Chile en la mirada de Camus: cocktails, disturbios y almendros en flor

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Colección Catherine y Jean Camus, Fonds Albert Camus. Reproducción prohibida.

Los diarios y la correspondencia del premio Nobel 1957 revelan la impresión que le produjo su visita a Santiago, cuyos 70 años se conmemoran desde hoy con diversas actividades, entre ellas un ciclo en la Universidad de Chile y una muestra fotográfica en la Fundación Cultural de Providencia. Su hija, Catherine Camus, comenta a Culto-La Tercera que la salud de su padre complicó su gira sudamericana, pero no duda de las ganas y la curiosidad que esta despertó en él.


"Amor mío: estoy en Santiago desde hace dos días y me he llevado la mayor decepción en este viaje al no encontrar correspondencia tuya. Ya van catorce días sin noticias de ti, y no sé si tienes idea de lo que eso significa".

A las 20 horas del martes 16 de agosto de 1949, cansado y con la salud quebrantada, Albert Camus arranca en estos términos una carta a Maria Casarès, la destacada actriz con quien tuvo una relación que corrió en paralelo a su segundo matrimonio. Lo hace sobre una hoja que lleva el membrete del Crillón, el hotel que lo hospedó en una de las últimas paradas de una gira sudamericana que había partido en Brasil, el 10 de julio.

Entre los reproches y la impaciencia de cara a un eventual reencuentro con Casarès, el ya entonces reconocido autor de El extranjero no oculta que ha tenido un "día infernal", como él mismo había anotado muy poco antes en su diario de viaje. Sin embargo, se las arregla para ver las cosas con mejor cara. Si en el mencionado diario habló más tarde de un país donde hasta se quedaría a vivir un tiempo, aunque "en otras circunstancias", en la carta dice que este es el único "que ha removido algo en mí desde que inicié el viaje. El Pacífico y sus grandes olas, Santiago encerrado entre sus límites y los Andes nevados; los almendros en flor y la silueta de los naranjos sobresaliendo por delante de las cúspides blancas".

Pero no todo es agrado, porque "la vida que me hacen llevar no tiene sentido. Mucha gente, jornadas interminables, una soledad casi insoportable".

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Colección Catherine y Jean Camus, Fonds Albert Camus. Reproducción prohibida.[/caption]

Los contenidos de esta carta dan una idea de la experiencia vivida por un escritor e intelectual de 35 años que llegó al país –y al continente- en el contexto de un programa de acercamiento de los lazos culturales de Francia con Brasil, Uruguay, Argentina y Chile. En ese espíritu, integran una exposición fotográfica que se inaugura este martes en la Fundación Cultural de Providencia.

La muestra, a su vez, es parte del ciclo "Un extranjero en la ciudad", que cuenta con el apoyo de la Sucesión Albert Camus. Este se extenderá hasta el 22 de agosto y arranca hoy en la Facultad de Derecho de la U. de Chile con una lectura de la conferencia "El tiempo de los asesinos", que el autor ofreció en Santiago hace 70 años, y que ahora llega en la voz –y en la traducción- del actor Pedro Vicuña. Porque, según los propios organizadores, no solo es un autor vigente: también es urgente.

Estado de sitio

"Creo que si mi padre no hubiese sentido las ganas o la curiosidad de hacer este viaje, habría declinado la propuesta que le hicieron", opina Catherine Camus, hija del autor y responsable del legado camusiano. Explica, sin embargo, que la tuberculosis que padecía por entonces hizo que el viaje se le hiciera prontamente arduo y cansador, como dejan ver sus diarios de aquella experiencia (publicados originalmente en 1978). Hace notar, de todos modos, que una vez en Chile, su padre parece finalmente apaciguado. "¿Es porque el viaje ya llega a su fin? ¿Porque se encuentra los almendros en flor que le recuerdan Argelia [su país natal]? Lo ignoro, pero escribe que podría vivir en Chile, dadas otras circunstancias".

Vida y obra, reflexión y observación, nutren una permanencia que se extiende del 14 al 18 de agosto, permitiéndole ser testigo de serios disturbios gatillados por el alza en las tarifas del transporte público, y que el gobierno de Gabriel González Videla atribuye a maniobras de los comunistas, los mismos que el Presidente radical había puesto fuera de la ley. El día 17, Camus anota:

"Vuelcan los autobuses y los queman. Rompen los cristales de los que pasan por allí. Por la tarde me anuncian que la universidad, donde los estudiantes se han manifestado, está cerrada y que mi conferencia no puede celebrarse. En dos horas, los servicios franceses organizan una conferencia en el Instituto francés. Cuando salgo de allí, las tiendas han echado sus cierres y la tropa con sus cascos y armas ocupa literalmente la ciudad. A veces, disparan al aire. Estado de sitio".

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Colección Catherine y Jean Camus, Fonds Albert Camus. Reproducción prohibida.[/caption]

Una de las conferencias que dicta es la señalada "El tiempo de los asesinos", cuya lectura, como apunta el biógrafo camusiano Olivier Todd, es la manera en que el autor de El mito de Sísifo "prueba" con distintos públicos algunos de los fragmentos de la que será una de sus obras centrales y más controvertidas, El hombre rebelde (1951): el libro que le ganó el repudio de la intelectualidad marxista y la enemistad de Jean-Paul Sartre, a quien muchos, en Chile y en el mundo, consideraron su "socio existencialista", aun si Camus tomó temprana distancia de esa etiqueta.

En la conferencia, observa su hija, "están todos los grandes temas que lo ocuparon tras el fin de la II Guerrra Mundial, como el asesinato, la violencia, la abstracción, pero sobre todo, el rol del artista en la sociedad".

Cuál será ese rol, parece querer saber Antonio Romera, quien publica el sábado 20 en La Nación un texto de título sugerente, "Charla peripatética con Albert Camus". Allí constata que la visita "ha atraído la atención de los centros intelectuales de Santiago", pero también que "desgraciadamente, la premura del tiempo y el exceso de comidas y cocktails ha impreso a sus actividades un nerviosismo inusitado".

El caso es que Romera encuentra, de parte de Camus, algo parecido a una respuesta: "La guerra ha hecho que los escritores franceses busquen concepciones más modestas dentro de unos ideales de sagesse [sabiduría], de comprensión y de universalidad. No podemos volver a las concepciones y a las fórmulas que han perecido y que han sido sobrepasadas".

"El compromiso de Camus con la verdad, con una moral de la responsabilidad, la libertad y el cuidado de los otros, le granjeará muchos enemigos, pero también será la razón de su vigencia y de la admiración que hasta hoy suscita en todo el mundo", apunta la sicóloga Natalia Roa Vial, una de la organizadoras del ciclo que parte hoy en Santiago. El autor, así las cosas, vuelve a ese territorio que en su diario, cuando andaba de buenas, llamó "admirable país".

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