Guillermo Núñez lucha contra el mercado
El pintor es el protagonista más activo y prolífico de la muestra Cuatro Premios Nacionales que reunirá, desde el 26 de abril en el Museo de Bellas Artes, sus obras con las de José Balmes, Gracia Barrios y Roser Bru, todos unidos por el compromiso político.
Mientras estuvo preso en Puchuncaví, entre junio y agosto de 1975, el pintor Guillermo Núñez (1930) hizo de la escritura su forma de escape. Es cierto que durante ese tiempo vivió con miedo bajo la tortura e incertidumbre por no saber qué pasaría con él; pero también es cierto que en ese encierro encontró la libertad, una verdad surgió inesperadamente desde su interior y sus ideales y convicciones políticas cobraron aún mayor fuerza. "Desde muy dentro en cada uno, en cada todos, aunque quietos, silenciosos, hay algo que no duerme", escribió el 17 de julio de 1975 en uno de sus diarios de encierro. Fue en esos meses, en que estuvo muchas veces solo y muchas otras vendado, que soñó con proyectos que recién ahora a sus 87 años está haciendo realidad.
Como el de una exhibición popular de sus obras, que no se desarrollara ni en un museo ni una galería, sino en la casa de alguien común y corriente, la que pudo llevar recién a cabo en noviembre pasado en la comuna de El Bosque, donde 14 vecinos recibieron en su casa una obra original de Núñez, para disfrutarla y exhibirla con sus amigos y familiares. "Hay una señora con su hija que incluso tienen un libro de visitas en su casa donde la gente que ve la obra escribe sobre ella. Es muy interesante y estoy muy curioso por saber cómo ha resultado. La idea es que luego esto se replique con las mismas obras en las comunas de La Cisterna y La Pintana", cuenta el artista.
—¿Cuál es su motivación detrás de esta idea?
Terminar con el mercado. La gente generalmente no puede comprar un cuadro. Me interesan sobre todo estas comunas donde hay gente de ingresos más modestos, entonces la idea es que por lo menos tu puedes ser propietario de la obra un tiempo, puedes compartirla y conversar sobre ella, sobre si les gusta o no, sobre qué es lo que entienden de ella. Una vez leí a un crítico que decía que el mercado es el que hace al artista, y no es eso, los hace más egoístas simplemente. Es cierto que muchos artistas dependen del mercado, pero no puede ser esa su única motivación. Por eso esta idea nació cuando estuve preso, porque allí todos contribuiamos a hacer la vida más llevadera.
Durante el gobierno de la UP, Guillermo Núñez fue elegido director del Museo de Arte Contemporáneo y trabajó sobre todo para acercar el arte a la gente, invitando a brigadistas a tomarse las paredes del museo para intervenirlo. A muchos les molestó. "Los de derecha estaban en contra porque sentían que yo prostituía el museo, los de izquierda también, porque decían que el arte no debía estar encerrado, sino en las calles. Yo sólo pensaba que el museo era un arma y que teníamos que usarla para apoyar a Allende", recuerda.
Tras el Golpe de Estado, fue detenido, torturado y luego expulsado del país. Núñez se refugió en Francia, donde vivió por 12 años, y junto a otros artistas como José Balmes y Gracia Barrios, con quienes trabajó para denunciar la dictadura en el extranjero, a través de brigadas artísticas con las que recorrieron varios países europeos, haciendo murales y obras gráficas.
Por estos días, los tres junto a la pintora Roser Bru, se vuelven a reunir simbólicamente en la muestra Cuatro Premios Nacionales, que se inaugura en el Museo de Bellas Artes el 26 de abril, con curatoría de Inés Ortega-Márquez, y que exhibirá obras de los 60, del exilio, pero también nuevos trabajos. De los cuatro artistas, Núñez es quien por lejos se encuentra más activo y prolífico. Mientras que Balmes falleció en agosto de 2016, Barrios se encuentra retirada de la escena artística y Bru, se recupera lentamente de un accidente vascular sufrido en 2015.
"Desgraciadamente nos vemos poco. No estuve con Pepe (Balmes) antes de morir y a Gracia tampoco la he visto. Sé que no está bien, bastante ida y eso es difícil, porque es como si estuviese desaparecida, que es más fuerte que la muerte", dice Núñez.
Por su parte, el artista sigue trabajando a diario en su obra, está preparando la edición de un nuevo libro con poemas e ilustraciones que planea lanzar durante la muestra en el museo. También desde el año pasado está trabajando junto a dos historiadoras del arte, Isidora Neira y Natalia Castillo, para clasificar y digitalizar todo su archivo. Para el proyecto hicieron una campaña de crownfounding vía Kickstarter y lograron reunir cerca de $ 9 millones. "Con dificultad llegamos a la meta y no es tanto dinero pero ya se está trabajando. La idea es que todos puedan tener acceso a mi obra, incluso que puedan reproducir algunas en alta calidad. El asunto es que el tema económico no sea un impedimento", plantea Núñez.
—¿Cómo ve a los artistas de hoy?
—Creo que hoy hay un afán de ver el arte más como una profesión en el sentido de que tiene que rendir frutos económicos y no necesidades más íntimas y esto sucede en el mundo entero. Cuando yo estudiaba, en cambio, mi generación nunca pensó que iba a vivir del arte, nosotros ibamos a vivir para y no de. La venta no era un tema. Viviamos en una época mucho más solidaria.
—Usted siempre ha sido un artista muy político ¿Cómo vivió la vuelta a la democracia y cómo ve la política hoy?
—Cada uno volvió a su casa y de a poco el tema colectivo ha ido desapareciendo, nos volvimos más individualistas, enfrascándonos en nuestros propios temas. Por eso es tan bonito ahora que nos reunamos cuatro de nosotros en esta exposición. Yo ahora estoy separado de los partidos políticos, se han quebrado muchas cosas y el panorama es distinto que hace 40 años atrás. Muchas de las cosas que creíamos a pie juntillas resultaron no ser ciertas, entonces se va achicando el mundo y uno se va metiendo más en uno mismo.
—¿Esta lejanía con la política ha afectado su obra?
—No, porque yo siempre he puesto en primer lugar la pintura. Nunca el aspecto político se debe anteponer a eso. Es la base, la inspiración, el impulso, pero la pintura es pintura. La gente puede no saber de donde sale todo eso e identificarse. A mí lo que me mueve es la política del ser humano, sus emociones, lo que brota desde dentro de ellos.
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