En busca de aquel sonido: la biografía enciclopédica de Morricone
El libro, planteado a modo de diálogo con el músico Alessandro de Rosa, repasa en detalle -con transcripciones en partitura incluidas- los procesos de creación de música para películas, como también la relación del compositor con otras personalidades del mundo del cine.
Fanático del ajedrez, tanto que pensó en dedicarse a ello o a ser médico antes que ser músico. Sin embargo, su camino era este último. Haciendo esta revelación es que Ennio Morricone comienza En busca de aquel sonido: mi música, mi vida, libro biográfico planteado a modo de conversación junto al músico Alessandro de Rosa, quien se inició camino en el mundo de la composición por consejo del mismo Morricone.
En busca de aquel sonido: mi música, mi vida muestra a una de las mentes tras el trabajo musical cinematográfico realizado por décadas. Si bien parte con un relato cronológico, luego el texto se divide en temáticas. El material biográfico está tan bien organizado que, de tener un índice mucho más detallado, podría considerarse hasta un texto enciclopédico (algo que se potencia con las listas de sus composiciones ordenadas por fecha). Por ello mismo, puede leerse sin seguir el página-por-página.
Morricone dijo en una visita a Chile que él no se consideraba una estrella de rock. Esto se nota en el volumen de sus memorias, ya que a diferencia de otros libros sobre la vida de músicos populares, llenos de situaciones extramusicales, acá el compositor ahonda en cómo concibió las piezas de películas en las que trabajó, precisando incluso la elección de instrumentos en base a la diferenciación de personalidades dentro de una película, como también la definición de una tonalidad base para marcar un estado de ánimo.
A su vez, la conversación de Morricone con De Rosa repasa la relación del músico con directores como Sergio Leone (Trilogía del dólar y Érase una vez en América), Pier Paolo Pasolini (Trilogía de la vida) y Giuseppe Tornatore (Cinema Paradiso, La legenda de 1900 y Malena, entre otras), contando también cómo trabajó con ellos y las evoluciones que tuvo en su carrera, principalmente con el primero. Sus pares John Williams, Jerry Goldsmith y Luis Bacalov también son tópico de las páginas.
Otro de los episodios que el compositor recuerda es la obtención del Óscar honorífico en 2007, premio que a todas luces parecía llegar desfasado dada su trayectoria —compuso cerca de 500 bandas sonoras— y que el hecho de no recibirlo tuvo al músico molesto por años (fue nominado en cinco ocasiones antes de recibir el galardón). "Verás, los premios no son más que un momento y, en medio, está la vida. Quizá, cuánto más cuesta conseguirlos, mayor es la satisfacción que brindan", relata.
Morricone, con 90 años recién cumplidos, también repasa el presente de la música popular y en cómo se orienta su creación y posterior consumo: "con frecuencia creciente, se confunde la excelencia de un solista de jazz con la sustancia de su música. El rock existe solamente en la 'genialidad', en la peculiaridad del ejecutante y no en el lenguaje en sí mismo. Esto vale, asimismo, para la música pop, donde el mensaje musical es tan estéril y conocido que lo que suele marcar la diferencia es el arreglo y, a veces, ni siquiera el arreglo".
A raíz de una operación por una hernia en 2014, "El Maestro" también reflexiona sobre su futuro, afirmando que, pese a su edad, intenta mantenerse en actividad lo más posible.
Ya hacia sus últimas páginas, el libro cuenta con testimonios de quienes compartieron con él. Luis Bacalov, Giuseppe Tornatore y Bernardo Bertolucci son parte de esta sección.
Así, En busca de aquel sonido: mi música, mi vida, es un libro tremendamente rico, no solo desde la perspectiva biográfica de un compositor prolífico y de renombre como Ennio Morricone, sino también desde el área de la creación de ideas, pues sus ejemplos suelen apegarse más a analogías que pueden ser comprendidas por cualquier tipo de lector.
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