Y no hables más, muchacha

corazón de tiza

Cuando todo duerma

te robaré un color

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La primera vez que Gonzalo Yáñez escuchó a Luis Alberto Spinetta, fue a principio de la década de los 90. "Ponéle que tenía cuatro o cinco años y yo tengo dos hermanas muy musiqueras y muy fanáticas del rock argentino". En el Montevideo de esos años, la influencia cultural trasandina afectaba no solo a la familia Yáñez, sino a todo un país. "Venía de todo el auge de los 80, del rock latinoamericano y mis hermanas tenías discos de Charly, Clicks Modernos o La hija de la lágrima -aunque es de 1994-, tenían los primeros discos de Fito y, de Spinetta, tenían Artaud y Almendra, que justamente tenía 'Muchacha Ojos de papel'".

"Y yo, chico, le seguía los pasos a mis hermanas que escuchaban a todo rato esa música, así que claro que me caló". El primer track del disco de 1965, este poema romántico que Spinetta dedicaba a su amor de adolescencia, fue el tema que más recuerda Gonzalo. "Y me acuerdo de chico que mi disco favorito era el Almendra, que tiene "Plegaria de niño dormido", "Ana no duerme" y varios temas que me gustaban harto. 'Muchacha...' me cautivó justamente. A diferencia de otras canciones de Spinetta, era la más fácil de tocar en guitarra".

En ese momento, Gonzalo no tenía idea que al igual que su ídolo, iba a dedicar su vida a la música. Él, como muchos otros jóvenes que han convertido sus días en arte, vieron en la imagen del cantautor, un referente. "Spinetta, a través de su desarrollo artístico, fue complejizando su música, melódicamente, armónicamente, era un tipo muy floreado. Era un hombre complejo. Siempre fue hacia adelante y es difícil estar a su altura", afirma.

"Para mi edad, justo yo estaba aprendiendo a tocar y 'Muchacha...' era una canción fácil de aprender, era una melodía simple y bien beatlera. Me retrae a mi niñez en Uruguay, a mis primeros años en la música".

https://www.youtube.com/watch?v=5wscEdlj5qM

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"La gracia de esa versión es que no tenía pretensión alguna de convertirse en un cover, se registró no más, sin pensarla", afirma en contacto telefónico con Culto. Es en 2004 cuando Gonzalo, tras ser parte del último ciclo de Los Prisioneros, da el paso para su primera aventura musical por su cuenta.

"Yo estaba grabando mi primer disco solista, el que tiene 'Volvemos a caer', 'No me lo pidas', 'A mis 20' y yo tocaba en las sesiones de grabación muchos temas de Spinetta, de Charly, de Bob Dylan, de lo que fuera", recuerda.  

Fue el Chalo González, el productor a cargo de su primer disco, quien con una reconocida trayectoria en la música chilena, tuvo el ojo de ver el potencial de este cover. '¿Por qué no grabas esa canción que te sale bien?' le dijo a Yáñez, aprovechando que solo necesitaba su voz y su guitarra. "A él se le ocurrió la idea". Fue en un intertanto de  las sesiones en recibió el visto bueno: 'hueón, grábala'. 

"Si vos escuchás mi versión, no tiene la introducción de la canción original con la que inicia el Flaco. Yo la toqué como si estuviera en una fogata, como si realmente la estuviera cantando con los amigos en un asado. No hice una versión escuchando la otra al pie de la letra".

Ante la casualidad de esta grabación, Gonzalo lo tiene claro: "Ese espíritu, conecta con mi forma de ver la música, de no darle tantas vueltas si la canción es bonita, solo agarrar y cantarla y no hacerla más complicada. Además, la canción simboliza una canción de amor genuino. Algo tiene 'Muchacha...' que pocas canciones tienen. Cuando la escuché a los cinco años yo pensé que solo me pasaba a mí, pero ahora me doy cuenta que no, le pasa a millones de personas".
"Hay mucha gente que acá en Chile me dice que es mi mejor canción. Yo igual me muero de vergüenza y les digo que no, no es mía".

https://www.youtube.com/watch?v=KBroZoSLOic

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La versión de Gonzalo hasta la fecha mantiene dos millones de reproducciones en YouTube. Entre los comentarios que se toman la publicación, destacan los mensajes optimistas.

Si alguna vez el Flaco escuchó a Yáñez, nunca lo sabremos. El único vínculo que tuvo con el artista fue con Dante, en tiempos en que internet aún no explotaba como para que Spinetta lo encontrara de casualidad en alguna plataforma; tal como ha pasado en varios ejemplos, como el caso del astronauta canadiense que hizo propia "Space Oditty", para que luego Bowie retuiteara su cover. "Ese fue el único vínculo, sí estuve con gente que había trabajado con el Flaco, pero con él, no tuve la suerte", relata Yañez.

Pese a que han pasado más de siete años desde que uno de sus ídolos falleció, para el uruguayo sigue más vivo que nunca. "Podría ser tomado como una rareza, pero, pese a ser original, logra conmover a un montón de gente. Eso es ser artista, tener una fe ciega en lo que a uno le inspira y sacarlo hacia afuera sin querer imitar a nadie".

Si bien Yáñez no es ni será la única persona que versionará este poema, su cover es una de las muestras más fidedignas de la influencia del Flaco en la raíz de la música latinoamericana, una que parece brotar cada vez que alguien toca una de sus canciones.