Ana Tijoux vuelve a Lollapalooza Chile convertida en ícono

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Ana Tijoux's new album, <em>Vengo</em>, comes out March 18.

Recién confirmada para la edición 2019 del festival, la MC llegará a Lollapalooza cuando La Cumbre le haya entregado el premio Ícono del Rock en enero próximo, tal como ya lo hizo con Jorge González, Álvaro Henríquez y Los Jaivas. "Estoy muy agradecida, fue inesperado. Creo que todos estamos a la altura, todos los músicos y colegas. Es un gran honor", contó hace poco a Culto cuando conoció la noticia.


Tijoux llegará además ad portas de lanzar una nueva producción con su firma, el esperado álbum sucesor de Vengo, ese manifiesto de 54 minutos de duración que lanzó en 2014, el primer trabajo donde la ex Makiza graba todos los instrumentos, es decir, no fueron sampleados, como en Kaos o 1977, sino que tocados por el productor Andrés Celis, el guitarrista Cristóbal Pérez y el saxo tenor Andrés Pérez, entre más de una decena de músicos, lo que lo convierte en un trabajo orgánico.

En cuentas simples, Vengo es una lectura de la música latinoamericana a través del rap.

No es extraño que la quena, el cajón peruano y la gaita colombiana se fusionen allí con nuevos clásicos del género hip hop, como Like water for chocolate, de Common, y Things fall apart, de The Roots, dos discos publicados a comienzos de milenio y que la MC chilena buscó homologar trabajando en el mismo estudio donde fueron grabados, uno cerca de los callejones que Eminem mostró en la película 8 Mile.

Tanto La bala —su trabajo anterior— como Vengo fueron masterizados por Eric Morgeson, en la misma Detroit donde cantaban, en otra época, Aretha Franklin y Ella Fitzgerald, y donde se creó el imprescindible sello discográfico Motown.

Vengo es el primer disco donde Tijoux prescinde del sello Oveja Negra y edita de manera independiente con La Makinita, una oficina de amigos, aparecida desde las carencias de la producción musical chilena, sin la estructura corporativa de un sello grande.

La Makinita produce además una de las series audiovisuales más interesantes del último tiempo en Internet: un programa llamado En la Makinita, especie de símil del conocido espacio argentino Encuentro en el estudio, del legendario Lalo Mir, entre un puñado de copias chilenas sin profundidad, ni la constancia, ni la variedad del catálogo de este espacio que ha revisado el trabajo de gente como Nano Stern, Congreso y Akineton Retard, entre más de 150 músicos nacionales y latinoamericanos.

En la Makinita no solo exhibe sus registros de música en vivo en una casona patrimonial del Barrio Brasil, en Santiago; además revisa las ideas y los proyectos de vida de sus músicos, dedicados de lleno al oficio y de trabajo a pulso, sin mecenas ni empleos de escritorio.

Dice Tijoux: "Yo me acuerdo que mi mamá, cuando era chica, limpiaba wáter y mi papá era camionero. Nunca le hicimos asco al trabajo. En este oficio que sube y baja a cada rato, el problema de cuando uno dice que pierde el hilo o se engrupe con algo, es cuando perdís la razón del por qué empezaste a hacer este oficio: ser libre, comunicar, cuestionarse, autocriticarse, debatir, dialogar con el mundo".

"Es muy fácil destellar con las luces y el sobajeo incesante, y ahí te quedas y no te moviste más. A mí no me da asco que mañana me vaya mal y tener que volver a trabajar en lo que se tenga que trabajar", asegura la cantante en el capítulo que protagoniza junto a las canciones de Vengo.

Vengo, por así decirlo, no deja indiferente: su producción es notable y estira esa capacidad de Tijoux para erizar los pelos al oírla rimar un tema de Makiza como "En paro", o incluso cuando se lanzó como solista y fue conocida en toda Latinoamérica gracias a su cameo en el sencillo "Eres para mí", de Julieta Venegas, cuando se alejó mínimamente de la canción protesta para mirar hacia otros lados: atrás, como en la tan tocada "1977", o adentro, como en la introspectiva "A veces", de su debut solista Kaos. Incluso cuando se atrevió con su propia lectura de "Shock", de Naomi Klein, en el disco La bala.

Vengo incluye los impecables instrumentales "Interludio agua" y "Los diablitos", y la metralleta de rimas para engrosar el listado nacional de canciones con sustrato: "Vengo" ("como un libro abierto/ ansioso de contar la historia no contada de nuestros ancestros"), "Somos todos erroristas" y "Los peces gordos no pueden volar", escrito para cualquier hijo de vecino. Así lo explica Tijoux: "Dije: 'voy a hacer un tema que sea súper simple, que lo pueda entender mi hijo, que lo entienda el hijo de mi amiga, y olvidémonos de esta hipérbole académica y compleja en las letras'. En verdad, yo le quiero cantar a él. Los convencidos ya están convencidos, ¿cachai? Creo que la única herramienta de resistencia que se tiene son los niños, de darles alguna herramienta para que se puedan mover el día de mañana".

En Vengo hay cuestionamiento, hay rabia y hay una apuesta de vida también. Según la MC: "No hay que seguir ningún camino preestablecido, hay que armar tu camino. Me acuerdo que cuando apareció Lauryn Hill, todas querían ser Lauryn Hill y a mí me encanta Lauryn Hill, pero no soy Lauryn Hill. O aparece La Mala Rodríguez y todas quieren ser La Mala Rodríguez y yo, con mucho respeto, no soy La Mala Rodríguez. Tiene que ver con una cuestión de identidad y de reafirmación de uno, porque si tú veís, incluso en términos de mercado, todas las mujeres que aparecen ahora son extremadamente ricas, extremadamente apretadas, y ojalá se les vea harto el poto y las tetas y sean súper deseables. Pero tú veís una Cesária Évora, una Nina Simone, que es a largo plazo, que es todo lo opuesto, si a uno le interesa ir para allá. Yo espero rapear hasta los ochenta. No veo rapear como una música de jóvenes, creo que es una música de vida. No creo que el folclor, o, no sé, el punk, sea una música de rebeldía momentánea. Es una música de vida. No hay nada más triste que la gente frustrada que dice 'yo cuando era joven escuchaba The Clash'. Loco, uno puede escuchar The Clash o Wu-Tang toda la vida. La rebeldía no se pasa cuando pasai a la vida laboral o cuando tenís hijos: tu rebeldía es de por vida y tu reflexión es de por vida con el mundo".

La música de los sin voz

Dos de los puntos más altos de Vengo son canciones de protesta. Primero, la insurgente "Somos sur", en donde la chilena se acompaña de la rapera palestina Shadia Mansour, que conoció a través del MC iraquí The Narcicyst. Habla Mansour: "Somos muy similares en cierto sentido. Ella es muy melódica y, aunque ella es muy política, tiene mucho mucho amor en su interior (…) Es impresionante cómo se compromete cuando habla de justicia. Siempre está incluyendo a todos, no está pensando solo en mapuches, palestinos o africanos. Eso es algo muy bello".

En el tema le canta a los "callados, omitidos, invisibles". Tijoux lo dice así: "Si bien nació en Estados Unidos, el rap es la música de los sin tierra y los sin voz".

Y segundo, y no menos importante, el tema "Todo lo sólido se desvanece en el aire". La excusa para hablar de Vengo a cuatro años de su lanzamiento.

Un tema que toma su título del Manifiesto comunista. Y se relaciona con la capacidad del capitalismo de disolver tejidos sociales, como la subordinación, lo que lleva a esa clave marxista de que "los trabajadores no tienen nada que perder salvo sus cadenas".

La canción habla de un lugar imaginario donde existe una sociedad idealizada. Por lo tanto, termina siendo inasible. Porque Vengo está cargado de significación, con citas a granel. No es un disco largo, dura poco menos de una hora, pero se hace interminable porque uno inevitablemente sale en búsqueda de esos autores fascinantes, como la MC chilena que, es de esperar, podamos verla sobre un escenario de explanada.

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