Stephen King se siente dentro de una novela de Stephen King. Cuando la pandemia del coronavirus se expandió por el mundo, muchos recordaron el universo terrorífico creado por el escritor de Maine. La comparación fue inmediata con The Stand, su novela que narra una fulminante epidemia apocalíptica, pero el autor se apresuró a marcar diferencias. Ahora, en cambio, cree ver algunas semejanzas: “Ves las fotos de Times Square o Londres y dices: Realmente es como The Stand”.
De alguna extraña manera, las ficciones de Stephen King suelen encontrar reflejos en la realidad. En cuarentena en Florida, el narrador de 72 años se concentra en un nuevo trabajo literario y dice que las sensaciones lo llevaron a pensar en su novela El resplandor: “Estoy trabajando en un nuevo libro, así que por las mañanas olvido todo y solo hago eso. Quería tiempo para trabajar en un libro, ahora tengo demasiado”, dijo a Vanity Fair. “Me siento como Jack Torrance, por el amor de Dios”, agregó en referencia al personaje del escritor encerrado en un hotel con su familia.
Pero a diferencia de Jack Torrance, King no ha perdido la razón, si bien sabe que el aislamiento puede afectar mentalmente. En parte por eso decidió adelantar el lanzamiento de su nuevo libro, la colección de relatos If It Bleeds, un conjunto de historias donde un periodista busca y provoca noticias sangrientas, un Iphone captura oscuros mensajes desde el más allá y un escritor hace un trato fantástico para llegar a la lista de los más vendidos.
Autor de medio centenar de libros y con más de 350 millones de copias vendidas en el mundo, el narrador de Carrie hoy goza de un aprecio transversal. En 2003 recibió la medalla de la National Book Foundation y en 2015 la Medalla Nacional de las Artes de manos del Presidente Barack Obama. Pero en sus inicios fue recibido con frialdad en el ambiente literario y encontró fuerte rechazo en la crítica, liderada por el académico Harold Bloom.
“Creo que parte de lo que sucedió fue que sobreviví a muchos de mis críticos realmente malos. Todavía recuerdo que en The Village Voice alguien hizo un artículo largo y descalificador sobre mi escritura. Había una caricatura mía comiendo dinero que fluía de mi máquina de escribir. Pensé, Oh, es tan desalentador cuando trabajas tan duro como puedes y ves algo así. Mantuve la boca cerrada. Mantuve la cabeza baja y seguí haciendo las cosas lo mejor que pude”, dijo en entrevista con The New York Times.
Observador lúcido y perspicaz, King conoce su talento y es consciente de sus limitaciones. No aspira a entrar en el canon del siglo XX. “No me vas a poner con John Updike, y mucho menos con personas como Faulkner o Steinbeck. Tal vez Steinbeck un poco. He tratado de escribir con la mayor honestidad posible sobre personas y situaciones comunes. Pero creo que básicamente sobreviví a muchas de las malas críticas. Ahora, no estaré cerca para ver la cuenta final. La mayoría de los escritores que son bestsellers perennes caen muertos, y su trabajo cae de la lista. Simplemente desaparecen”, dice.
El autor de It no se aventura a pensar en la trascendencia literaria, pero especula en torno a uno de sus personajes: “No sé qué pasará con mis cosas cuando muera, pero una cosa de la que estoy bastante seguro es que Pennywise (el payaso de It) estará alrededor. El resto de las cosas pueden desaparecer, pero dentro de 200 años la gente dirá: ‘Pennywise es realmente aterrador’”.
Pese a las especulaciones de sus lectores, Stephen King dice que tuvo una infancia normal, sin experiencias traumáticas. ¿No es cierto que vio a un amigo descuartizado a los 4 años? “Mi madre pensó que había visto eso”, cuenta. “Ella dijo que este niño había sido atropellado por un tren y que yo regresé ese día después de haber ido a jugar con él y que estaba muy pálido y no quería hablar. Ciertamente no tengo ningún recuerdo de eso, al menos en mi mente consciente. Lo que sí recuerdo es que mi madre dijo que tuvieron que recoger los pedazos del cuerpo en una canasta", agrega. "Mi madre podría haber sido Stephen King”.