Un ícono del cine. Jackie Chan es ídolo de multitudes y sus películas, que abarcan más de 200 a la fecha, siguen cautivando a nuevas generaciones. Chan Kong Sang, como es su verdadero nombre, nació en abril de 1954 y con solo 7 años ingresó a la Escuela de Ópera de Pekín, donde aprendió el arte de la actuación a través de la disciplina.
Canto, baile, actuación y acrobacias fueron parte de las herramientas que cultivó durante una década, hasta que a los 17 años comenzó a trabajar como especialista en escenas peligrosas dentro del naciente cine de acción oriental. Un oficio mal pagado y precarizado en el que comenzó a hacerse camino.
“Yo nunca digo: ‘Esta toma no ha salido muy bien, pero queda’. No paro hasta que no esté perfecta, aunque no haga otra cosa en todo el día”, dijo alguna vez el hongkonés, quien en 1978 protagonizó “La serpiente a la sombra del águila”, la cual arrasó en taquilla en las salas chinas, indagando en un nuevo género en el cine de artes marciales.
Pese a ser famoso en Asia, Jackie probó suerte desde la década de los ‘80 en Estados Unidos, hasta que a mediados de los ‘90 dejó de ser solo un artista de cintas de videoclubs y saltar a las grandes ligas, protagonizando éxitos de taquilla.
Hoy, con un Oscar honorífico por sus logros y su filmografía, en Conexión China tratamos de desglosar una de las características fundamentales de su trabajo: cómo logra que sus peleas sean graciosas.
La receta de sus peleas
En 2014, el canal de YouTube Every Frame of Painting reveló los detalles que convierten una película de acción de Jackie Chan un espectáculo de humor.
El primer paso en toda película es que Jackie se pone en desventaja, sin importar la película, tiene una desventaja como estar sin zapatos, esposado o con una bomba en la boca como en Una Pareja Explosiva 2 (2001). Desde ahí, parte una pelea que puede variar con un solo desafío o varios contrincantes.
Cada acción crea una reacción en respuesta, que es lo que provoca el chiste. En el cine, el estilo de la comedia parte en con películas mudas y representantes como Charlie Chaplin o Buster Keaton.
El segundo paso de la receta del actor es que para defenderse ocupa los elementos que tiene alrededor como arma, haciendo uso de su espacio. Pelea con sillas, palitos chinos, plantas e incluso escaleras. Los conflictos son orgánicos, coherentes y sobre todo chistosos por cómo logra zafar de las situaciones a las que se enfrenta.
Un ingrediente importante es el uso de la cámara. Por lo general, en la mayoría de sus películas utiliza planos generales cuando se trata de peleas, a diferencia de alguna cinta occidental donde fuerzan el movimiento con actores que, en lo general, no saben pelear. Jackie Chan, que desde los 7 años practica artes marciales y estudia actuación, sabe trabajar por su cuenta las escenas.
Según el canal de YouTube, el hecho de que Jackie personifique actos en que vea en riesgo su integridad, acción y reacción comparten el mismo plano, impresionando al espectador.
El humor funciona
Para que el humor funcione, Chan ensaya paso a paso las escenas hasta lograr la naturalidad de estas. Si uno recuerda la mayoría de los créditos de alguna película en la que Jackie protagoniza, los minutos finales entregan una serie de escenas eliminadas donde muestran los errores que se cometen mientras buscan llevar al pie de la letra las coreografías de pelea. En su época en Hong Kong, el intérprete contaba con todo el tiempo necesario, incluso meses para grabar.
Las escenas de pelea de Jackie tienen distintos ritmos musicales, un tiempo en el que trabaja en el set con los otros actores.
Lo mismo pasa con la edición moderna en películas occidentales, donde podemos ver cómo los directores o encargados de edición no muestran el golpe completo, cortando el momento del conflicto. Jackie, desde su inicio en los ‘70, busca que el golpe se vea real.
Y quizás el paso más importante de todo lo explicado es que Jackie Chan, pese a demostrar gran habilidad, también se equivoca y sufre cuando pelea. El dolor lo humaniza y da espacio para más humor, siendo sus expresiones faciales un punto aparte dando gracia a sus acciones.
Como todo ciclo, el final de sus coreografías siempre logra salir ganando, pese a comenzar en desventaja. En palabras del mismo Jackie Chan: “Lo que sea que hagas, hazlo bien, porque la película vivirá para siempre. El público va al cine y dice: buena o mala película. Eso es todo”.