Mientras Cher (Alicia Silverstone), se delinea los labios frente al espejo, suenan los primeros compases de “Fake Plastic Trees”, el tema que Radiohead grabó para su álbum The Bends (1995). La rubia y popular chica de Beverly Hills no engancha con la canción, que ha sintonizado su hermanastro, el sensible e introvertido Josh (Paul Rudd). De inmediato, ella va y le critica por “esa música llorona”. La situación es parte de Clueless (1995), una película adolescente éxito de taquilla, que ese año impulsó la carrera de Silverstone.

La cita al tema fue motivo de opinión para otro chico sensible, el vocalista y compositor del quinteto inglés, Thom Yorke. La revista Vox le preguntó si le molestó la forma en que calificaron la canción en el filme. “Quiero decir, supongo que me molesta, pero en realidad soy un llorón del infierno. Además, los personajes de esa película no son el tipo de personas que me gustaría tener como seguidores de Radiohead. Son niños promedio de dos dimensiones de Beverly Hills, y la persona que realmente nos está escuchando en la película es el único personaje tridimensional. Entonces la respuesta es: ‘¡F-- ¡k, somos para gente 3D!’”.

El asunto escaló hasta Karyn Rachtman, la supervisora ​​musical de la película, quien admitió que en el fondo, el personaje de Cher, tenía mucho de sus propios gustos musicales por entonces. El sonido melancólico y expansivo del grupo inglés no le atraía. Por ello le pareció buena elección para contraponer a la personalidad más superficial y pop de la rubia mimada interpretada por Silverstone.

"Los veía como 'la banda quejumbrosa'", explicó Rachtman a Flavorwire . "Me convertí en fanática de Radiohead más tarde, pero recuerdo haber escuchado en ese momento que eran imbéciles. Tuve que ir a Inglaterra para mostrarles Clueless, y Thom Yorke era un gran tipo. Puede que haya explicado lo superficial que es Cher como 'por supuesto que te va a llamar quejumbroso, es un cumplido, ¿entiendes? Estaban bien con eso'".

Las plantas del centro comercial

A veces la creación puede surgir desde sitios inesperados. “Fake Plastic Trees” salió a partir de una noticia que Yorke vio en un periódico. El distrito comercial de Canary Wharf, en el este de Londres,  se decoró con plantas artificiales. Por entonces, el país estaba en un período de desaceleración económica, por lo que la idea del decorado falso en el centro comercial llamó la atención del músico, quien ensayaba letras de una connotación más crítica y anticorporativa para el segundo disco del grupo.

De allí salió también el concepto para el video en que se ve al vocalista (teñido de rubio), y al resto de la banda, recorrer los pasillos de un supermercado -cuidadosamente uniforme- dentro de un carrito, con una expresión de desgano.

Según contó Yorke a Rolling Stone, la canción era “una melodía muy agradable con la que no tenía idea de qué hacer, luego te despiertas y te encuentras con la cabeza cantando algunas palabras”. La llevó al estudio y grabó una toma en solitario cantando con la guitarra acústica, sobre la cual el resto del grupo fue añadiendo capas de sonidos. Jonny Greenwood decidió tocar un viejo órgano Hammond, algo desafinado por la falta de mantención (se escucha cuando Yorke canta “It wears her out”).

Pero en un momento, se estancaron. Habían saturado la grabación y no sabían como resolverla. El tiempo para grabar el álbum corría inmisericorde hacia el final.

Decidieron entonces tomarse un descanso. Supieron que el cantautor Jeff Buckley se presentaría en un local de Highbury. Decidieron ir a verle. La manera en que el californiano combinaba las guitarras en su música, y su interpretación vocal sobresaliente y sentida, le dieron al grupo una idea de lo que necesitaban.

Volvieron raudos al estudio. Yorke le dijo al productor John Leckie que había decidió regrabar la voz para dotarla de mayor intensidad; quería sonar al borde del abismo, tal como lo hacía Buckley. Hizo dos tomas. Al terminar, rompió a llorar. Lo había conseguido. Si el pop se construye con ganchos y frases memorables, “Fake Plastic Trees” tuvo como elemento clave la emoción de Yorke, destilada en lágrimas.