Atypical: paso a paso
El pasado viernes 1 de noviembre, Netflix estrenó la tercera temporada de la producción que, con más boca a boca que grandes campañas, se ha ganado un lugar entre las favoritas de muchos.
En 2017, entre los grandes y bullados estrenos de 13 reasons why y Mindhunter, otra de las series que llegó a Netflix, con mucho menos bombo y expectación, fue Atypical.
Una historia pequeña, una comedia con gotas de drama, sobre un adolescente autista -en un nivel funcional y que le permite, por ejemplo, ir a un colegio normal- y los desafíos que implica ese trastorno tanto para su vida diaria como para su familia.
El pasado viernes 1 de noviembre la plataforma estrenó la tercera temporada de la producción que, con más boca a boca que grandes campañas, se ha ganado un lugar entre las favoritas de muchos.
Quizás no de esas favoritas tipo "esta es la mejor serie del mundo, me cambió la vida y ya nada volverá a ser como antes", sino de las que te fijan una sonrisa en la cara cuando ves que hay capítulos nuevos disponibles. Es una buena historia, es fácil de ver, con personajes que se equivocan mucho, pero que tienen buen corazón… y por estos días, eso claramente puede sonar como una gran alternativa para desconectarse por un rato.
En su tercer ciclo, Atypical sigue teniendo al centro de su relato a Sam Gardner (Keir Gilchrist), el chico autista, pero con una trama y roles con giros más profundos, ya que el mundo ya no se remite sólo a su condición; cada personaje tiene sus propios problemas y no son pocos.
Sam es ahora un estudiante universitario y debe aprender a lidiar con tensiones desconocidas, lo que es un tremendo desafío para él. Mientras, sus padres parecen estar a punto de tirar la toalla de su relación, a la par que su hermana Casey (Brigette Lundy-Paine) debe averiguar qué tan real es la atracción que está sintiendo por su mejor amiga.
En las múltiples categorías que tienen en Hollywood para definir sus apuestas, esta cae en el casillero del coming-of-age: historias sobre crecimiento, maduración y cambios. Y lo interesante de Atypical respecto a este subgénero es que tal etiqueta no sólo es cierta para su personaje principal, o para los mismos adolescentes, sino que todos de alguna forma están viviendo una constante maduración y adaptación a nuevas circunstancias.
Deben aprender a entender a los demás y a escucharse a sí mismos, a bajar la cabeza y pedir perdón, a ser más pacientes y compasivos. Y todo esto lo hace sin perder su sentido del humor ni tampoco sentirse como una lección sensiblona sobre cómo ser mejores personas, aunque sí muestra a seres humanos tratando de ser mejores, lo que no es poco.
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