Revolución Quibi: Series breves en otro cachetazo del streaming

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Steven Spielberg introduces the in memoriam tribute at the Oscars on Sunday, Feb. 9, 2020, at the Dolby Theatre in Los Angeles. (AP Photo/Chris Pizzello)

Con el respaldo de nombres como Steven Spielberg y Guillermo del Toro, el servicio tendrá ficciones y documentales de máximo diez minutos realizados exclusivamente para celulares. Mientras sus creadores afirman que su competencia es más Instagram o TikTok que Netflix, la plataforma parece volver a desafiar lo que conocemos por cine y series.


"El juego más peligroso". Es el título traducido de una de las producciones que marcan su debut, pero también podría describir la temperatura del medio en el que Quibi está a punto de penetrar, una competencia entre una decena de empresas bautizada hace meses como la guerra o la batalla del streaming.

Eso sí, la plataforma que debutará el 6 de abril en Estados Unidos tiene armas propias y al menos una cualidad que la convierte en un caso totalmente único: está pensada desde su origen para funcionar solo en celulares y apostar por el formato corto, con producciones originales compuestas por episodios que tienen una duración que se mueve entre los 5 y 10 minutos. Un atributo que puede lucir irresistible para quienes miraron con desgano los 209 minutos de la última obra maestra de Scorsese, El Irlandés, o la hora y media por la que se extiende el primer episodio de Hunters, la reciente producción de Amazon sobre cazadores de nazis.

A la dimensión del entretenimiento que ya agrega semanalmente horas y horas de contenido inédito, la nueva plataforma sumará a comienzos del próximo mes 51 nuevos títulos. Una historia de sobrevivencia con Sophie Turner (Game of thrones), una comedia de enredos protagonizada por Will Forte y un thriller de corte distópico y frenético en el que se unen Liam Hemsworth y Christoph Waltz -Most dangerous game-, son parte del cóctel con el que empezará en EE.UU. y eventualmente luego saldrá al mundo. Nada suena particularmente impresionante, pero ya trabajan en otras historias nombres como Guillermo del Toro, Naomi Watts, Laura Dern, Dwayne Johnson y Bill Murray.

Adicionalmente, desde su debut partirá imitando la diversidad que ha hecho de Netflix un rival tan difícil de derribar: tendrá desde el documental sobre naturaleza (hay uno sobre animales narrado por Reese Witherspoon, Fierce queens) a espacios de deportes, moda e incluso una nueva versión de Punk’d, el programa de MTV con Ashton Kutcher que ahora revive con el cantante Chance the Rapper como conductor. Una oferta ecléctica que tendrá una suscripción mensual de US$ 4,99 y US$ 7,99, dependiendo de si incluye o no publicidad (frente a los US$ 6,99 y US$ 8,99 que cuestan Disney+ y Netflix en EE.UU., respectivamente).

Es el experimento que hoy lideran Meg Whitman (ex CEO de eBay y HP) y Jeffrey Katzenberg (antiguo jefe de Walt Disney Studios y fundador del estudio de animación DreamWorks), dos veteranos que con antelación le han quitado presión a su iniciativa, descartando que quieran medirse de igual a igual a Amazon Prime Video, Disney+ o Netflix (todas disponibles en el celular). Lo suyo, han dicho, es pelearles tiempo a las aplicaciones que hoy reinan, como Instagram y TikTok, y buscan llenar el tiempo entre traslados o esperas de las personas. La apuesta va en serio: esperan lanzar 175 programas originales y 8.500 episodios durante su primer año de funcionamiento, desembolsando más de US$ 1 mil millones.

¿Un nuevo lenguaje?

Más allá de qué historias y quiénes estén adelante y atrás de cámaras, la gran revolución que parece encarnar Quibi compromete el corazón de la narrativa y desafía lo que conocemos por cine y por series. Esto en particular porque denomina a todas sus ficciones "movies in chapters" (películas por capítulos): historias con un límite de 7 a 10 minutos por episodio o segmento, donde cabrán los proyectos de cineastas como Del Toro, Ridley Scott, Steven Soderbergh, los hermanos Farrelly, Sam Raimi y Antoine Fuqua, junto a reactualizaciones de filmes como El fugitivo y Cómo perder a un hombre en 10 días y una precuela de la teleserie de Telemundo El señor de los cielos.

A esa idea que parece tan disruptiva también se anotó Steven Spielberg, enemigo declarado de Netflix y sobre todo de su anhelo de competir en los Oscar sin ceñirse a las reglas clásicas de la industria. El director hará la historia de terror After dark, que tendrá entre 10 y 12 capítulos y solo se podrá ver una vez que anochezca, gracias a que la aplicación usará la hora y ubicación del usuario.

¿Cortometrajes, series, películas, cine? El debate sobre qué categoría le cabe mejor a la ficción que hará Quibi está abierto y complejiza la discusión ya avanzada de si los filmes de servicios de streaming como Netflix pertenecen tanto al séptimo arte como la última cinta de Spielberg o tienen más que ver con el estreno más reciente del cable.

Aunque reconoce que “es difícil hacer un juicio sin ver la plataforma”, la directora Marialy Rivas (Joven y alocada) traza la línea. “Decir que son películas de seis minutos tiene que ver con la inversión que están realizando. Se ve que son producciones grandes y están muy bien realizadas. Pero depende de qué tú pienses que es una película. Para mí las películas tienen que ver atmósfera, con un tipo de relato... De que son algo audiovisual y tal vez cinematográfico, sí”, comenta la realizadora que acaba de dar al salto a las series y el streaming con La jauría, la primera serie original chilena de Amazon Prime Video, que espera por su estreno.

Como una "experiencia diferente" describe el director Julio Jorquera (Mary & Mike, Dignidad) a este nuevo tipo de historias. "Por ahora el cine es el hermano mayor, su nobleza hace que siga siendo una experiencia incomparable, lo otro, es un nuevo modelo de negocios y una transformación del home cinema", dice sobre la definición del cine que plantea Quibi. "Si se quiere hablar de una competencia, posiblemente son las redes sociales, Instagram, por ejemplo", añade.

Estimando que la ficción que sale de la nueva plataforma no son precisamente películas, sí es probable que su apuesta de todos modos consiga remecer el streaming. Un mundo distinto al de la pantalla grande y al cable, con la libertad de ejecutar relatos con la duración que sea. Ejemplos son el drama de Amazon con Julia Roberts, Homecoming (con capítulos que iban de los 24 a 37 minutos), o la comedia dramática de Netflix The end of the f***ing world (19 a 24).

Rivas plantea que "se parece a los cortometrajes pero serializados" y que "seguramente va a ser otro tipo de lenguaje, por el tipo de planos, por el tamaño de la pantalla. Es una muy buena iniciativa y creo que sin duda va a tener un público. En verdad es mucho más parecido a lo que están consumiendo las personas hoy, porque cada vez la gente tiene menos tiempo". Quibi ofrecerá como una de sus principales novedades el sistema "Turnstyle", que permitirá ver sus producciones en vertical y horizontal según lo que detecte el dispositivo, a diferencia de las plataformas que están disponibles en celulares pero no realizan sus títulos originalmente para ese formato. Sobre ese último punto, de hecho, la compañía liderada por Meg Whitman y Jeffrey Katzenberg enfrenta desde esta semana una denuncia realizada por la empresa Eko, que la acusa de violación de patentes y robo de secretos comerciales, manteniendo en tensión las semanas previas a su estreno, el 6 de abril.

“No creo que los contenidos de celular sean en sí algo cuestionable, simplemente son diferentes y tienen otras ventajas. El pequeño formato puede permitir más flexibilidad, capacidad de experimentar, más inmediatez. Por ejemplo, sería interesante ver qué hace Sam Raimi en su serie para Quibi, en un género que no es nada de fácil para la pequeña pantalla como el terror”, opina el guionista Enrique Videla (Prófugos, La jauría).

Jorquera también indaga en el proceso detrás de quienes realicen este tipo de contenido, que hoy son las principales estrellas de Hollywood pero mañana quién sabe si -al igual que el streaming- puede saltar a manos de creadores de Chile y Latinoamérica.

“Quienes desarrollen el formato tienen claro que su espectador debe convivir entre el contenido y las distracciones que existen en los espacios públicos, pero también tiene muy claro que la gente anda más preocupada del teléfono de lo que los rodea”, señala, junto con ser optimista respecto a la innovación. “No solo hay cambio en las ventanas de exhibición, sino que también en las narrativas, que se trasforman tan rápido como la tecnología. Mientras más se diversifiquen los contenidos, van a existir muchos más cineastas trabajando, lo que va democratizando el oficio”, concluye.

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