La innecesaria última temporada de 13 reasons why: se acabaron las razones
En un año en que se han visto enormes series sobre la adolescencia y sus dramas, la tercera temporada de la producción de Netflix sale de perdedora. Se quedó sin razones para verla.
Cuando 13 reasons why debutó en 2017, su llegada se hizo notar. La serie, basada en una novela del mismo nombre, lidiaba con el suicidio adolescente, los abusos sexuales, el alcohol y las drogas, mirando todos esos temas de frente; incluso, para algunos, demasiado directamente.
Además, esa primera temporada estaba consutrida de una forma en que era difícil dejar de mirarla: con pistas que se iban dando de a poco, puzzles con piezas por completar y una narración que hacía querer ver uno y otro y otro capítulo, hasta descubrir qué era lo que estaba al centro del suicidio de Hannah. Y saber, por supuesto, cuáles eran esas 13 razones.
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El año pasado llegó el segundo ciclo y ya se podía apreciar que, sin la guía de la novela, este drama adolescente empezaba a hacer agua, aunque las respuestas del primer ciclo dejaban cabos por atar y de ahí se formó una historia en que los padres de Hannah trataban de obtener justicia para su hija, con el mismo colegio que no fue capaz de cuidarla o protegerla, mientras se develaba que la chica no había sido, ni de cerca, la única abusada.
La temporada terminó con un juicio y con Bryce, el principal culpable, saliendo libre de todo. También con una matanza que fue frustrada a último momento. Y así llegamos a una tercera entrega que ya en el papel se veía débil, pero que en pantalla se vuelve innecesaria y aburrida. Un ejemplo: desde que empezaron a aparecer las sinopsis para la nueva temporada, se sabía que esta vez el misterio por responder sería "¿Quién mató a Bryce Walker?", y sin embargo la historia se demora dos capítulos en siquiera confirmar que está muerto, y lo plantea como una revelación.
Una vez más, todos los alumnos parecen sospechosos, todos están ocultando secretos y todos tienen nuevos traumas con que lidiar, pero nada es suficiente, porque ya hay mucho que sabemos y la temporada sigue lidiando con los conflictos de los ciclos anteriores, sin introducir elementos nuevos. Ello hace que el pie forzado de los 13 episodios que debe tener se haga demasiado extenso.
Es más, no era necesario hacer ni uno, pero el éxito suele ser más importante que la historia, y si hay público para ver una serie, los guionistas deben inventar un conflicto para darles.
En este caso un misterioso asesinato por el que no parece fácil interesarse y capítulos que se hacen demasiado largos para lo poco que parece quedar de historia. En un año en que se han visto enormes series sobre la adolescencia y sus dramas, la tercera temporada de 13 reasons why sale de perdedora. Se quedó sin razones para verla.
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