La chilena que pintó el amor en los tiempos de Gabriel García Márquez

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Luisa Rivera se llama la ilustradora que pintó en tonos cálidos y casi otoñales la última edición de El amor en los tiempos del cólera, un romance narrado con la habilidad del Nobel colombiano y titulado como un tratado médico por la conclusión a la que había llegado su autor: los síntomas del cólera son iguales a los síntomas del amor. Acá habla sobre su trabajo gráfico y la serie de Cien años de soledad, basada en otra novela que también ilustró.


Publicada originalmente en 1985 —a la sombra de la alabada y sorprendente Cien años de soledad—, El amor en los tiempos del cólera cuenta las peripecias de dos personajes, Florentino Ariza y Fermina Daza. Desde muy joven, él se enamora de ella, pero no todo sale como imagina. Las complicaciones de la vida misma y el matrimonio de ella con el doctor Juvenal Urbino, terminan por volverlo una especie de “Quijote caribeño”.

"Totalmente, y es lo que más adoro del personaje", responde al correo Luisa Rivera, la artista chilena a cargo de la edición ilustrada de Literatura Random House.

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"El suyo es un amor inagotable, de larga espera y que no se deja desalentar por los obstáculos ni el tiempo", dice la artista a Culto.

Luego añade: "En su juventud es un amor más febril, cuando los síntomas del amor se confunden con los del cólera, pero después vemos un amor determinado aunque no menos enloquecido. Es en esa etapa que para mí es más quijotesco".

En una de esas vueltas de la vida, Florentino, el personaje de Gabriel García Márquez, le promete un amor eterno, contradictorio e imponente a Fermina, en un modelo de amor atávico y cercano.

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"Trabajar con esta obra también implicaba entrar en su mundo personal", comenta Rivera.

"La historia está basada en la experiencia de sus propios padres, Gabriel y Luisa Santiaga, así que fue maravilloso investigar ese contexto", subraya.

Gabriel García Márquez pensaba que todo había nacido de la nostalgia y que "el amor se hace más grande y noble en los tiempos de peste".

"Tuve una infancia extraordinaria rodeado de personas de una gran imaginación y cargadas de supersticiones", justificó alguna vez su autor entrevistado para la promoción de la novela.

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Allí habló de su abuela, la mujer que le contaba por las noches, de la manera más natural posible, cosas que lo aterraban.

"El Caribe es una región en la que se da una perfecta simbiosis, o se da más claramente que en otras partes del mundo, entre el hombre, el medio natural y la vida cotidiana. Yo viví en un pueblo olvidado de la selva calurosa en la ciénaga caribeña de Colombia. Allí, el olor de la vegetación descompone los intestinos", contó Gabriel García Márquez.

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Su autor contaba que El amor en los tiempos del cólera "es la historia de un hombre y una mujer que se aman desesperadamente y que no pueden casarse a los 20 años porque son demasiado jóvenes, y no pueden tampoco casarse a los 80, después de todas las vueltas de la vida, porque son demasiado viejos".

Algo de ese tránsito del tiempo tienen las acuarelas de Luisa Rivera, que piensa que "la ilustración no soluciona problemas de la realidad, pero ayuda a imaginar otros caminos".

"Creo que el colorido fue clave en ese proceso. Con la editorial queríamos una paleta diferente a la de Cien años de soledad, pero que además representara la atmósfera del relato", asegura la artista al correo.

La ilustradora, a cargo de la nueva edición en tapa dura del clásico de García Márquez, dice que "utilizar tonos cálidos y casi otoñales para un contexto caribeño era una propuesta arriesgada, pero era la correcta porque en esos colores hay mucha información: el paso del tiempo, la nostalgia, la calidez de los personajes y el amor siempre vivo de Florentino".

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-Como decía Carver, ¿de qué hablamos cuando hablamos de amor?

-Una pregunta infinita, pero digamos que hablamos de múltiples maneras de querer, que a su vez están en perpetua mutación en un abanico ilimitado de escenarios. Fermina es un ejemplo de eso, porque en ella conviven el amor reposado, el amor romántico de adolescencia, amor de madre, de hija, de amiga, etc.

-Antes estuviste a cargo de ilustrar la edición conmemorativa del medio siglo de Cien de soledad. ¿Qué te parece el anuncio de una serie sobre la novela?

-Un desafío complejo, porque Gabo nunca quiso que Cien años de soledad se llevara al cine. Si la ilustración ya era una tarea ardua de "aterrizaje", ponerlo en pantalla debe serlo aún más, pero quizás en el formato de serie y con todos los recursos que existen hoy puede surgir algo interesante.

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