Embaucadores en vivo: álbumes clásicos en directo que no son lo que dicen ser

Aunque el título de este clásico no dice que se trata de un álbum en directo, Sex Machine simula serlo en sus 65 minutos. "El hombre más trabajador del show business" planeaba lanzar un registro de sus actuaciones en 1969, pero la banda que le acompañaba en los últimos cinco años donde alineaba Maceo Parker lo abandonó, dejando el proyecto en suspenso. Brown formó rápidamente otro grupo memorable con Bobby Bird y los hermanos Catfish y Bootsy Collins. Grabaron en el estudio y la solución para lanzar un disco doble aprovechando el material en vivo con el grupo anterior, fue agregar ruido de público para crear la sensación que todo era parte de un mismo espectáculo. Si se pone atención, se capta la superposición de aplausos y gritos en los primeros segundos del clásico "Get Up (I Feel Like Being) a Sex Machine".

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En una enciclopedia ilustrada de rock bajo el concepto "falso álbum en vivo" debería aparecer la carátula de este clásico que catapultó a la fama a la banda neoyorquina hacia fines del verano boreal de 1975. Kiss había estado grabando sus shows en busca de una química entre energía y precisión en medio de saltos con trajes, maquillajes y pirotecnia circense. "Recuerdo haber hablado detrás del escenario con los muchachos, y todos acordaron que saltaríamos menos, que trataríamos de tocar más las notas", contó Gene Simmons a VH1. Cuando el productor Eddie Kramer repasó las cintas no había mucho por salvar, excepto la batería de Peter Criss. La solución fueron tres semanas regrabando prácticamente todo en el estudio Electric Lady de Nueva York. En las convenciones de fans de Kiss, el histórico manager Bill Aucoin, contaba que el público del álbum está loopeado.

Paul Stanley, acusado en la gira de despedida End of the road de cantar sobre pistas, no mostró mayor arrepentimiento por la reelaboración de Alive! en la autobiografía Face the music: a life exposed (2014). "Sí, lo mejoramos (...) ¿Quién querría escuchar un error repetido sin cesar? ¿Quién querría escuchar una guitarra desafinada? ¿Para qué? ¿Autenticidad?".

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"Lo borramos todo excepto la batería". Palabra de Tony Visconti, el productor de este álbum que suele figurar entre los mejores directos de todos los tiempos. Este disco doble de la legendaria banda irlandesa de rock duro liderada por Phil Lynott, recoge diversos shows entre 1976 y 1978, retocados profundamente en un estudio parisino. Al principio Lynott propuso regrabar algunas voces. Contento con el resultado sugirió cantar todo de nuevo. Los guitarristas Scott Gorham y Brian Robertson también se pusieron tras el micrófono para armonizar. "Si escuchas atentamente", escribió Visconti sobre el álbum, "puedes escuchar a Phil doblando las voces de acompañamiento al mismo tiempo que canta solista". Lynott reparó que había partes donde se perdía en el bajo y regrabó. Los guitarristas siguieron su ejemplo. Sólo Southbound fue tocada integra por la banda, aunque se trata de una prueba de sonido a la cual agregaron público. Visconti aplicó su magia y fabricó un loop de aplausos que respondiera al momento en que Lynott pedía palmas en Rosalie. "A pesar de los trucos necesarios, este álbum es muy real", apuntó generoso el productor. "Representa momentos electrizantes ante una audiencia y fabulosas segundas oportunidades para acertar en el estudio".

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Paul A. Rothchild, el productor habitual de la inmortal banda californiana, se dio el trabajo de seleccionar fragmentos de canciones en distintas fechas de la gira Roadhouse Blues. Hizo unas 2000 ediciones. Aún así, el grueso del álbum está tomado de actuaciones del 17 y 18 de enero de 1970 en Nueva York.

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Uno de los álbumes clave para comprender la década de los 70 que desató un verdadero fenómeno de masas en torno al guitarrista inglés, un músico de rock reconvertido en ídolo pop juvenil, también fue maquillado aunque de manera ligera. La guitarra rítmica del hit Show me the way fue agregada en estudio como se regrabó el primer verso de Something's happening y la intro al piano de I Wanna go to the sun.

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Los siguientes álbumes no son los únicos de los 25 títulos oficiales en directo de sus majestades satánicas que han sido intervenidos, pero representan una costumbre que se remonta a sus primeros años. Got live if you wanted (1966) recoge diversas actuaciones entre 1965 y 1966 pero se le agregaron dos temas con ruido de audiencia, "I've been loving you too long" y "Fortune teller". El doble Love you live (1977) encapsula uno de los periodos más turbulentos de los Stones con la detención de Keith Richards por tráfico y posesión de drogas en Toronto. Con la excepción del clásico de Chuck Berry Around and around, los 17 cortes restantes fueron regrabados en guitarras y voces por Richards y Ron Wood. Mick Jagger hizo lo mismo con la armónica de Mannish boy.

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Slash saluda cordial. "¡Oye culi..., chúpenla a los GNR culi...". Así arranca este EP, el debut de GNR que simula ser un show en vivo en un club de Sunset strip, en rigor cuatro temas grabados en octubre de 1986 en Pasha studios de Hollywood para el sello UZI Suicide, que también simulaba algo que no era: una discográfica independiente propiedad de la banda que en realidad pertenecía a Geffen records. Aunque la intención del grupo era lanzar ese primer disco con canciones que reflejaran su potencia frente a una audiencia, fue descartado por razones económicas. Salía mucho más barato agregar unas grabaciones de público del festival Texxas Jam tomadas en los años 70. Entre los cuatro temas hay dos covers, Nice boys de los australianos Rose Tattoo y Mama kin de Aerosmith, más las originales Reckless life y Move to the city. Apenas dos años más tarde cuando Appetite for destruction (1987) se había devorado al mundo, la mitad enchufada de G N' R Lies (1988), que contenía el hit acústico Patience, contiene las mismas canciones de Live ?!*@ Like a Suicide. Mil libras esterlinas cuesta hoy una de las 10 mil copias originales del álbum.

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También conocido como Unleashed in the studio, el primer directo de Judas Priest fue un gran éxito comercial y el inicio de una fructífera relación con el productor Tom Allom en los 80, ingeniero en el debut de Genesis y en los tres primeros títulos de Black Sabbath. En febrero de 1979 Judas Priest llegó a Japón para una serie de cuatro shows en cinco días. Grabaron dos fechas y llevaron las cintas hasta el estudio Startling en Ascot, Inglaterra, propiedad de Ringo Starr. Aunque la parte instrumental no tenía problemas, hay dos versiones sobre lo sucedido con la voz de Rob Halford. Una cuenta que se arruinó en la mezcla original y que por eso regrabó su parte y otra, apoyada por el guitarrista Glenn Tipton, asegura que el cantante padecía una mezcla de resfrío y laringitis que afectó su desempeño, lo cual obligó a dar algunos retoques. El disco es fenomenal y la voz del Metal God lo mismo. Pero no hay duda que cantó después en la tranquilidad de una cabina.

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