Charles Brandt, autor del libro en que se basó El irlandés: "La película de Scorsese es una obra maestra: entré en éxtasis al verla"

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El escritor y ex fiscal americano fue el confesor de los crímenes de Frank Sheeran, el camionero y matón a sueldo interpretado por Robert De Niro en la celebrada cinta que se puede ver en Netlfix y salas de cine.


La nueva película de Martin Scorsese lleva tres días en las pantallas de Netflix y más de una semana en salas de cine. Protagonizada por Robert De Niro como el matón y sirviente de la mafia Frank "The Irishman" Sheeran y Al Pacino en el rol de su amigo y patrón Jimmy Hoffa, El Irlandés es uno de los grandes estrenos del año y probablemente será nominada a varios premios Oscar.

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En el filme de tres horas y 29 minutos de duración, se cuenta la historia de la mafia y de los negocios sucios de los sindicatos desde los años 50 hasta inicios de nuestro siglo. Es la historia de Estados Unidos, pero es en su génesis lo que Frank Sheeran (1920-2003) le contó poco antes de morir al ex fiscal y escritor neoyorquino Charles Brandt. A partir de estas confesiones estableció que Frank Sheeran había sido el asesino del poderoso dirigente sindical Jimmy Hoffa (1913-1975).

Sheeran es interpretado por un sobrio Robert De Niro y Hoffa cae en las manos y los gestos de Al Pacino en una película que lleva a la pantalla lo que Brandt escribió en las páginas de su libro Jimmy Hoffa: Caso cerrado (en inglés se llama I heard you paint houses), publicado en el 2004.

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La expresión "I heard you paint houses" ("Escuché que pintas casas") es lo primero que Sheeran conoció de boca de Hoffa y es una forma poética de referirse a la sangre de víctimas en las paredes. En ese mundo y lógica, Sheeran era un pintor prolífico, silencioso y aplicado. Según Charles Brandt, mató a más de 30 personas por órdenes del jefe Russell Bufalino (Joe Pesci) o de Frank Bruno (Harvey Keitel). También ayudó, sin saberlo, a transportar armas para invadir Bahía Cochinos en la Cuba de 1961, pero eso es otra historia.

Es mejor que el propio Charles Brandt ilumine su vida desde su teléfono y su casa en Sun Valley (Idaho).

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-¿Cómo conoció a Frank Sheeran?

-Todo partió con la llamada de un tipo llamado Franny McDonald, perteneciente al círculo del jefe mafioso Angelo Bruno (Harvey Keitel en la película) en Filadelfia. Me explicó que Frank Sheeran cumplía una condena de 33 años por el delito de extorsión laboral y que el FBI intentaba sacarle la mayor información posible: normalmente dan 5 años por ese tipo de crimen, no 33. Lo que la mafia quería es que lograra sacar de la cárcel a Sheeran bajo libertad médica condicional.

-¿Cómo logró que le contara su historia?

-Hace muchos años atrás yo había publicado una novela que se llama The right to remain silent (1988): está inspirada en el arte de la interrogación, que ejercí como fiscal de homicidios. Participé y conduje muchos interrogatorios con policías y abogados en mi vida. De esa misma forma resolví muchos crímenes. Durante el tiempo que me tomó sacar a Frank Sheeran de la cárcel, él leyó el libro y cuando ya estaba en libertad nos juntamos a comer. Me dijo que estaba cansado de leer artículos en la prensa y de ser interrogado por el FBI sobre la desaparición de Jimmy Hoffa. Me comentó que deseaba que yo escribiera su historia, la que iba a probar que no tuvo nada que ver en la muerte de Jimmy Hoffa. De acuerdo a mi experiencia, intuí que quería botar algo que lo oprimía en su interior, que deseaba deshacerse de un fantasma que lo perseguía. En ese momento pensé que probablemente él era el asesino de Jimmy Hoffa.

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-¿Es decir, la confesión no fue inmediata?

-Tomó muchos años. Lo primero que hice fue juntarme con él en su departamento en Springfield (Pennsylvania). Era 1991. Conversamos cinco horas, pero no tomé notas mientras hablábamos. Lo que hacía era volver a casa y escribir todo. Luego regresé y cuando él lo leyó, se sorprendió de lo que había dicho. Y, por supuesto, se asustó mucho. Me dijo que no podía usar ese material, pues el jefe de la mafia Russell Bufalino (Joe Pesci en la película) aún vivía. Sin embargo, Frank me hizo saber que cuando muriera Bufalino (falleció a los 90 años en 1994) me acercara a él de nuevo y conversáramos. Pasaron ocho años. Para esa época una de sus hijas ya lo había enviado a una casa de reposo y él se había confesado con un sacerdote. Le había dicho que había cometido el pecado mortal del asesinato, pero sin darle detalles escabrosos. En ese momento utilicé una grabadora y eso le dio mucha seguridad a Frank. Le otorgó la tranquilidad de que yo no alteraría lo que él me decía al transcribirlo. Fueron entrevistas que duraron cerca de cinco años, conversaciones en diversos bares y restaurantes de la mafia, lo que ellos llaman "clubes sociales". Confesó ser el autor de 32 crímenes, entre ellos el de Joseph "Crazy Joe" Gallo en 1972 y el de Jimmy Hoffa en julio de 1975.

-¿Por qué le creyó?

-Bueno, usted está hablando ahora con un hombre que procesó 50 homicidios durante su carrera profesional. Reconozco este tipo de confesiones al escucharlas y verlas. Se percibe la opresión en el pecho de quienes hablan y uno comprueba cómo sienten alivio al decir algo. Después de ese tiempo que pasé con Frank volví a reunirme con él, tres años más tarde. Buscaba hallar inconsistencias en su testimonio. No había. Eso es lo que uno hace en mi tipo de trabajo.

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-¿Para él fue cómo hablar con un sacerdote?

-Totalmente. Yo fui criado como católico, el padre de Frank quiso ser cura y su madre iba a la iglesia a diario. Él mismo fue educado como católico. Es más, creo haber tratado de utilizar algo de la capacidad de los sacerdotes como confesores a la hora de hablar con mis interrogados. Hay que tratar, antes que nada, de darles confianza.

-¿Cómo y cuándo fue su última conversación con Frank Sheeran?

-Fue seis semanas antes de que muriera (Frank Sheeran falleció en diciembre del 2003 a los 83 años), poco antes de que dejara de comer por decisión propia en un recinto geriátrico. Tenía muchos remordimientos encima y creo que fue absolutamente sincero en esa conversación. La grabamos en video.

-¿Qué le parece la película de Martin Scorsese?

-Creo que la película es una obra maestra absoluta. La amé. Creo que entramos en éxtasis cuando junto a mi esposa la vimos por primera vez en su estreno en el Festival de Cine de Nueva York, en septiembre. A pesar de saber todos los detalles, pues esto fue parte de mi vida, nunca dejamos de sorprendernos con lo que veíamos en pantalla. Digo esto, porque colaboré bastante en el guión a mi manera: la productora me rentó una pieza de hotel en Nueva York, no muy lejos de la casa de Martin Scorsese. Eso fue desde junio a agosto del 2017, mientras trabajaban en el guión. Me preguntaban si acaso Frank Sheeran hubiera actuado de tal o cual manera de acuerdo a lo que yo sabía, por ejemplo. Luego, cuando volví a mi casa, cerca de las montañas, en Sun Valley (Idaho), me asignaron una asistente que me llamaba por teléfono cada vez que Martin Scorsese o Robert De Niro tenían alguna duda.

-¿Qué opina de la personificación de Robert De Niro como Frank Sheeran? ¿Hay similitudes entre el real "Irlandés" y lo que él hace?

-Es muy buena, muy clara y transparente, sobre todo porque debo confesar que a veces costaba entender lo que Frank (Sheeran) decía. Era un tipo que tartamudeaba, titubeaba y hablaba bajo. Cuando tú ves la película observas cómo Bob (De Niro) es capaz de capturar toda esa indecisión en la voz. Ahora, ¿por qué Frank Sheeran hablaba tan bajo? Porque después de gran parte de su vida siendo observado y perseguido por el FBI pensaba que todo el mundo llevaba un micrófono debajo de la chaqueta.

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