Alejandra Urrutia, titular de la Orquesta de Cámara del Municipal: "La música tiene un poder transformador"
La directora penquista conduce esta noche a los 22 jóvenes de su agrupación en Frutillar, y cierra un mes intenso, tras exitosas versiones de otros dos proyectos artísticos de carácter social.
En mayo próximo, la directora Alejandra Urrutia (1976) debutará al frente de la Orquesta Filarmónica de Santiago, y dos meses después conducirá a la Orquesta y el Coro Usach para el próximo concierto de aniversario de la universidad.
En paralelo a este trabajo con conjuntos profesionales, la música penquista tiene varios proyectos muy prometedores, con carácter artístico educativo y un impacto social concreto. Todos se basan en la fortaleza que siempre ha exhibido al trabajar con jóvenes intérpretes, y que fue evidente cuando hizo conocida en todo Chile a la Orquesta Juvenil de Curanilahue, a fines de los años 2000.
Primero, está la titularidad que Urrutia asumió en junio de 2018 en la Orquesta de Cámara del Municipal de Santiago, que reúne a 22 instrumentistas de entre 17 y 29 años, todos estudiantes becados. "Estoy súper contenta con el trabajo que estamos haciendo, ha ido más allá de las expectativas que yo tenía, y eso tiene que ver con la hermosa actitud que tienen los jóvenes para aprender y explorar cosas juntos. Están en su mejor etapa; como tienen la posibilidad de estar con su instrumento las 24 horas, pueden lograr lo que ellos quieran", comenta.
Cada año, esta orquesta de cuerdas da cuatro conciertos para estudiantes en la sala principal del Municipal. "Los propios jóvenes de la orquesta inventan cosas para que los conciertos sean más entretenidos", dice Urrutia. Así, cuando ella menciona los instrumentos para que el público los distinga, cada aludido interpreta un tema de moda. Por ejemplo, el chelista toca un hit como Despacito. El público, por cierto, reacciona con euforia.
Ahora mismo, Urrutia y su orquesta están en el sur de Chile, porque fueron convocados para reemplazar en las Semanas Musicales de Frutillar a la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, que no pudo asistir ese año. Para este desafío, prepararon dos programas para el Teatro del Lago. El primero lo ofrecieron ayer jueves y combinaba piezas como la Décima Sinfonía para cuerdas de Mendelssohn con una selección de danzas.
Esta noche, también será de contrastes: abordarán a Suk y Respighi, y también el Tríptico Sinfónico de Vicente Bianchi, de cuyo nacimiento el lunes se cumplieron 100 años, en un arreglo que hizo un músico de la orquesta, Jimmy Beas.
Urrutia destaca que la experiencia de tocar en el Teatro del Lago les dará flexibilidad acústica, y seguridad escénica a los músicos, un efecto del que ha sido testigo en sus dos años como asistente del célebre director húngaro Ivan Fischer.
Mecenazgo
Como directora, Alejandra Urrutia ya había actuado en las Semanas Musicales de Frutillar dos veces; en 2015, con la Orquesta Sinfónica de Chile, como invitada, y en 2018, con la Orquesta de Cámara de Chile, como titular. Pero antes, a los 12 y 13 años, se presentó como violinista de la orquesta de la Sociedad Bach de Concepción.
Su experiencia como violinista tiene varias utilidades hoy. Primero, ejemplifica tocando el instrumento lo que quiere lograr. Pero también ha decidido replicar en Chile algunas oportunidades que tuvo como tal.
"Cuando estudiaba en Estados Unidos, tuve la oportunidad de estar en Aspen por tres veranos como violinista y después dos veranos como directora. Es una instancia que te cambia la vida; uno aprende mucho, porque compartes con mucha gente y además puedes escuchar muchos conciertos", cuenta, y lo compara con una concentración de deportistas de elite.
Así nació el año pasado el Festival Internacional de Portillo, con el apoyo del gerente del centro recreacional, Miguel Purcell: consiste en una semana de clases intensivas para los jóvenes seleccionados, que este año fueron 52, con un equipo de ocho profesores y que en esta ocasión incluyó a los miembros del American String Quartet, quienes actuaron junto a los estudiantes en los conciertos de clausura que se ofrecieron en Portillo y en el Teatro Nescafé, la semana pasada. Interpretaron la Cuarta Sinfonía de Beethoven, y hubo un homenaje con la cantante Claudia Leppe, a Luis Eugenio Urrutia, quien murió en noviembre y era el padre de la directora, a través de cuatro canciones de este contrabajista de la Sinfónica U. de Concepción y miembro del Trío Jazz Moderno.
Este año, lograron becar a 32 estudiantes en el Festival Portillo. "No es tan fácil, pero tengo confianza en que irá creciendo el mecenazgo en la medida que más gente conozca este proyecto", dice Urrutia, y destaca el apoyo de la Fundación Ibáñez Atkinson.
"La música, para mí, tiene que ver con servir a la humanidad. No tengo ninguna duda de que cuando la gente colabora para crear algo es mucho más grande de lo que uno se imagina", asegura la directora. Y da un ejemplo: "Cuando la gente se junta a cantar en un coro, se puede lograr algo que nadie puede conseguir individualmente".
En tanto, su proyecto Concierto por la Hermandad, también va en la segunda edición. Primero, Urrutia elige una obra grande, con coro, y convoca a profesionales y aficionados, preparan la pieza y luego dan un concierto masivo en la Estación Mapocho. El año pasado, interpretaron la Novena Sinfonía de Beethoven, y el pasado 7 de enero, fue la Segunda Sinfonía de Mahler. Las dos veces superaron los 120 instrumentistas y los 200 coristas. Pero esta vez, fue distinto. Ya estaban en los ensayos cuando se produjo el estallido social, así que el 27 de octubre Urrutia y sus voluntarios sorprendieron a los transeúntes con un concierto relámpago de Mahler, en la Plaza Italia y el Mercado Central. "En estos momentos que vivimos como país todos debemos reflexionar sobre lo que está sucediendo, hacernos preguntas esenciales. Y en eso la música tiene un poder transformador", opina Urrutia.
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