Por favor, dime quién soy: los 40 años de Breakfast in America de Supertramp
Suena algo extraño ahora, en épocas de autoafirmación constante, pero hace cuatro décadas una canción sobre dudas existenciales profundas con rima pegajosa era un tremendo hit mundial. "The logical song" representaría el pináculo comercial, pero también el inicio del fin para una banda que poco después se desmembraría, presa de sus conflictos internos.
Hay frases poco efectivas para conquistar a una audiencia ("Gracias, no se molesten", "Say hello to El Presidente"), pero hay una que supera a todas: saludar al país vecino. Di esa y tendrás al público preparándote las maletas y haciendo el check-in por ti. Justamente esa fue la que, suelto de cuerpo, dijo el 29 de noviembre de 1998, Roger Hodgson en su primera visita a Chile. Quien fuera tecladista, guitarrista y la voz más reconocible de Supertramp, saludó al público del Teatro Monumental, diciendo que estaba feliz de actuar en Argentina.
Cualquier otro toma sus bártulos y se refugia en el camarín, pero Hodgson tipo simpático y holístico, acusó recibo del error, pidió disculpas entre las risas del público y mencionó que mejor idea era seguir tocando. Y así continuó, de buen espíritu como era la tónica de "Solo Tramp", la gira que marcaba su regreso formal a los escenarios luego de más de una década de ostracismo.
Es que la fama y las presiones del estrellato nunca le cayeron muy bien al inglés. "Too frightening to listen to a stranger/ too beautiful to put your pride in danger/ you're waiting for someone to understand you", entonaba en la hermosa "Hide in your shell" de Crime of the Century (A&M, 1974), con esa inconfundible voz aguda a punto de quebrarse y un olfato melódico de quien ha escuchado mucho a The Beatles y a The Zombies. Cinco años después, aquel sujeto asombrado-asustado por el mundo, continuaba dudando en el primer single de Breakfast in America, álbum editado el 30 de Marzo de 1979.
https://www.youtube.com/watch?v=CVOc-SM8kHc
"But then they send me away to teach me how to be sensible/ logical, oh responsible, practical", ¿quedó claro? Porque si no, también habría que mencionar que la educación te transforma en "clinical, intellectual, cynical, aceptable, dependable", según el análisis poco primaveral de Hodgson en "The logical song". Por suerte, para tales efectos, se acompañaba del saxo juguetón de John Helliwell y de una imperecedera melodía cantada sobre el piano eléctrico Wurlitzer, como para no naufragar en la desesperación.
Varios millones de copias vendidas después y tras otro álbum (…famous last words…) en 1982, Hodgson abandonó Supertramp, iniciando una carrera solista que rápidamente dejó de lado para dedicarse a su familia. Sólo en 1997 regresó, retomando el repertorio de su banda madre en giras cada vez más extensas, sin visos de arreglar sus problemas con el otro protagonista de esta historia: el co-fundador, tecladista y vocalista Rick Davies.
Soñadores
La idea de la pareja compositiva tipo Lennon-McCartney siempre es mejor en el papel que en la realidad. Funciona cuando efectivamente uno escribe la música y otro las letras (al estilo Morrissey-Marr) o trabajan en conjunto la estructura de las canciones (como Jagger-Richards). Si no, mejor sirve un arreglo tipo U2 o Blur, donde todos se incluyen o uno a la Bryan Ferry en Roxy Music, donde hasta el día de hoy sus partners (Phil Manzanera, Brian Eno, Andy Mackay) se preguntan qué diablos sucedió con su aporte.
A la usanza de la época, Rick Davies y Roger Hodgson formaron en Supertramp un tándem compositivo que duró justo hasta que el éxito les llegó con su tercer disco, Crime of the Century. Luego, mantuvieron la firma conjunta, mientras la colaboración efectiva y la simpatía mutua menguaban. Como un muestrario de las diferencias, ahí estaban en cada disco, las canciones cantadas por cada uno.
Si las de Hodgson eran melódicas, pegadizas y con letras que se movían entre la búsqueda espiritual y cierta candidez frente a la vida moderna; las de Davies se orientaban más al blues y el soul, con una visión agria, a tono con su voz más profunda y rasposa. Para entendernos, del primero, eran "Dreamer", "Breakfast in America", "Give a little beat", "The logical song" o "It's raining again". Del segundo, en cambio, "Rudy", "Crime of the century", "Bloody well right" o "Goodbye stranger".
https://www.youtube.com/watch?v=L3PMYzXL8JM
La combinación entre ambos fue el motor de su éxito a partir de 1974, pero los problemas entre los compositores (y, por qué no, la popularidad diferencial entre los mega hits de Hodgson y las buenas, pero medianamente conocidas, canciones de Davies) fueron abriendo una brecha que ni siquiera el éxito de Breakfast in America pudo subsanar.
Radicados en California desde el año anterior, el grupo inglés demoró 8 meses en grabar su sexto disco. En él, se alejarían explícitamente de las influencias progresivas a nivel musical y de cierta temáticas más serias, dando paso a una versión compacta y liviana de la banda, como el mismo Hodgson reconocía en 2016 a la prensa estadounidense, previo a una gira.
"Dijimos, ok, necesitamos hacer canciones que sean divertidas de tocar, porque las tensiones estaban creciendo dentro de la banda". Aunque no se pudieran evitar las dudas existenciales del bueno de Roger, ellas tomarían un formato más ligero y amigable, como se podía escuchar en el tema titular o en "Take a long way home".
Un poco antes, en 1977, Rick Davies algo adelantaría a New Musical Express, respecto del giro de la banda y su nivel de tolerancia respecto de las creencias espirituales de su partner: "Debo pelear con Roger en el próximo álbum respecto de eso…no está bien. Hay gente en la banda que no le importa en lo absoluto todo eso". Un lustro después ya no habría más que discutir, luego del retiro de Hodgson del grupo.
https://www.youtube.com/watch?v=PSwaGgAjQZk
Tomando el largo camino a casa
Davies siguió con la banda y las ventas fueron bajando, a la vez que aumentaba la distancia entre la publicación de discos. En 1988, rompió el acuerdo de palabra que habría hecho con su ex partner y volvió a tocar algunas de las canciones de Hodgson, dándoles la imposible tarea de emular su voz a algunos buenos músicos que, por supuesto, naufragaron en el intento.
En 1993 y 2010 se habló de posibles reuniones entre los dos compositores, pero nada sucedió, debido a las tensiones que rápidamente afloraron entre ellos. Con Roger Hodgson reintegrado a la actividad en vivo, se dio la particularidad de que en 2010 dos entes diferentes se presentaran con repertorios similares en un mismo lugar, sólo con semanas de distancia.
Cuando ello ocurrió en España, Hodgson diría al diario El País: "Supertramp es su banda ahora y debería utilizar sólo sus canciones, que son maravillosas, y no engañar a los fans con mis temas. Lo más curioso es que a Rick nunca le gustaron mis canciones. Y ahora las utiliza".
Después de aquella gira por los 40 años de Supertramp, la facción de Davies (que aún incluye al saxofonista Helliwell y al batería Bob Siebenberg), desapareció hasta el anuncio de un nuevo tour en 2015, que no se realizó debido a un cáncer que afectaba a su miembro fundador y del que se habría recuperado. Por su parte, Hodgson, sigue girando por el mundo (incluyendo un show en el Festival de Viña de 2009), sin mucho apuro por darle continuación a su último trabajo en estudio Open the door (Epic, 2000).
Hello stranger se iba a llamar originalmente el disco que cumple 40 años, debido a que buena parte de las canciones remitían a los problemas para poder comprenderse. Por ello, qué mejor que compensar un poco tanta mención a la artillería pop de Roger Hodgson, recordando cómo hace 2 décadas, "Goodbye stranger", el único single del disco cantado por Rick Davies, sirvió para dar el golpe final en ese tratado sobre incomunicación llamado "Magnolia" de Paul Thomas Anderson. Como repitiendo el efecto que tenía 20 años antes, cuando se la cantaban indisimuladamente entre sí, los compositores de Supertramp.
https://www.youtube.com/watch?v=Bcw4JiuK_yM
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