Tim Robbins: 300 años de migración que dicen Trump
El actor estadounidense, ganador del Oscar por Río Místico, traerá a Santiago a Mil el montaje The new Colossus, en que doce actores de su compañía The Actor's Gang escenifican las historias de sus antepasados que llegaron a EEUU.
Lo llamaban el Faro de la Esperanza y, entre 1892 y 1956, iluminó el camino de los más de 12 millones de migrantes que ingresaron a EEUU por la isla Ellis, en el puerto de Nueva York. Cerca de allí, sobre el pedestal de la Estatuta de la Libertad, aún se encuentra una antigua placa de bronce de 1903 con una leyenda: "Dadme a vuestros rendidos, a vuestros pobres, vuestras masas hacinadas anhelando respirar en libertad". La frase es de la poeta judío-estadounidense Emma Lazarus y pertenece al soneto final de su poema The new Colossus, de 1883. Y ahora titula la más reciente obra del actor y director Tim Robbins (West Covina, California, 1958), que en enero debuta en Chile para el Festival Santiago a Mil.
Robbins ha sido dirigido por Steven Spielberg, Brian de Palma, Robert Altman, Spike Lee y los hermanos Coen. Y en 2004 se convirtió en el actor más alto (1.96 m.) en ganar un Oscar por su interpretación en Río Místico, de Clint Eastwood. Y a la par de su carrera en filmes como Top gun y Hombre muerto caminando (1995, que le valió una nominación de la Academia a mejor director y donde trabajó junto a su exesposa, la actriz Susan Sarandon), es también un imparable de los escenarios. En 1981 fundó la compañía The Actor's Gang, y desde entonces ha montado más de 200 obras, entre versiones de Mephisto, de Mann (2001); 1984, de Orwell, y Sueño de una noche de verano, de Shakespeare (2012-2016).
De procesos colectivos y pausados, el grupo dictó talleres carcelarios en respuesta a la crisis de los refugiados sirios durante el segundo período de Barack Obama. "Hay una fuerza y una resistencia increíbles en lo que un refugiado o un migrante atraviesa, particularmente cuando lo desconocido está frente a ellos", decía Robbins entonces. Sin embargo, todo sufrió un vuelco con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, en enero de 2017. "Miré a nuestra compañía y tenemos gente de todo el mundo, así que les pedí a todos que pensaran realmente en sus propias familias y en cómo encontraron su camino hasta aquí", contó el director en febrero del mismo año, a días del estreno en Los Angeles de su montaje The new Colossus, que lo tendrá entre el 12 y 19 de enero con funciones en el Teatro Municipal de San Joaquín, el Municipal de Las Condes y el Teatro Biobío de Concepción.
Doce almas nómadas
Corren siluetas en escena. Se estremecen en el frío, esquivan helicópteros imaginarios y empacan sus maletas con desesperación. Doce actores suben a un escenario a oscuras, despojado de casi todo elemento. Hablan doce idiomas en total y, aunque deambulan entre 1864 y el presente, los une un sueño: dejar atrás el dolor, la persecución y la miseria, para hallar una vida mejor. Al fondo, y como símbolo de ese éxodo que cruzará 300 años de historia migratoria, brilla el Faro Ellis.
El elenco, diverso en edades y orígenes, narra las verdaderas y desgarradoras historias de inmigración de sus antepasados, familiares y conocidos desde hace tres siglos. Un manifiesto coral y de alto voltaje que interpela, desde luego, al Presidente Trump, y al mismo tiempo esparce un mensaje esperanzador para los miles de extranjeros que actualmente hacen fila en la frontera con México. "The new Colossus presenta una reflexión teatral sobre Estados Unidos", consignó el periódico Los Angeles Times.
Algunos huyeron desde Vietnam, Finlandia, Yugoslavia, Irán, Unión Soviética, Austria, Hungría y otros confines. La actriz Paulette Zubata, por ejemplo, retrata a una amiga de infancia de su madre, quien huyó de México en 1993, luego de que el país fuese invadido por la corrupción y el narcotráfico. Onur Alpsen, otro miembro de la compañía, emigró de Turquía en 2017 y encarna a uno de sus compañeros que se suicidó en el intento por llegar a EEUU. La intérprete Jeanette Horn, en tanto, adopta la voz de sus abuelos judíos, que optaron por salir del sur de Alemania tres meses después de la Noche de los Cristales Rotos, en noviembre de 1938.
"Tratamos de manifestar físicamente qué es la lucha de ir de un lugar a otro, y la dificultad y el peligro de todo eso. Parte de la historia común es la idea de huir o dejar algo que está lleno de peligro", ha dicho Robbins, que en su paso por Chile y tras cada función, facilitará un diálogo entre los actores y el público para compartir experiencias y visiones.
En agosto le preguntaron a Robbins cuál era el propósito del montaje. Él contestó: "Creo en el teatro y en su poder reformador. (...) Nuestra esperanza es que podamos iluminar el coraje, la fortaleza y el humor de los refugiados que han definido esta tierra y, al hacerlo, descubrir las similitudes entre nuestros antepasados y aquellos que actualmente luchan por la dignidad y la libertad".
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