Algo parecido al fervor

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Inauguró Viña 2015 con un show desabrido y ahora es toda una maniobra contratarlo para que regrese a la Quinta Vergara.


La vida de Luis Fonsi (39) ha cambiado radicalmente y todo por una canción como "Despacito" que desde enero adelanta un próximo álbum en vilo. El single junto a Daddy Yankee y que trepó aún más con la versión de Justin Bieber, se ha convertido en un hito en la historia del pop y un fenómeno global. A Fonsi ahora lo conocen en Turquía, en Egipto, va al programa de Ellen DeGeneres. La cifra es absurda en Youtube. Cuatro mil millones de reproducciones.

Anoche llegó al Movistar Arena y este viernes repite en el mismo lugar con la gira Love + Dance, un título literal. Su show consiste en eso, en las power ballads que le han dado notoriedad en 19 años de carrera, y en esta faceta bailable que antes era secundaria en su repertorio y que ahora clama un protagonismo inesperado gracias a "Despacito".

Corren segundos en reversa en la pantalla gigante, luego imágenes de grandes capitales como Tokio y Londres para enfatizar que ahora lo conoce todo el mundo. El sonido no está bien resuelto. La batería desplaza al resto de los instrumentos. Los bailarines tampoco son de elite. No lucen precisamente gimnásticos ni coordinados. Juegos pirotécnicos engalanan la primera canción "Tanto para nada", un medio tiempo que empalma con "Corazón en la maleta", un corte con aderezos de viejo rock & roll. El público corea entusiasmado y más gritos reciben a "Nada es para siempre". Los guardias piden al público que se siente y la gente obedece de inmediato, una rareza en el Movistar. La audiencia tiene algo de familiar, entusiasta pero que no se desborda consonante a lo que suele suceder con Luis Fonsi en vivo. Canta bien, tiene un repertorio interesante, pero no la rompe.

Siguen más baladas como "Imagíname sin ti". Se arma un karaoke. Tras el tema saluda y dice que Santiago es mágico. Advierte que "vamos a mezclar ritmos, sabores, colores" por si no queda claro de qué va la gira. Presenta "Apaga la luz". Dice que es nueva, un corte bailable, picarón, de base reggaetonera pero con mejores arreglos y armonías que el promedio del género. La bolita sigue en la casilla power ballad con "Gritar" y gira hacia la bachata con "Llegaste tú", una canción sobre la paternidad. Viraje de regreso al Caribe con "Yo te propongo".

Curiosamente el público no reconoce los primeros compases de "Quién te dijo eso", uno de sus grandes éxitos. Remata el primero de dos bloques con "Por una mujer" y la banda se queda interpretando un instrumental acrobático mientras Fonsi desaparece para regresar con otro vestuario.

Se viene "Despacito", la primera de dos versiones programadas. Luis Fonsi empieza a cantar en inglés algo que parece una balada. Pone en práctica cabriolas de R&B y sigue el suspenso. Entonces arranca el hit del momento en el mundo entero. El público no se aguanta y olvida las butacas lo que dura la canción.

Algo parecido al fervor contagia al Arena.

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