El rock antes de la lápida

The Black Keys

Una vez más la respuesta a la crisis creativa y cultural del rock está en el riesgo y la prueba como lo hace Baroness, a diferencia de las fórmulas manidas en The Raconteurs y The Black Keys.


A.

El rock sigue dando noticia por el pasado: se quemaron los extraordinarios archivos del sello Universal desde Chuck Berry hasta Nirvana (y no se supo por once años), las épicas biopics y documentales que renuevan el interés en los clásicos, y el regreso pasajero de la vieja costumbre de exhibir conciertos memorables en salas de cine con funciones de Soundgarden y The Cure.

Cuando se trata del presente el vigor no es el mismo. Hasta una banda infalible como Queens of the stone age ha tropezado con el descafeinado coqueteo pop de Villains (2017) y la misma queja corre desde hace tiempo con Jack White. El paso de los años confirma que su mejor material pertenece a los días de The White Stripes. Ni los discos solistas ni aquellos junto a The Dead Weather y The Raconteurs destilan ese equilibrio entre inspiración visceral, delicadeza y voltaje del desaparecido dúo.

The Raconteurs estaba en puntos suspensivos desde 2008 con el segundo título Consolers of the lonely. El próximo 13 de noviembre debutarán en Santiago con la excusa del nuevo álbum Help us stranger. La alineación de amigos de Detroit que completan el guitarrista, cantante y compositor (en partes iguales con White) Brendan Benson, el bajista Jack Lawrence y Patrick Keeler en batería (también miembro de los excelentes The Afghan whigs), despacha doce canciones en 41 minutos con las implicancias de una marca en el agua.

Help us stranger reincide en las mismas faltas de Boarding house reach (2018), el último álbum en solitario de White: los instrumentistas conocen al dedillo los manuales del rock clásico, grabación impecable y energía desbordante, pero no hay canciones propiamente tales sino ejercicios consonantes a un pasado indefinido. Los solos de guitarra incendiarios, vigorosos redobles de batería y la voz estentórea no suplantan la falta de ideas.

En el regreso de The Raconteurs sobra oficio y lugares comunes, afirmación extensiva para Let's rock, el retorno de The Black Keys -archirrivales de Jack White- tras cinco años sin álbum.

"Let's rock" fueron las últimas palabras de Edmund Zagorski en la silla eléctrica el 1 de noviembre del año pasado en Nashville. Por macabra e inspiradora que sea la frase, y a pesar del sabor que emanan las guitarras de Dan Auerbach cocinadas bajos los fuegos de ZZ Top junto al elegante acompañamiento soul en los coros, es un álbum con piloto automático, grato pero intrascendente.

B.

A mediados de junio Baroness publicó Gold & grey, quinto álbum en la elogiada carrera del cuarteto de Savannah, Georgia, encasillado estrechamente en el heavy metal, con el cual concluyen el listado de títulos cromáticos de voluptuosas portadas dibujadas por el guitarrista, cantante y líder John Baizley.

Desde el accidente en bus que significó la salida de dos integrantes, los cambios han seguido. En 2017 llegó la guitarrista Gina Gleason en reemplazo de Peter Adams, y el toque femenino semeja una bendición. No solo es una instrumentista espectacular criada en bandas tributo a Metallica y King Diamond, sino que tiene intereses en el rock progresivo (ha acompañado a Jon Anderson), y el rigor profesional de haber integrado el espectáculo Michael Jackson: One de Cirque du soleil.

Su habilidad traspasa el dominio técnico introduciendo nuevos sonidos, texturas y ambientes realzando la sensibilidad melancólica e intimista del material.

La inquietud por obviar los clásicos fraseos del metal empujan piezas audaces de complejas métricas como "Throw me an anchor" que además goza de un emotivo coro, y "Broken halo", el himno metalero que Mastodon no ha podido escribir. Gratos interludios de vocación cinematográfica, pasajes acústicos y orquestales, más armonías en las voces, juegos en la mezcla y permanente dinamismo engalanan el timbre heavy metal que rotula al grupo.

Una vez más la respuesta a la crisis creativa y cultural del rock está en el riesgo y la prueba como lo hace Baroness, a diferencia de las fórmulas manidas en The Raconteurs y The Black Keys, que de tan respetuosas de la tradición sólo consiguen que el rumor de la muerte del género se convierta en una lápida.

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