El documental de Netflix sobre inmigrantes en la era Trump
Indocumentados, recién estrenado en la plataforma, narra con dureza la amenaza de la deportación para quienes viven en EE.UU. como ilegales, aunque han hecho una vida completa en ese país.
La crisis migratoria mundial ha tenido en Estados Unidos a un férreo opositor. Desde que Donald Trump asumió la presidencia de ese país, ha aplicado "tolerancia cero" para quienes viven indocumentados y ha dado la orden de que sean deportados todos los que no tengan los papeles en regla. Mientras esta semana el New York Times publicó un reportaje donde señala que Trump propuso disparar en las piernas a quienes lleguen desde México y un proyecto para que en el muro que divide a ese país de EE.UU. haya un foso de agua con caimanes y serpientes, Netflix acaba de estrenar
Indocumentados
, una serie documental de seis capítulos de 40 minutos donde muestra la cara humana de la problemática.
A través de ocho familias en riesgo de ser deportadas, la serie corre veloz y cuenta historias —sin caer en demasiado sentimentalismo, aunque con rudeza— como la de una mexicana que lleva 20 años ilegal en Estados Unidos, donde se casó con un militar y tiene dos hijas, pero tiene orden de ser expulsada; la de un israelita que lleva 18 años en el país y ha fundado una exitosa empresa, pero vive escondido y su socio es quien debe ser el representante legal; o la de un joven hondureño, cuya esposa tiene cinco meses de embarazo y ha sido retenida, aunque él tampoco tiene los papeles de residencia, en una medida aleatoria que no tiene explicación.
En todas las historias se develan las razones para arribar a Norteamérica —principalmente por la violencia en sus respectivos países y buscando el "sueño americano"—, el miedo de que sean descubiertos y cómo en EE.UU. ha ido cambiando la situación para los inmigrantes ilegales, desde la presidencia de Obama, donde podían permanecer si no cometían delitos —aún cuando se les negaba la visa de residencia, incluso pese a haber formado familia y de vivir décadas—, hasta la actual era de Trump, donde todo hombre y mujer son sospechosos y pueden ser deportados, aunque haya embarazadas o hijos que son ciudadanos estadounidenses.
Pese a que en el relato —en formato de docuserie— aparecen abogadas que buscan figuración en pos de la causa, protestas pro o anti inmigrantes y algunas escenas donde la cámara se tienta a mostrar el llanto fácil, lo que prima en la serie es la ponderación: la dupla de directores tiene un evidente punto de vista, pero es un acierto que en todos los relatos se trate de gente que lleve años viviendo ilegal, pero con gobiernos de republicanos o demócratas que han hecho vista gorda al problema. ¿Es sensato no otorgarle residencia y nacional a quienes llevan 10 ó 20 años viviendo en EE.UU., que pagan sus impuestos y tiene hijos que han nacido en ese país? La pregunta, que recorre todos los episodios, no tiene respuesta pero sí un origen: el 11 de septiembre de 2001, cuando los atentados a las Torres Gemelas provocaron el endurecimiento sobre la estadía de extranjeros.
En la mayoría de los casos, las series documentales tienen un tono político y acá resulta evidente, aunque no es partidista sino que expone un problema que no parece tener solución. Los mismos involucrados hacen mea culpa, delante de las cámaras, sobre cómo entraron ilegalmente al país, de las innumerables veces que intentaron vía abogados lograr una visa de residencia y de las murallas que han enfrentado cada vez, acostumbrándose a tener una vida de miedo a que los pillen. En ese sentido, Indocumentados es un material de protesta implícito respecto de familias que son separadas —aunque el gobierno les ha permitido seguir en el estatus de ilegales—, sin caer en sentimentalismos la mayor parte de las veces, con historias que se van contando de a poco, intercaladas unas de otras, con una música leve que no busca la lágrima fácil.
Producido por la cantante Selena Gomez (cuyo padre es mexicano), Indocumentados lanza dardos hacia Trump —una deportada expone la contradicción de que su marido militar votó por el empresario—, pero no intenta sacar una pancarta al respecto ni tampoco busca compasión o el melodrama, aunque su factura sea algo descuidada y tampoco venga a descubrir un problema que ya hemos visto en miles de reportajes. Tras las historias, y es lo más relevante de la serie, es la denuncia que hace de un país que se formó con inmigrantes, con presidentes que no han tenido la disposición de regularizar los papeles de quienes han hecho una vida entera en ese país, dejándolos como apátridas. Como bien dice el relato de una mujer mexicana, que el departamento de inmigración le ha dicho que debe "regresar a su casa" y ella les responde: "¿Cuál casa, si en México no tengo? Mi casa está acá desde hace 20 años".
https://www.youtube.com/watch?v=rTdVWPjzxIU
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