La Segunda Guerra Mundial: ponle color
El documental Eventos de la Segunda Guerra Mundial a todo color da un paso para bifurcar la mirada sobre las causas, responsabilidades y consecuencias del brutal conflicto.
Primero las señales de History cuando aún se trataba de historia y luego los incontables documentales y docuseries en Natgeo que han abordado aparentemente todos los flancos habidos y por haber del mayor choque bélico en la historia de la Humanidad. Pero hace diez años la producción británica La Segunda Guerra Mundial a todo color, narrada por Robert Powell (el mismo de Jesús de Nazareth), renovó el interés audiovisual por el tema al colorizar imágenes grabadas originalmente en blanco y negro. En octubre de 2018, al conmemorarse un siglo del fin de la Primera Guerra Mundial, se estrenó They shall not grow old, documental de Peter Jackson basado en archivos del Museo imperial de la guerra en Londres. La restauración de las filmaciones con nitidez y colorido sobrecogedor a cargo del director de El Señor de los anillos, pasó al siguiente nivel en un trabajo espectacular. A la vez cosechó críticas al agregar audios y voces a sucesos grabados en una era previa al sonido.
Eventos de la Segunda Guerra Mundial a todo color retoma la línea del documental de 2009 en coproducción británica y alemana. ¿Diferencias? ¿Novedades? El tratamiento de las imágenes no difiere mucho de la calidad de hace una década, y comparado al estándar de They shall not grow old pierde por paliza. Aún así hay material inédito impresionante y brutal con valiosos aportes germanos y nipones, como las barbaridades japonesas al invadir China en 1937 con ajusticiamientos masivos de civiles. Se suman las habituales secuencias de combates, muerte y destrucción en cielo, mar y tierra en diversidad de frentes, aún cuando quedan fuera, por ejemplo, las campañas claves en el curso de la guerra en el norte de África.
La mejora sustantiva en relación a la producción anterior radica en el ritmo, la diversidad de voces y ángulos para explicar las múltiples causales de la II Guerra. Gracias a un guión más complejo y coral, el relato no solo se sostiene en la tradicional voz en off sino mediante una serie de historiadores tanto de los Aliados como del Eje (con predominancia británica y estadounidense), junto a combatientes y sobrevivientes.
Los episodios son indiscutidos en la evolución de la guerra contando la Blitzkrieg, La batalla de Inglaterra, Pearl Harbor, Midway, Stalingrado, Día D, Ardenas, Bombardeo de Dresde, liberación de Buchenwald e Hiroshima.
Episodios con incontables reportes como el ataque a Pearl Harbor refleja cómo esta versión se esfuerza por contar la misma historia con otras perspectivas. Así, los orígenes de la odiosidad de Japón con EE.UU. y Occidente se remontan a la poco conocida participación de la isla en la I Guerra Mundial, donde dieron una mano a los británicos en China. Tras el fin del conflicto fueron invitados a las conferencia de paz de París y otras instancias donde pidieron que se relajara la política de inmigración de las naciones occidentales, que solían poner trabas de corte racista. No sólo fueron desechadas sus solicitudes sino que hacia 1924 EE.UU. impuso medidas que rechazaban el recibimiento con fines de estadía en su territorio de cualquier etnia que no fuera blanca. En paralelo la propaganda estadounidense se esmeraba en representar a los japoneses como seres indeseables comparándolos constantemente con ratas y simios.
Respecto del Holocausto el documental plantea la relativa indiferencia antes y después de la guerra por parte de las potencias occidentales con lo sucedido a la población judía en Alemania. Las naciones anglosajonas no se conmovieron particularmente con las denuncias de atropellos en los años 30, como a fines de la década del 40 el gobierno americano aplicó perdonazos y vista gorda a los nazis cuando la paranoia de la Guerra Fría plantaba comunistas en todos lados según la derecha estadounidense. Como los nazis eran profundamente anticomunistas, su presencia migratoria se toleraba.
De la Segunda Guerra Mundial aún quedan lecturas posibles dada la magnitud de confrontar en variedad de campos de batalla a las naciones más ricas y ambiciosas de la Tierra. Las versiones occidentales seguirán insuflando más valor del real a la derrota de los nazis en detrimento del aporte ruso, quienes hicieron el mayor desgaste en el conflicto. En ese sentido este documental no hace gran diferencia aunque deja en claro que Stalingrado fue el punto de inflexión en la derrota alemana gracias a las tropas soviéticas.
Mientras más pasa el tiempo tanto las revisiones históricas de EE.UU. como Inglaterra dan mayor cabida a sus yerros y excesos criminales, lejos de los días en que el Hollywood de posguerra idealizaba las maniobras aliadas. Acá hay lugar para la injustificada destrucción británica de Dresde que implicó quemar vivos a 25 mil civiles, y la aniquilación de Tokio a manos estadounidenses previo a los ataques nucleares de Hiroshima y Nagasaki, este último definido como innecesario por la investigación, excepto por la señal de advertencia del Tío Sam hacia el Oso ruso.
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