Martin Scorsese habla de muerte, mujeres, Joker y Netflix

El estreno de El irlandés puso más exposición para Martin Scorsese. Su debut en una plataforma de streaming —Netflix— multiplicó la habitual tribuna que han tenido sus últimas películas y los medios también le dieron portadas y entrevistas, donde el realizador apuntó contra las cintas de superhéroes y algunos vieron en su última cinta un machismo inherente. De esos y otros temas habló el ítaloamericano con The New York Times, en una entrevista de largo aliento y donde, fundamentalmente, habló sin tapujos sobre la muerte y cómo se acerca a ella.

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"Solo hay que dejar ir, especialmente en esta fase de la vida", dice sobre su propia muerte y a los 77 años, en una conversación que se realizó en su casa de Manhattan. "El punto es deshacerse de todo ahora", resume. "Debes descubrir quién recibe qué o qué no lo recibe. A menudo, la muerte es repentina, si se te da la gracia de seguir trabajando, será mejor que descubras algo que necesita ser contado".

En su caso, dice la publicación, esa inspiración la encontró en El irlandés, la historia de vida de Frank Sheeran (Robert De Niro), un sicario de la mafia que afirmó haber matado a Jimmy Hoffa (Al Pacino). Un proyecto que lo llevó nuevamente a hablar del crimen organizado —algo en lo que no estaba del todo convencido— y de hacerlo para Netflix en vez de un estudio tradicional y para estrenar en cines. Lo que lo motiva, dice, no es el miedo a la muerte, sino la aceptación de que le sucede a todo el mundo. "Como dicen en mi película, es lo que es. Tienes que aceptarlo".

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El periodista que lo entrevistó describe la casa del director ganador del Oscar: un retrato sobre la chimenea de Gouverneur Morris, carteles de gran tamaño de las películas de Jean Cocteau y Jean Renoir, incluidos tres de Grand Illusion solo en la habitación donde conversaron. Al otro lado del pasillo estaba el comedor donde había editado partes de El irlandés, Silencio y El lobo de Wall Street.

Scorsese no solo es cineasta, también es un fanático del cine. En la nota hablan con Leonardo DiCaprio —quien ha protagonizado cinco de las películas de Scorsese—, dice que la cinefilia del director nunca hace que pierda de vista lo que necesitan sus actores. "Aprendió todo lo que pudo sobre la historia de su forma de arte y lo trajo todo a su proceso de filmación", dice DiCaprio. "Pero siempre se ha centrado en lo que el actor da, y en esa dinámica uno a uno. La trama para él es secundaria. Su enfoque es encontrar el corazón de la historia a través de los actores con los que trabaja", añade.

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Su infancia en Little Italy, donde sus influencias formativas incluyeron a sus padres, sus sacerdotes católicos y los matones locales que inspirarían películas como Calles peligrosas. Si sus películas pasadas tendían a glamorizar a los criminales y la violencia que perpetran, Scorsese dice: "Bueno, es glamoroso y atractivo, ¿no es así? Al principio es glamoroso si eres joven y estúpido, lo que es mucha gente. Yo lo era".

Su juventud, agrega el New York Times, también fue una iniciación en la cultura de la muerte: sirvió como monaguillo para las misas de réquiem en la Catedral Vieja de San Patricio ("'Día de la ira' era mi canción favorita", asegura), ayudando a un amigo a entregar arreglos florales para los servicios funerarios. Cuando era adolescente, cuenta la nota, perdió a dos amigos de modo consecutivo: uno murió de cáncer, otro en un accidente, y uno de los entierros, en un cementerio cerca de una fábrica, le dejó una impresión duradera.

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"Dije: '¿De esto se trata?', recuerda Scorsese. '¿Apretarnos en un pequeño pedazo de tierra en algún lugar de Queens, en este contexto feo y destructivo? Fue un shock y un despertar, un despertar de qué, no estoy seguro, pero un cambio'", cuenta el realizador, dado a filmar explícitamente escabrosas cuando se trata de crímenes. Eso se cuestionó cuando en 1995, en el rodaje de la película Casino, mostró el momento en que el personaje de Joe Pesci es golpeado hasta la muerte y luego enterrado en un maizal. "Ahí dije: no puedo ir más allá", reconoce.

Esa fue una de las razones por las que se alejó de películas de drama criminal, a excepción de Los infiltrados, curiosamente por la que finalmente obtuvo el Oscar a mejor director. Scorsese dice que se sintió "agotado" por estas películas, generalmente cerca de sus conclusiones, cuando chocaba con ejecutivos de estudios de cine que quería que los tiempos de trabajo se acortaran.

"Las últimas dos semanas de edición y mezcla de El aviador", una coproducción que incluyó a Warner Bros. y Miramax, entre otros, "habría dejado el negocio por el estrés", recuerda. "Dije que si esta era la manera de hacer películas, no lo haría más".

Siguió haciendo filmes, pero recurriendo más a financistas independientes que apoyaran sus proyectos y a espaldas del sistema de estudios de Hollywood. "Es como estar en un búnker y disparando en todas las direcciones. Comienzas a darte cuenta de que ya no estás hablando el mismo idioma, por lo que ya no puedes hacer películas", define.

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Fue De Niro quien le llevó El irlandés a su amigo Scorsese. "Lo vi como un peligro", dice, temiendo que fuera descartado como otro drama de la mafia en su currículum. La única razón por la que haría El irlandés, dice Scorsese, era si abordaba ideas que no había confrontado en anteriores largometrajes. "¿Va a ser enriquecedor?", se preguntó. "¿Vamos a aprender sobre lo invisible, el más allá? No, lo vamos a hacer". Que la historia de los mafiosos llegara a su vejez, como una maldición, lo entusiasmó. Entonces en la entrevista al New York Times el cineasta cita la letra de una canción de Bruce Springsteen "Jungleland": "Terminan heridos, ni siquiera muertos", dice Scorsese. "Y eso es aún peor, en cierto modo".

"Esto es diferente. Aquí, es el callejón sin salida, y todos tienen que contar al final. Si se les da el tiempo. Y a eso nos dirigimos", resume sobre El Irlandés, que tardó más de una década en hacerse, y a medida que su elenco creció para incluir a Harvey Keitel, Joe Pesci y Al Pacino (que nunca había trabajado con Scorsese), el director pudo sentir que las apuestas aumentaban sobre él. Esa ansiedad también era palpable para colaboradores como Steven Zaillian, el guionista de El Irlandés. "Es muy difícil sacarte todas las películas de Scorsese de la cabeza y no escribir una escena que recuerde a otra escena: 'Oh, oh, eso es lo que hice en El Padrino o eso es lo que hice en Casino", dice Zaillian al NYT.

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Al Pacino, aunque era un novato en el proceso de rodaje de Scorsese, dice que desarrolló una taquigrafía fácil con el director y lo encontró sin temor para expresar su opinión, a su manera única. Después de una toma, Pacino recuerda: "Tengo un recuerdo de Marty mirando la escena en una computadora y sacando la cabeza de la tienda en la que estaba, como si dijera: '¿Qué (mierda) estás haciendo?' En realidad, no dijo esas palabras, pero se sintió así. Y recibí el mensaje". Con una larga risa, cuenta la nota, Pacino agradeció tales indicaciones del director estaba invertido en su actuación. "Me alegra que me haya visto y me alegro de que realmente esté evaluando lo que estoy haciendo. Es decir, no estamos solos aquí", dice.

De Niro, quien ha protagonizado nueve películas para Scorsese, dice que la apertura del director a la experimentación y al descubrimiento en el momento se ha mantenido constante a lo largo de su colaboración de décadas, que data de Calles peligrosas. "Si él siente que algo no está dentro de los parámetros, que está demasiado allá afuera, podría decir que no, o incluso podría decir: 'Intenta, veamos'", dice De Niro, quien también es un productor de El Irlandés.

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Pero De Niro dice que él y Scorsese también comparten una especie de fatalismo: la expectativa de que cada vez que se celebre su trabajo, se producirá rápidamente un aluvión de rechazo, incluso en el caso de El irlandés, que ha sido ampliamente aclamada. "Estás esperando a que llegue lo malo", dice De Niro. "¿Cuál es el inconveniente? ¿Qué va a pasar? Estás diciendo, sí, esto es genial, pero no nos emocionemos demasiado".

Un paso mayor para Scorsese fue filmar para Netflix: le dieron un presupuesto de US$ 160 millones para El Irlandés y el trato significaba que, después de que la película recibiera un estreno limitado, se mostraría en la plataforma. Scorsese dice que incluso si la gente ha visto su cinta en dos o tres partes, en su casa, es mejor que en ninguna parte. "Incluso si se va a mostrar en una esquina de la calle, tal vez algún día se mostrará en un teatro como parte de una retrospectiva", dice.

Netflix no suele dar sus cifras, pero en este caso, dijo que El irlandés fue vista por más de 26,4 millones de cuentas en su primera semana en el sitio, pero el universo de los teléfonos inteligentes, tabletas y dispositivos de transmisión es en gran parte invisible para Scorsese. Lo suyo es otra cosa e ironiza sobre su día a día: "Salgo, me suben a un auto, me llevan a algún lado, me sacan, me vuelven a poner en una mesa, me llevan. En la habitación, alguien me habla y le digo 'sí'. Luego regreso a casa e intento entrar por esta puerta sin que los perros se vuelvan locos".

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En la crónica del NYT mencionan que en su quinto matrimonio (él y Helen se casaron en 1999) se reformó como un hombre hogareño y familiar. Tienen una hija, Francesca, y él tiene dos hijas, Cathy y Domenica, de sus primeros dos matrimonios.

Sus comentarios recientes contra las películas de Marvel, de las que dijo que "no eran cine" y que estaban más cerca de los "parques temáticos" en una entrevista de octubre con la revista Empire causaron revuelo. Eso llevó a Robert A. Iger, director ejecutivo de Walt Disney Company (propietaria de Marvel) a decirle a la revista Time que los comentarios de Scorsese fueron "desagradables" y que "no son justos para las personas que están haciendo las películas", agregando que estaba buscando una reunión con el director.

Scorsese cuenta que había contactado a Iger varios meses antes, en nombre de su organización sin fines de lucro Film Foundation, que busca restaurar y preservar películas en la biblioteca 20th Century Fox que ahora posee Disney. "Entonces surgió todo esto", dice Scorsese con una sonrisa. "Entonces, tendremos mucho de qué hablar".

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Scorsese también ha sido apuntado por los críticos y otros que han dicho que los personajes femeninos de El Irlandés no se han desarrollado completamente y existen solo para reaccionar a los personajes masculinos. Como ejemplo, señalan a Anna Paquin, quien interpreta a la encarnación adulta de la hija de Sheeran, Peggy, y que casi no tiene diálogo. Pero el director dice que el personaje de Paquin, cuyo rechazo sin palabras al envejecido Frank lo devasta, no se vio disminuido de ninguna manera por su silencio. Como Scorsese explica, "no vayas a la superficie. La superficie dice: 'Voy a decir algo y habrá dos o tres grandes escenas entre mi padre y yo'. Ella no necesita hacerlo. Ella vio lo que hizo. Ella sabe de lo que es capaz".

Scorsese dice que estaba al tanto del debate más amplio sobre la representación de las mujeres en sus películas, y reconoció que El Irlandés es una película "más secuestrada", pero no únicamente representativa de su obra. Y en el NYT hablan con Emma Tillinger Koskoff, presidenta de producción de la compañía Sikelia Productions de Scorsese y que ha hecho películas con él durante más de una década, rechaza con vehemencia la idea de que Scorsese había pasado por alto históricamente a las mujeres. "Es una tontería", dice y agrega que Scorsese "es responsable de algunos de los personajes femeninos más grandes de la historia del cine". Cita los papeles interpretados por Ellen Burstyn en Alicia ya no vive aquí, Lorraine Bracco en Buenos Muchachos, Jessica Lange y Juliette Lewis en Cabo de Miedo y Sharon Stone en Casino, entre otros.

Scorsese dice que le faltaron muchas películas por ver en 2019, aunque dijo que había visto y le gustaba la oscura sátira Parásitos, de Bong Joon Ho, que se estrena próximamente en Chile. Y aunque estaba muy enterado de que Joker contenía muchos homenajes a su propio trabajo —rechazó una oferta para ayudar a producirlo, aunque Koskoff trabajó en la película—, no mostró mucho interés por verla. "Vi algunos fragmentos de la película", dice Scorsese de Joker. "La conozco. Entonces es como, ¿por qué necesito hacerlo? Lo entiendo. Está bien".

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A pesar de sus profesas aversiones, Scorsese regresará a los estudios de Hollywood para su próxima película, Killers of the Flower Moon, adaptada del libro de no ficción de David Grann sobre los asesinatos de indios Osage en la década de 1920 en Oklahoma y que será financiado por Paramount.

El otro plan no es en un set. "Me encantaría tomarme un año y leer", dice. "Escuchar música cuando sea necesario. Estar con algunos amigos. Porque todos nos vamos. Los amigos se están muriendo. La familia se va. Luego está el otro límite, ya sabes, la muerte. Pero el hecho de que sea incognoscible y no negociable no significa que no valga la pena luchar todos los días. El problema es que el tiempo es limitado y la energía es tan limitada, la mente también, por supuesto", dice. "Afortunadamente, la curiosidad aún no termina", concluye.