¿Removerla o restaurarla? Escultores opinan sobre el destino del monumento al General Baquedano

Esta tarde el Consejo de Monumentos Nacionales evaluará la remoción de la escultura ubicada en Plaza Italia. Durante los meses de manifestaciones, la estatua ha sido vandalizada y la semana pasada intentaron derribarla.


Desde que inició el estallido social el 18 de octubre de 2019, cientos de monumentos han sido vandalizados en medio de las manifestaciones. Si bien algunos solo han sido rayados o intervenidos, varios otros fueron derechamente derribados por grupos de manifestantes.

Una situación similar se vio la tarde del 31 de diciembre, cuando un grupo intentó echar abajo el Monumento al General Baquedano en Plaza Italia. La obra del escultor Virginio Arias, emplazada en 1928, ha sido epicentro de las movilizaciones: manifestantes se han subido a ella, la han rayado e intervenido con pañuelos y otros elementos.

El futuro del monumento es debatido ahora por el Consejo de Monumentos Nacionales, el que evalúa remover la estatua. En tanto, escultores consultados por La Tercera opinan sobre cómo debería abordarse el resguardo de la escultura.

"Baquedano es la muestra más elocuente de nuestro estado de situación sicológica, cultural y de comportamiento", dice el escultor y académico Gaspar Galaz.

Ante el daño que ha sufrido el monumento, Galaz plantea una solución similar a lo que se hizo con la obra Unidos en la Gloria y en la Muerte de Rebeca Matte. "Yo le pondría una caja, por ahora. Primero que todo lo restauraría al interior de un refuerzo. Yo propondría no sacarlo, sino que restaurarlo al interior de una caja muy bien reforzada y dejarlo tapado transitoriamente", dice.

Por su parte, el escultor José Vicente Gajardo considera que la obra debe ser removida a modo de prevención. "Una manera de salvaguardar la escultura sería precisamente retirándola antes y resguardándola en un espacio que la pudiera recibir y que tuviera una cierta relación con el personaje", comenta.

El escultor añade: "Pareciera que esta escultura ya no es parte del entorno. Creo que anticiparse a eso podría ser una de las maneras de preservarla y conservarla en un lugar más apropiado".

Para el escultor Francisco Gazitúa, lo ocurrido con este y otros monumentos es "el alto precio de todos los objetos que viven en la ciudad". "La escultura aguanta, lo se por que las mías las limpio cada 10 años por mi cuenta. Así y todo el destino de la escultura es estar de pie en las plazas, de día y de noche y enseñando a vivir en paz", añade.

Virginio Arias, el autor

Nacido en la localidad de Ranquil, cerca de Concepción, Virginio Arias (1855 - 1941) comenzó desde muy joven a acercarse a la escultura. Fue aprendiz de Tomás Chávez cuando tenía 12 años y más tarde viajó estudiar a Francia, donde ingresó a la Academia de Bellas Artes.

En Chile ejerció como director de la Escuela de Bellas Artes desarrollando una labor de formación de escultores como José Perotti y Laura Rodig. Contemporáneo de la Guerra del Pacífico, probablemente su obra más conocida sea el monumento al General Baquedano; sin embargo, la obra de Virginio Arias va más allá. También cuenta con una producción artística reconocible en otros espacios.

En el barrio Yungay está el monumento al Roto Chileno, mientras que en el Museo Nacional de Bellas Artes está su obra El descendimiento, escultura en mármol con la que obtuvo en 1887 su tercera medalla de oro en el Salón de París. La obra representa la figura de Cristo recién descolgado de la cruz y acompañado por su madre, María Magdalena, y otros personajes.

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