Una vida en la carretera: las obras de Bob Dylan
Tres títulos reúnen la producción narrativa del cantautor y último Premio Nobel de Literatura, que regresan a librerías esta semana actualizados y en versión bilingüe, editados por Malpaso. Ahí están su novela Tarántula, Crónicas y Letras, que abarca su producción desde 1962 hasta Tempest.
Brindaron con champaña. Fue a inicios de abril en Estocolmo cuando el cantautor Bob Dylan (76) se reunió con 12 miembros de la Academia Sueca. Entre copas, risas y una guitarra recibió el diploma y la medalla del Premio Nobel de Literatura. Esto luego de que el 13 de octubre del año pasado, el elusivo cantante, figura central de la contracultura, fue designado ganador de la máxima distinción de las letras por "haber creado nuevas expresiones dentro de la gran tradición de la canción estadounidense".
Su premiación dividió a quienes defendían la obra de Dylan como parte de la historia literaria y quienes no soportaron que se premiara a un cantante formado en el folk.
Pero esa discusión ya era historia cuando brindó con los académicos en Estocolmo. Claro que la celebración no pudo extenderse: el artista nacido en Minnesota, en 1941, como Robert Allen Zimmerman, daba un concierto esa noche. Semanas antes ya había enviado a la Academia su discurso de agradecimiento impreso, en el que nombró a Shakespeare, una de sus influencias.
"Creo que se consideraba un dramaturgo. El pensamiento de que estaba escribiendo literatura no podría haber entrado en su cabeza. Sus palabras fueron escritas para el escenario, con la intención de ser habladas, no leídas...", señaló, para terminar: "Ni una sola vez he tenido tiempo de preguntarme: '¿Son mis canciones literatura?'".
"Premiar a Dylan es como ponerle una medalla al Everest por ser la montaña más alta", dijo el músico y poeta Leonard Cohen cuando se enteró del Nobel al creador de Blonde on Blonde.
Ahora la frase promociona una de las tres nuevas ediciones recién publicadas por el sello español Malpaso: Crónicas I, Letras y la novela Tarántula. Los títulos suman más de 1.600 páginas en total, actualizados y en edición bilingüe estarán disponibles en librerías locales a partir del jueves.
"Dylan es el peor enemigo de sí mismo", dice Julián Viñuales, editor de Malpaso, quien antes lanzó Letras por Global Rhythm Press. "Lo ves en sus conciertos, él va introduciendo toda suerte de variaciones y arreglos, que hacen que incluso los más avezados tengan dificultades para reconocer sus canciones. Y esa revisión de las composiciones en este nuevo volumen se volverá atractivo para los fans, porque deja en evidencia cómo el artista sigue escudriñando en los recuerdos, tratando de dar con la formulación perfecta", agrega. La edición anterior llegaba hasta 2001. El volumen actual abre con Talkin New York, de su primer disco, de 1962, y cierra con Roll on John, de Tempest (2012). En total: 34 álbumes que son presentados en inglés y español, para luego narrar el origen de cada tema.
Un extraño artefacto
Una vida en la carretera y en medio de la historia. "Yo nací en la primavera de 1941. La Segunda Guerra Mundial ya asolaba Europa, y EEUU pronto intervendría en ella. El mundo estaba saltando en mil pedazos, y el caos recibía a los recién llegados con un puñetazo en la cara", escribe Dylan en Crónicas I, su autobiografía, publicada en 2004 y anunciada como una trilogía.
En el título cuenta su llegada a Nueva York en 1961, su admiración por Woody Guthrie, su vínculo con la generación Beat -especialmente su amistad con Allen Ginsberg-, sus reflexiones sobre el arte y la guerra, hasta la creación del disco Oh Mercy (1989). "Al componer una canción, uno expresa una visión del mundo, aunque a veces hay pocas probabilidades de que esa visión sea acertada", apunta en Crónicas, cuyo segundo volumen hoy está en proceso de escritura, según su agente Andrew Wylie. Quizá narrar aspectos más personales lo tiene sin cuidado: posee un pasado de excesos, amores y divorcios complejos, dos matrimonios y cinco hijos.
Siendo un veinteañero, en los 60, pasó de tocar en bares acompañado de su armónica, por pocos dólares, a grabar nueve discos durante esa década. Y a mediados de ella apuntó un extraño artefacto literario: Tarántula, su única novela. El libro se compone de prosa y versos, dividido en breves capítulos. Calificada de "fallida" por la crítica, en sus páginas se concentran sus temas de siempre y hay guiños que también están en sus letras: la tradición de la cultura americana, las baladas inglesas, alusiones bíblicas, el desamor y el absurdo. "¿Por qué por Jesucristo has de ser Solo otro idiota?", escribe en fragmentos que suman aliteraciones, arcaísmos, citas y jergas que complican a sus traductores. "Mira aquí abajo y aprovecha tu pasión de jugador, convierte en héroes a los expertos de la cuerda floja, en convictos a los presidentes. Desafía al destino, pero que nadie hable con los ermitaños ni con las clases bajas...", anota en Tarántula, cuya edición original apareció en 1971. Cinco años después de lo previsto. Esto luego del accidente en motocicleta que lo alejó ocho años de los escenarios.
Si los escritores Robert Frost, Edgar Allan Poe, Arthur Conan Doyle, Rabelais, Henry Miller y Robert Burns son nombrados en Tarántula, no son pocos los creadores que acompañan a Dylan en sus Letras. "Ante todo me considero un poeta", dijo en los 70 quien ha vendido más de 50 millones de discos.
"¿Qué se siente/ Qué se siente/ Vagando sin hogar/ Por todos ignorada/ Como un canto que rueda?", se traduce el estribillo de Like a Rolling Stone en el nuevo ejemplar de Letras.
Los fanáticos harán su crítica a cada frase por cada álbum hasta llegar a Tempest, considerada su última creación. El libro no cuenta con Christmas in the Heart (2009), compuesto de villancicos y canciones de Navidad; Shadows in the Night (2015), basada en temas de Frank Sinatra ni Fallen Angels (2016) versiones de clásicos realizadas por compositores como Harold Arlen y Sammy Cahn.
Por estos días el Premio Nobel promociona su último trabajo: un triple disco titulado Triplicate, compuesto de temas de otros. "Caminaré por el desierto hasta recobrar el juicio/ Ni siquiera pensaré en lo que dejo atrás/ Allí no hay nada que pueda llamar mío/ Vuelve a casa, déjame en paz", escribe Dylan hacia el final del libro.
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