Casi 10 años después de recibir el Premio Nobel de Literatura, Gabriela Mistral editó su primer libro en Chile. Hasta entonces la poeta que hoy es uno de los iconos de las marchas feministas había publicado fuera del país: sus tres primeros poemarios aparecieron originalmente en Nueva York, Madrid y Buenos Aires. Lagar, en cambio, tuvo su primera edición en Santiago, en 1954, dos años antes de su muerte. “Lagar es el libro de la despedida”, dice el poeta y biógrafo Jaime Quezada.
El cuarto y último libro en la trayectoria de la poeta de Elqui es también el libro de las Locas mujeres: bajo ese título presenta un conjunto de poemas que abordan la identidad, el erotismo y el conflicto con la religiosidad. Entre esas páginas, parece desdoblarse en una multitud de voces: desde a bailarina que se deja llevar “por la roja calentura de sus venas” hasta la desvelada que tras una noche de amor “prueba una dicha que no sabía”.
Lagar es uno de los dos títulos que recoge el volumen II de sus Obras Reunidas, proyecto impulsado por el Ministerio de las Culturas. Publicado por Ed. Biblioteca Nacional, el libro aparece cuando se cumplen 131 años de su nacimiento, ocurrido en Montegrande el 7 de marzo de 1891.
La edición en conjunto se proyecta en 8 volúmenes. “Así, los tomos I y II, están dedicados a la poesía editada en vida por la autora, y que reúnen lo que hemos llamado su ‘poesía canónica’”, explica la ministra Consuelo Valdés.
Si el primer volumen lo integran Tala y Desolación, el segundo lo completa Ternura, donde se encuentra la voz más popularizada de la Mistral. Entre Ternura (1924) y Lagar hay décadas de distancia, pero se conectan, dice Jaime Quezada, uno de los responsables de la edición : “Son dos libros que están vinculados. Ternura era de sus libros más queridos; en Lagar también hay una sección relacionada con el mundo de la infancia”.
Una de las figuras que cruza de un libro a otro es la de Yin Yin, su hijo adoptivo, con la tragedia del suicidio de por medio. En uno de los poemas de Ternura, escribe: “Dios mío, páralo!/ ¡Que ya no crezca!/ Páralo y sálvalo: ¡mi hijo no se me muera!”. En Lagar integra una sección titulada “Luto”, dedicada a su pérdida.
Pedro Pablo Zegers, director de la Biblioteca Nacional, destaca que el libro, disponible en formato digital, es una contribución al país en un momento de crisis. La edición llega cuando la figura de la poeta se ha difundido en las movilizaciones sociales. “Gabriela Mistral fue una poeta de primera línea, que reflexionó sobre la instrucción de la mujer, las desigualdades, la inclusión del mundo indígena, pero sin avalar la violencia”, dice.
La ministra concuerda: “Ella fue una mujer avanzada para su época y muy incomprendida. Un referente para organizaciones sociales, literarias y feministas que hoy cobra más fuerza que nunca, mucho más allá incluso de las fronteras de nuestro país”.