
Javier Sajuria
Profesor de Ciencia Política en Queen Mary University of London y director de Espacio Público
Uno de sus efectos más relevantes de la cuenta pública no tiene que ver con lo que diga el Presidente o cómo, sino en cómo se da la discusión entre oficialismo y oposición después de la cuenta pública. La hostilidad entre facciones puede ser más atractiva en el corto plazo, pero nos debiese hacer reflexionar sobre el formato, la utilidad y la necesidad de las cuentas públicas.
La competencia política es vital en una democracia, y que los adversarios sean firmes y duros en sus críticas es lo que les permite crear confianza en que tienen una alternativa real al gobierno de turno. El problema es que la derecha radical -la de Kast, Milei, Meloni o Le Pen– no comulga con ese principio básico de la democracia.
El cierre de un proceso no se hace por secretaría ni por buena voluntad. Es cierto que muchas de las demandas que se iniciaron en 2019 continuarán en el futuro, pero al parecer, ya no existe el mismo apetito si es que se rechaza la propuesta actual. Si se aprueba, en cambio, la discusión puede continuar sin importar lo que opine la ciudadanía.