Woman: John Lennon y su carta de amor a las mujeres

lennon yoko web

La canción incluida en el álbum Double Fantasy, el último grabado en vida por el ex Beatle, fue compuesta durante sus vacaciones en la isla de Bermuda como una carta de agradecimiento a su esposa, Yoko Ono, y a las mujeres que formaron su círculo inmediato, por apoyarlo en los momentos difíciles.


Alguna vez John Lennon dijo que había recibido una educación feminista. En realidad, fue una exageración muy propia de él. Simplemente estaba haciendo referencia al haber crecido en un núcleo familiar en que las mujeres eran dominantes. “Mi familia la constituían cinco mujeres. Cinco mujeres fuertes, inteligentes y hermosas, cinco hermanas -NdR: una de ellas, su madre-. Los hombres eran invisibles. Yo siempre estaba con las mujeres. Las oía hablar de los hombres y de la vida, y se enteraban de todo. Los hombres no”, detalló él mismo en alguna oportunidad.

Tras el abandono de su padre marino mercante a temprana edad, John fue criado por su tía Mimi -la mayor de las hermanas- una persona obsesiva, exigente y tradicional, que era el contraste de su madre, Julia, una mujer jovial y amante de la música, que estimuló el interés de su hijo por el rock and roll, enseñándole rudimentos de banjo y ukelele. Su niñez transcurrió entre esos polos.

Pero cuando todo parecía ir bien, un policía ebrio al volante acabó con Julia. La pérdida dejó al joven Lennon con un profundo dolor que en cierta manera influyó sobre su comportamiento. "Era agresivo, sarcástico y rebelde", recuerda su primera esposa, Cynthia Powell en su libro El auténtico Lennon (2009, Ma Non Troppo). "Estoy segura que su furia más amarga por la muerte de su madre, y especialmente por la forma en que sucedió, estaba detrás de gran parte de su comportamiento agresivo durante aquel período".

En 1957, mientras era estudiante de la Escuela de Arte de Liverpool, John conoció a Cynthia. Una mujer tímida y de carácter apacible, con la que vivió los años duros de formación de los Beatles, los primeros shows en salones de baile para solo un par de asistentes, los conciertos en La Caverna y el ascenso al estrellato mundial con la beatlemania.

Pero hacia mediados de la década la relación se deterioró. Ahogado por las dificultades de una vida pública, el estrés y la sensación de vacío -que volcó en canciones como "Help!"-, el músico poco a poco comenzó a explorar en otras posibilidades. Las drogas, la búsqueda de nuevas amistades e intereses, eran indicador de su inquietud. Desenamorado de Cynthia -con peleas y violencia intrafamiliar de por medio-, el de Liverpool parecía ido. En los días lisérgicos de la psicodelia, el sargento pimienta y los trajes coloridos, mientras visitaba la galería Indica, conoció a una misteriosa mujer japonesa que cambió su vida.

"El rock 'n' roll ya no era divertido"

Fue la combinación regenerativa de la brisa marina en la isla de Bermuda, los recuerdos de su vida en Liverpool o acaso la experiencia de pilotar un yate en alta mar, lo que devolvió a Lennon su pulsión creativa. Por entonces, en el verano boreal de 1980, era un millonario exestrella del pop, retirado de la música.

En esas vacaciones, el músico volvió a sentir la necesidad de componer. “Todas estas canciones llegaron...después de cinco años sin nada -explica el biógrafo Philip Norman en su libro sobre el ex Beatle-. Sin intentarlo, pero de todos modos no venía nada, sin inspiración, sin pensar, sin nada, y de repente boom boom boom...como una radio inactiva, sus sentidos volvieron a procesar todo lo que vio y escuchó en palabras y acordes”.

Desde 1975, John se había mantenido al margen de la industria. Como haciendo una pausa de su leyenda, ocupaba sus días en amasar pan, criar a su hijo Sean, mirar televisión y leer el horóscopo. No tenía interés en componer, ni le nacía hacerlo. En vez de eso, se volvió supersticioso. Con la guía de chamanes, tarotistas y numerólogos, que aprovechaban de sacar una tajada de dinero, seguía una vida en el encierro dorado de su apartamento del Dakota, en que prestaba más atención al Mercurio Retrógrado y a los chismes, que a las novedades en las listas de éxitos musicales.

"Había estado bajo obligación o contrato desde que tenía 22 años hasta los 30 años. Después de todos esos años, era todo lo que sabía. No era libre. Estaba encerrado. Mi contrato era la manifestación física de estar en prisión -explicó a Playboy en 1980-. Era más importante enfrentarme a mí mismo y enfrentar esa realidad que continuar una vida de rock 'n' roll...y subir y bajar con los caprichos de tu propia actuación o la opinión del público sobre ti. El rock 'n' roll ya no era divertido. Elegí no tomar las opciones estándar en mi negocio...ir a Las Vegas y cantar tus grandes éxitos, si tienes suerte, o ir al infierno, que es donde fue Elvis".

Pero el retiro de John tuvo un precio. Tras una feroz batalla judicial para obtener el visado de residencia definitiva en USA -ante la amenaza cierta de la deportación-, el músico no quería saber nada más con abogados, contables o expertos. Delegó entonces el manejo de su fortuna -sus propiedades e inversiones- en su esposa, Yoko Ono. Ello la obligó a suspender toda actividad creativa en pos de enfrentar reuniones con estirados gerentes que a menudo la menospreciaban. "Un abogado enviaría una carta a los directores, pero en lugar de enviármela, se la enviaría a John o a mi abogado. Te sorprendería cuánto insulto recibí de ellos inicialmente -detalló la japonesa en la misma entrevista a Playboy-. Me decían: 'Pero no sabes nada de derecho; no puedo hablar contigo'. Le dije: 'Está bien, háblame de la manera que pueda entenderlo. Yo también soy directora'".

Por ello hacia 1980, el matrimonio atravesaba por momentos de tensión. "En retrospectiva, ella culpa a las presiones combinadas de ser una esposa y madre convencionales, tratando de construir la fortuna de John y, sobre todo, mantener su voto mutuo de suspender todo trabajo creativo", explica Norman. Como suele ocurrir, la solución estaba en alejarse de los problemas. Pero en junio, el tedio, el encierro y la posibilidad de salir unos días, convencieron a John de tomar rumbo a las Bermudas donde le acompañaría Sean. Allí, daría forma al último paquete de canciones de su vida.

john-lennon-bermuda.jpg

Entre Marlon Brando y Oscar Wilde

"'Woman' surgió porque, una tarde soleada en Bermuda, de repente me di cuenta de lo que las mujeres hacen por nosotros. No solo lo que Yoko hace por mí, aunque estaba pensando en esos términos personales...pero cualquier verdad es universal -explicó John a Rolling Stone en 1980-. Lo que me di cuenta fue todo lo que estaba dando por sentado. Las mujeres realmente son la otra mitad del cielo, como susurro al comienzo de la canción. Es un 'nosotros' o no es nada. La canción me recuerda a una canción de los Beatles, aunque no estaba tratando de hacerla sonar como una canción de los Beatles. Lo hice como lo hice con 'Girl' hace muchos años, me golpeó como una ráfaga, y salió así. 'Woman' es la versión adulta de 'Girl'".

En cierta manera el material compuesto en la isla -publicado en el álbum Double Fantasy y en el póstumo Milk & Honey- resumió la vida de sosiego que había llevado en los últimos cinco años. Algunas canciones fueron creadas a partir de ideas sueltas que había elaborado en el Dakota, mientras que otras llegaron casi completas a su mente. "'Darling Boy', más tarde retitulado 'Beautiful Boy', fue un himno de alegría para Sean, que le permitió echar un vistazo a su cálido y seguro mundo de guardería ('El monstruo se fue, él está huyendo y tu papá está aquí...'). Además revelaba su impaciencia por verlo alcanzar la mayoría de edad, pero también de apreciar cada momento ('La vida es lo que te sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes') -explica Norman-. 'Watching the Wheels' fue un autorretrato de alguien agradecido por haber escapado de la trampa de Elvis, contento de dejar que la maquinaria del negocio siguiera trabajando sin él, los caballos pintados llamados Paul o Mick continúan sus circuitos interminables, mientras se dedica a cosas importantes como 'mirar sombras en la pared'".

"Woman" no fue una excepción. Según Phillip Norman, el tema "aparentemente se dirigió a Yoko. Es una delicada carta de agradecimiento 'por mostrarme el significado del éxito' y una disculpa por causar 'pena y dolor', lo que finalmente fue a cada mujer que lo había criado, de vuelta a Julia, Mimi y las tías: 'Después de todo, estoy en deuda contigo para siempre'", escribía como una conmovedora despedida considerando que solo meses más tarde sería abatido a balazos.

Sucede que para John, su mujer era más que una compañera sentimental. Se trataba de un complemento creativo. Una guía. "Es una relación maestro-alumno. Eso es lo que la gente no entiende -explicó Lennon-. Ella es la maestra y yo soy el alumno. Soy el famoso, el que se supone que lo sabe todo, pero ella es mi maestra. Ella me enseñó todo lo que sé. Ella estaba allí cuando yo no estaba en ninguna parte, cuando yo era el hombre de ninguna parte".

Por ello es que en la letra, él hace referencia a cómo Yoko lo contuvo. Pero también se puede entender como el momento en que hace las paces con su infancia. "Mujer/Sé que entiendes el niño pequeño dentro del hombre/Por favor recuerda que mi vida está en tus manos/Y mujer abrázame cerca de tu corazón/Por distante que sea, no nos separes/Después de todo está escrito en las estrellas".

"Ella es la Madre Superiora, es la Madre Tierra, es la madre de mi hijo, es mi madre, es mi hija -afirmó el músico a Rolling Stone-. La relación pasa por muchos niveles, como la mayoría de las relaciones. Pero no tiene ninguna extrañeza profunda al respecto".

Pero no solo eso. Para Lennon, la relación con Yoko le habría permitido superar los estereotipos masculinos con los que creció en la rígida Inglaterra de los 50'. "Soy muy consciente de eso porque vengo de la escuela de pretextos machistas -comentó en la mentada entrevista-. Nunca fui realmente un chico de la calle o un tipo duro. Solía ​​vestirme como un teddy boy e identificarme con Marlon Brando y Elvis Presley, pero nunca estuve realmente en peleas callejeras o pandillas reales".

"Pienso que de eso se trata el feminismo. Eso es lo que me enseño Yoko. No podría haberlo hecho solo. Tenía que ser una mujer la que me enseñara. Así es. Yoko me dice todo el tiempo, 'está todo bien, está todo bien'. Miro las fotografías de mi vida juvenil y estaba jalonado entre ser Marlon Brando y un poeta sensible, mi parte Oscar Wilde con el terciopelo, mi parte femenina. Siempre estuve tironeado por las dos partes, generalmente eligiendo el lado machista, porque si mostrabas el otro lado, estabas muerto".

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.