Ruedas bien aceitadas: los 30 años del "regreso" de The Rolling Stones
Aunque parezca extraño considerando ese pacto con el demonio que los mantiene en activo, hace 3 décadas la banda de Mick Jagger y Keith Richards temía por la extinción, tanto externa como interna. Por una parte, era un mundo que jubilaba a sus rockeros temprano; por otra, las tensiones del dúo compositivo habían alcanzado un grado inédito. Un nuevo disco y la gira posterior inauguraron la sólida e interminable última etapa del grupo.
Bob Geldof era un cantante irlandés, líder de The Boomtown Rats para mejores señas, con una buena idea en 1984. Una en que, además, se ayudaba a otros, cosa extraña de escuchar en estos tiempos de playas privadas y rankings nacionales de abogados. Se le unió Midge Ure, vocalista de Ultravox e hicieron un single un poco aburrido ("Do they know it's Christmas?"), que motivó otro del estilo en Estados Unidos ("We are the world"), pero que sobre todo generó dos espectáculo masivos con la intención de recaudar fondos para paliar la hambruna en Etiopía. Y también como coletazo virtuoso un "C.H.I. for Africa", que tuvo el aporte solidario de Luis Dimas, Zalo Reyes o Miguel Piñera, aunque aún falta el acuso de recibo de Geldof sobre tan noble iniciativa.
El festival se llamó Live Aid, tuvo una audiencia calculada de casi 2 mil millones de personas, y hoy, como la memoria dura medio día, se ve algo monopolizado en el recuerdo por la fantástica actuación de Queen vía la película Bohemian Rhapsody. Obviemos, por esta vez, la algo hollywoodizada historia (no es que la banda odiara en esa época a Freddie Mercury, ni que llevasen sin tocar un par de años) y centrémonos en un conflicto real: el de un par de amigos, Mick y Keith, mostrándose las uñas frente a tan masivo público.
Porque Live Aid no sólo fue este evento humanitario, sino una suerte de who is who de la música rock y pop de mediados de los 80s. En los 2 conciertos hechos contemporáneamente el 13 de Julio de 1985, en Londres y Philadelphia, se pasearon varios de los principales artistas de los últimos 20 años de música popular. Y The Rolling Stones, pero en versión fragmentada y con dos planes opuestos: mientras su vocalista probaba las hombreras y los sintetizadores de la época, el guitarrista hundía su cabeza a la espera que pasara la vergüenza ajena.
Haciendo honor a sus conocidas diferencias, las apariciones fueron disímiles. En Philadelphia, Mick Jagger, promocionó su exitoso debut solista She's the boss (CBS, 1985), se contorneó con la gracia de siempre, cantó con Tina Turner y, por si fuera poco, hasta apareció en un video con David Bowie haciendo el clásico Motown "Dancing in the street".
https://www.youtube.com/watch?v=mg2rhu_HHR0
Por su parte, Keef interrumpió sus vacaciones para echar la talla con los amigos en público. Amigos famosos, claro. Y verdaderas leyendas, por si fuera poco. Pero echando la talla, debemos repetir. Así fue la actuación de Bob Dylan, junto con Richards y el otro guitarrista Stone y ex Faces, Ronnie Wood, minutos después de la presentación de Jagger. Con escaso ensayo y cambios de repertorio casi al momento de ingresar a escena, la presentación de Dylan fue para olvidar. Pregúntenle a Keith por todo esto y probablemente se encogerá de hombros, sin mayor preocupación.
https://www.youtube.com/watch?v=u0Lx3supRTQ
No puedes obtener siempre lo que quieres (aunque seas Jagger)
El problema fue el contrato de más de 20 millones de dólares que CBS ofreció a The Rolling Stones por los siguientes discos. Nada que suene a problemas tercermundistas, precisamente. El conflicto, según cuenta Richards en su autobiografía Life de 2010, es que detrás de ese arreglo, estaba otro (escondido para el resto de la banda) que impulsaba la carrera solista de "Brenda" o "Su Majestad", como lo llama en el libro. Otra muestra más para el guitarrista de lo que llama "el mal del vocalista", una peligrosa patología que mezcla ego, competencia, ansiedad por la innovación y escasa preocupación por quien está cerca.
A beneficio de Mick, se debe decir que She's the boss fue un éxito de ventas y los singles "Just another night" y "Lucky in love" tuvieron una alta rotación en radios y televisión. Pero como Jagger, ya se sabe, no es hombre de ambiciones pequeñas, también hizo unos de los videos más caros de la historia hasta ese momento ("Hard Woman"), cantó con Michael Jackson, David Bowie, Tina Turner y deslizó nada de sutilmente en algunos medios que bien se la podía sin su banda de origen.
Nada grato de escuchar en el frente Stone que compartían percepción con Richards. Mientras el bajista Bill Wyman se ponía más huraño que de costumbre y el guitarrista Ronnie Wood apoyaba completamente a su secuaz Keef, el baterista Charlie Watts ya tenía más de un altercado anotado con Jagger, como el que se documenta (con algunas variaciones) en diversos libros sobre la banda.
La historia ocurrió en Amsterdam en 1984, cuando llegando a un hotel con algunas copas en el cuerpo, Mick llamó a la pieza de Watts a las 4 de la mañana, despertándolo con la orden imperativa: "¿dónde está mi baterista?". Acto seguido, el señor de las baquetas bajó, formalmente vestido, para entrar a la habitación de donde lo habían llamado y propinarle un puñetazo al irrespetuoso. "Yo no soy tu baterista, tú eres mi puto cantante", habría dicho Watts.
https://www.youtube.com/watch?v=dx2WRQLSIew
En Life, Keith conciliador escribía sobre She's the Boss: "nunca lo he escuchado entero, pero quién lo ha hecho. Es como el Mein Kampf. Todos tienen una copia, pero nadie lo ha escuchado". No es de extrañar, entonces, que la grabación del siguiente álbum Stone Dirty Work estuvo marcada por el aislamiento de Jagger dentro la banda, sobre todo cuando anunció que nuevamente no habría gira de presentación (al igual que con el anterior Undercover de 1983) debido a sus compromisos solistas.
Luego de aquello, la debacle y el dulce sabor de la venganza. La primera para Mick que apostando a la mimetización con los tiempos sacó el fracaso comercial y crítico Primitive Cool (CBS, 1987). La segunda para Keith quien formó The X-Pensive Winos e hizo como que 1988 no existiese con la producción seca del destacable Talk is Cheap (Virgin, 1988), un disco que derivaba de "el sentimiento que tengo de haber fallado, por no haber podido mantener a la banda junta", como comentaba en aquella época a la revista Rolling Stone.
https://www.youtube.com/watch?v=NoGofvVhKTo
https://www.youtube.com/watch?v=vbaiQ00gywI
No eres el único con emociones encontradas
En 1989, The Rolling Stones cumplían 25 años en activo y lo celebraban con la introducción al Rock and Roll Hall of Fame, un documental (25x5), nuevo disco de estudio (Steel Wheels) y una monumental gira posterior (primero llamada como el álbum y luego rebautizada como Urban Jungle). Un cuarto de siglo que, bien puede ser una cifra normal ahora que, orgullosos punks, hip hoperos o metaleros se empinan por su sexta década de vida; pero que era inédito por aquellas épocas.
Ahora, como quien ha pasado por esto antes, The Glimmer Twins limaron asperezas y editaron el disco que inauguraría la última etapa del grupo: cuando se transformaron de la banda más grande del rock al espectáculo más grande del mundo. Con un álbum sólido, pero no deslumbrante, que se escapaba de la producción plastificada de la época; The Rolling Stones decidieron que si iban a ser unos dinosaurios afilarían sus colmillos y mirarían al mundo desde la altura de cualquier integrante de Jurassic Park.
Mostrando una infraestructura imponente, las 2 giras que sucedieron a Steel Wheels reinstalaron a los Stones en el panorama musical de la época, en un lugar cada vez más alejados de los rankings (para tristeza del siempre actualizado Mick), pero inaugurando (y liderando) la categoría de las leyendas casi inmunes al tiempo.
Después se iría el bajista Bill Wyman, conformarían una banda de apoyo casi inmutable e irían espaciando su producción discográfica (siempre sólida, pero cada vez menos relevante para su propia historia, hay que decir), mientras agrandaron los escenarios y las giras. Además, renegociaron cada cierto tiempo ese pacto con el demonio que los tuvo tocando sorprendentemente ajustados, para esa media que se empinaba por sobre los 70 años, en Chile en 2016.
Con un setlist que no se alejaba tanto del presentado casi 21 años antes en el mismo estadio, se pudo observar a una banda que se mantenía incólume y, al frente, un vital Mick Jagger que se movía casi igual que aquel "anciano" de 46 años que inauguraba como si nada el Steel Wheels Tour en Agosto de 1989. Incluso mejor, probablemente, que ese que lideraba la supuesta "Steel Wheelchair Tour" de 2010, con la que The Simpsons se burlaban de la banda en un capítulo de 1995, imaginando el futuro de Lisa.
"No jodas con los Stones. No vale la pena", decía Keith Richards al final de Crossfire Hurricane, un documental de 2012 que celebraba adelantadamente las 5 décadas en activo de la banda. Una frase que bien se la puede dedicar a los mismos integrantes que, a pesar de sus propios intentos de sabotaje, aún se mantienen de pie y juntos. Cantando de vez en cuando aquella maravilla que comienza diciendo "I was born in a cross-fire hurricane/ and I howled at the morning driving rain". Como dice la canción: no hay problema. De hecho, es fantástico.
https://www.youtube.com/watch?v=kWSIhG9uJ6A
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.