Un pegajoso riff seguido del sonido martillante del tambor introducen “Are you gonna go my way”. El tema da nombre al tercer largaduración de Lenny Kravitz lanzado en 1993, el que le ayudó a consolidar la popularidad conseguida con sus primeros elepés, justo en plena era del rock alternativo.

Según el músico la composición nació casi de casualidad. "Fue una de esas canciones que surgen en cinco minutos. Estábamos tocando con Craig Ross y pensamos que teníamos algo. Le dije a Henry [Hirsch] que encendiera las grabadoras y lo reprodujimos. Luego fui y escribí la letra en una bolsa de papel marrón que estaba en el desván. Y eso fue todo", detalla en una entrevista en su sitio web.

Ese método de trabajo suele ser el favorito de Kravitz. En sus discos él intenta recrear el sonido de un conjunto de rock de los setenta, por lo que busca aproximarse a la manera en que éstas grababan. Además el autor de "Fly Away" sabe tocar muchos instrumentos, lo que aprovecha al máximo en sus grabaciones.

"Generalmente todo comienza con Lenny a la batería y Craig en la guitarra. Después de que terminan, Lenny toma un bajo y lo grabamos, y luego continuará agregando cosas. Por lo general, terminamos la mayor parte de la grabación en seis a ocho horas, dependiendo de lo delicados que seamos con los sonidos. Ambos somos muy críticos con eso, por lo que suele ser la parte más difícil de todo. Luego él se irá a escribir la letra; probablemente la cantará al día siguiente si está en Nueva York", cuenta a Mixonline el mencionado Hirsch, el ingeniero que ha trabajado con el neoyorkino es casi toda su discografía.

Por su lado, Ross comenzó a tocar con el hombre de "Let love rule" a mediados de 1991, cuando se integró a su banda para la gira del álbum Mama Said. Se conocieron en un salón de billar en Los Ángeles, California, y rápidamente congeniaron en sus gustos por el rock de viejo cuño y las guitarras antiguas. También ha sido músico de sesión para Sheryl Crow, Mick Jagger, The Black Crowes y Nikka Costa.

En una entrevista con Sirus XM, Kravitz contó que la rapidez con que trabajó "Are you gonna go my way" también se debía al coste de las horas de estudio y que por entonces, debía compartir ese espacio con otros artistas.