Grammy Latinos: tu tonta falta de querer

MonLaferte

Si Mon Laferte y Benjamín Walker ganan o no, eso está por verse, pero Chile desde hace mucho tiempo viene demostrando tener buena salud artística como para aspirar a algo más que dos mezquinas nominaciones.


Si es por ser optimista, el foco del anuncio debería está bien puesto: Mon Laferte y Benjamín Walker están nominados a los Grammy Latinos y ésa es sin duda una buena noticia. Sin embargo, el celebrado hito confirma también una realidad menos feliz: la representación minúscula que tiene la música chilena en el contexto del mundo latino.

No vamos a discutir aquí si los Grammy Latinos tiene valor o no, básicamente porque muchas veces el juicio se inclina a la crítica cuando nos omiten y a las felicitaciones cuando nos incluyen. Pero lo concreto es que existe una brecha insalvable entre los pocos nombres que son incluidos en esta lista preliminar y la cantidad de grupos y solistas nacionales que, por criterios similares, también merecerían estar.

Como en otras instancias las razones van más por la falta de lobby que de mérito. Porque independiente de lo rentable que es Chile como plaza de espectáculos para la región, lo cierto es que el país sigue siendo irrelevante a la hora de influir en los destinos de la industria del pop latino. La distancia y los escasos compatriotas que pueden votar explican en parte esta sensible omisión, así como también la precariedad con que ciertas oficinas de representación intentan vender a sus respectivos artistas en el extranjero.

Lo real es que hay algo que no cuadra. Muchos de los países con más presencia (Argentina, Colombia, México) vienen observando con admiración lo que sucede en Chile, léase, múltiples discursos musicales y talentos como hace tiempo no se escuchaba por estos lados.

Sin embargo, eso no se expresa en una mayor visibilidad de nuestro repertorio a nivel regional y continental.

Simbólico en este sentido es lo de Mon Laferte que a pesar de que ya ganó un Grammy Latino en 2017, apenas postula en una categoría cuando -chovinismo fuera- ha hecho más cosas en el último tiempo como para justificar más postulaciones.

Al final del día, y como todo en la vida, la cosa es subjetiva. Pero la sensación general es que Chile está subrepresentado y que eso normaliza y eterniza nuestra posición marginal en esta industria. Si Mon Laferte y Benjamín Walker ganan o no, eso está por verse, pero Chile desde hace mucho tiempo viene demostrando tener buena salud artística como para aspirar a algo más que dos mezquinas nominaciones.

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