniciaron en 2019 continuarán en el futuro, pero al parecer, ya no existe el mismo apetito si es que se rechaza la propuesta actual. Si se aprueba, en cambio, la discusión puede continuar sin importar lo que opine la ciudadanía.
Lo que votaremos en diciembre es el resultado de una estrategia ultraconservadora que ha sido efectiva en otros países del continente, pasando por encima de los derechos de los sectores más vulnerables y discriminados. Está envuelto en un par de propuestas atractivas y llamativas, pero son sólo un par de luces en un montón de sombras.
Con la reciente búsqueda de enfocar todo el proceso en el comportamiento de Allende y su gobierno, vemos en sectores de la derecha un intento de minimizar la responsabilidad que tuvieron otros sectores de la sociedad en llevar al país al quiebre. Quizás para ellos es más importante restaurar una versión torcida de la historia que antes comentaban en silencio, pero que ahora se sienten envalentonados por el paso del tiempo.