Cómo Asesinar a Felipes, Sistemas Inestables y Zet: tres disparos y una evidencia
Los artistas se presentaron en el espacio Patricio Bunster de Matucana 100, en lo que fue un concierto dedicado al rupturismo musical.
Es imposible definir con precisión los matices de la música experimental, un concepto que se relaciona más con la exploración de sonidos que con la aplicación de una fórmula general. En esta, los universos creativos de sus intérpretes pueden reunir elementos de géneros como el jazz, el rap y la electrónica, como también de cualquier otro, para así construir un ambiente que se diferencie completamente de lo establecido o, por lo menos, presentar una pauta de nuevas texturas y ritmos que podrían ser profundizados. Aquel espíritu rupturista es un mínimo común denominador entre Cómo Asesinar a Felipes, Sistemas Inestables y Zet, agrupaciones que provienen de distintas escenas, pero que no dudan en compartir de un mismo escenario para atraer a un público específico, dispuesto a deleitarse con propuestas innovadoras.
https://www.youtube.com/watch?v=g6Aw4XxD_ks
Zet subió al escenario pasadas las ocho de la noche. Conformada por Christian Hirth en la batería, Cristobal Arriagada en los sintetizadores y Aurelio Silva en la guitarra eléctrica, la banda de Comandante Beat (2017) ofreció una mezcla de sonidos ambientales y electrónicos, los cuales se vieron acompañados de samples con voces y percusiones aceleradas que recordaban a un drum & bass, pero con el toque delicado, preciso e intenso que suelen maniobrar los músicos de jazz. Por su parte, los solos de teclado presentaron timbres similares a los de álbumes como Tarkus (1971) de Emerson Lake and Palmer, mientras que la guitarra aplicó un dosis de virtuosismo controlado que cumplía con destacar ciertos pasajes.
https://www.youtube.com/watch?v=9Sjd0aBqlLE
Tras aproximadamente una hora de show (tiempo en el que actuó cada uno de los grupos, sin distinción), llegó el turno de Sistemas Inestables. La propuesta de Javier Hechenleitner, Mauricio Lacrampette y José Tomás Molina se acerca más al ambient y a la música noise, a través de una serie de melodías cristalinas que aumentaron progresivamente durante el show, hasta el punto extremo en que el bajista lanzó su instrumento contra el piso para el último título, mientras que los otros miembros construían una base electrónica a partir de loops y tiempos complejos, pero no así inaccesibles para una audiencia general. Asimismo, destacaron los solos de batería simultáneos (entre dos integrantes que compartían un mismo bombo con pedales en ambos lados) y la forma en que su tecladista corría para también posicionarse en la guitarra y las percusiones.
https://www.youtube.com/watch?v=VjM97OhxjVY
A diferencia de cuando tocaron los grupos anteriores, el público se paró de manera unánime para recibir a Cómo Asesinar a Felipes, una agrupación conocida por mezclar elementos del rap y el jazz, para así llevarlos hacia un ambiente oscuro y misterioso, en donde sus letras existencialistas y su música abstracta le otorgan un carácter implícito, con tantas interpretaciones como oyentes. Si bien, el grupo presentó problemas técnicos durante "Pájaros en contra" (su vocalista, Koala Contreras casi no se escuchaba), estos fueron arreglados a la brevedad después de "Disparan (fill the skies)", canción incluida en Naturaleza muerta (2019) y que contó con la colaboración de Chino Moreno. En esta reprodujeron la voz del cantante de Deftones a través de una grabación, al igual que con la de Camila Moreno en "Días oscuros".
El carácter cinematográfico y su pasión por las películas de cine negro no sólo se reflejó a través de los clásicos samples de sus temas, sino que también en actuaciones como la del baterista Felipe Metraca, quien estuvo con los ojos cerrados durante la mayor parte del show, mientras sus compañeros mantenían un perfil más bien sobrio y reflexivo. Por su parte, los vientos de Cristián Gallardo rescataron la esencia profunda, seca y desorbitada de las grabaciones de estudio e, incluso, se desenvolvieron en un solo al final del espectáculo, en el que todas las luces y miradas se mantuvieron fijas hacia su saxofón.
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