Andrés Jaque y la arquitectura como herramienta de cambio político
El arquitecto español, ganador de la Bienal de Venecia en 2014 y con obras que son parte de la colección del MoMA de Nueva York, será el encargado de abrir los fuegos de la XXI Bienal de Arquitectura y Urbanismo, este jueves con una charla en el galpón Matadero del barrio Franklin, que será el centro neurálgico del evento.
Para el español Andrés Jaque (1974) el concepto de habitar va mucho más allá de la idea de espacios concretos con muros y techos visibles. En el siglo XXI, la sociedad habita también en las redes sociales, en la cultura y en cualquier dispositivo que nos permita relacionarnos, todo eso es arquitectura. "Las redes sociales son arquitectura y los humanos hoy en día somos redes sociales. El arquitecto es un agente crítico. Un sujeto definido por su compromiso con la enunciación de la alternativa", afirma Jaque a Culto, a días de llegar a Santiago para participar en la apertura de la XXI Bienal de Arquitectura y Urbanismo que por primera vez se desplegará en el barrio Franklin.
"Lo común y lo corriente" es el eslogan del evento que remite justamente a acercar la arquitectura a las personas como una actividad cotidiana que nos involucra a todos. En torno a este tema, el español dará la charla inaugural, este jueves 3 de octubre a las 19.30 horas en el Galpón Matadero.
https://culto.latercera.com/2019/08/17/bienal-arquitectura-barrio-franklin/
"La arquitectura está imbricada en las realidades que disputamos en estos momentos. Los conflictos fronterizos, las crisis climáticas, la extensión de la ciudadanía en los entornos online o las relaciones entre especies. Existen elementos arquitectónicos (como muros, alambradas, paseos marítimos o instalaciones energéticas) que participan de manera decisiva en la evolución de todos los asuntos que ocupan la primera página de los periódicos. La arquitectura es el resultado de las interacciones entre todos los agentes que forman una sociedad. La sociedad es arquitectura", dice Jaque.
Desde hace más de una década que Andrés Jaque trabaja con la idea de la arquitectura como herramienta política y social, además de ver necesario la acción en la disciplina de múltiples agentes. En 2003 funda la Oficina para Innovaciones (Políticas Office for Political Innovation (OFFPOLINN) que tiene sede en Madrid y Nueva York y que está compuesta por arquitectos, diseñadores, periodistas, sociólogos y economistas. Con ellos, Jaque ha llevado a la realidad proyectos de arquitectura tradicional: casas, hoteles y colegios, y otros proyectos ligados al arte que se han exhibido en diferentes museos.
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El arquitecto español Andrés Jaque fundó en 2001 la Oficina para Innovaciones Políticas, con sede en Madrid y Nueva York.[/caption]
En 2014, ganó el León de Plata en la Bienal de Venecia dirigida por Rem Koolhaas y en 2015, ganó el Programa de Arquitectos Jóvenes del MoMA, con la instalación efímera Cosmos.
Jaque además es el director del Programa de Diseño Arquitectónico Avanzado en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Columbia en EEUU y profesor visitante en la Universidad de Princeton y The Cooper Union.
Una de sus instalaciones más impactantes fue IKEA Desobedients (2011), donde cuestionó el modelo de vida "perfecta" que promueve la compañía sueca a través de sus diseños funcionales y homogeneos, mostrando el caso de Candela, una madrileña que daba de comer en su casa a toda una red de personas que le ayudaban al cuidado de sus nietos y perros. Para Jaque ese era un ejemplo de un hogar híbrido, semipúblico y en contacto con la comunidad. La obra se convirtió en la primera performance arquitectónica en ser adquirida por la colección del MoMA, donde fue exhibida en 2012.
-¿Cuál fue la idea detrás de Ikea Desobedients y qué consecuencias le trajo?
Queríamos cuidar y proteger, incluso contribuir a conservar a todo un tejido de domesticidades basadas en el compromiso político y en la solidaridad entre extraños. Lo contrario de la falsa neutralidad política y la familiaridad que promueve Ikea. Contamos el caso de Candela, ejemplo de un tejido de solidaridad no monetizada, que se puso en peligro cuando el Ayuntamiento de Madrid, vendió el edificio social en el que vivía Candela a un fondo de inversión. La movilización social que nuestro proyecto Ikea Desobedients ayudó a convocar, evitó que Candela fuese desahuciada. La arquitectura tiene la capacidad de contribuir a empoderar y a proteger lo diferente y lo frágil.
-¿De qué forma la arquitectura se puede hacer cargo de problemas medioambientales como la escasez de agua que vivimos hoy o la contaminación?
Las crisis climáticas o la caída de la biodiversidad en el planeta requieren de la arquitectura el desarrollo de nuevas estrategias para generar acción común entre agentes tan distintos como humanos y, por ejemplo, los arrecifes de coral del Caribe.
Por ejemplo, COSMO, el proyecto que construimos en la PS1 del MoMA, confronta y responde a la manera en que la mejora medioambiental que inició Nueva York durante la alcaldía de Bloomberg, depende del traslado de la contaminación de Nueva York a Susquehanna Valley (Pensilvania). COSMO plantea la posibilidad de coexistir con la toxicidad. La posibilidad de que la arquitectura aporte las mediaciones necesarias para que en lugar de recurrir a una fórmula de segregación socio-territorial que genera desigualdad por medio de la relocalización territorial de sustancias dañinas para los humanos, construyamos sociedades equitativas, que se responsabilizan de gestionar y convivir con su propio coste medioambiental.
-¿Cómo podría resumir la evolución que ha sufrido la arquitectura en este último siglo?
Si en la arquitectura de los 90 y 2000, lo importante era discutir la "ciudad", en estos momentos son los cuerpos, y su producción colectiva, donde se acumula una gran parte de los desafíos que vivimos. Las condiciones de trabajo; la manera en que se producen y distribuyen alimentos, aire, agua y medicamentos; las construcciones político-culturales de género, reproducción, salud o estilo. Si en el siglo XIX la tecnología de interacción concentró la acción política en la ciudad, el papel de los arquitectos ahora consiste en urbanizar lo corporal. Convertir los cuerpos y sus extensiones en espacios de equidad, posibilidad y empoderamiento.
-¿De qué forma la arquitectura puede aplicarse dentro de las redes sociales?
Muchas proposiciones arquitectónicas se caracterizan por desarrollarse en la transición entre lo edificado y lo expuesto. Entre lo que se incorpora en el cuerpo y lo que se activa en la interacción digital. Como mostramos en nuestro proyecto "Intimate Strangers", Grindr ocurre en una constelación de entidades arquitectónicas muy diversas. En espacios de la ciudad que los usuarios de Grindr son capaces de conectar con interiores en proximidad. O en los servidores desde los que se definen las opciones de interacción.
-Eso tiene que ver con lo que Ud. ha dicho de que los arquitectos no construyen edificios sino "dispositivos arquitectónicos" ¿Cuál es la diferencia?
Los edificios tienen la imposible pretensión de contener vida e interacción. Los dispositivos son en cambio vida e interacción por sí mismos.
-¿Hay algo de utópico en la idea de creer que la arquitectura construye sociedad?
No es nada utópica. Es totalmente realista y pragmática. Estamos haciendo ahora un colegio en Madrid (el Colegio Reggio), una embajada para el océano para Thyssen Bornemisza Art Contemporary en Giudecca (Venecia), una casa en Murcia y otra Corpus Christi, transformando el Museo de Arte CA2M. Nada de esto es utópico. Son proyectos que responden a necesidades y coyunturas reales y urgentes. Pero todos ellos suponen también intervenir cómo se desarrolla la vida. Por ejemplo: cómo crecen y se educan los niños en un entorno en el que se estimula su curiosidad y se cuida la diferencia, es un asunto arquitectónico.
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Casa en Never Never Land, diseñada por Jaque en las Islas Baleares.[/caption]
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