Esa calurosa tarde del 16 de enero de 1978 quienes asistieron al cine Windsor a ver No hay terror como el del abismo, vieron un trailer que a primera vista resultaba curioso. Aparecían naves de diseño futurista, una mujer con un peinado extraño y un gran hombre peludo. Se trataba de la sinopsis de una película que llegaría pocas semanas después al país: Star Wars.
La primera pieza de la saga de George Lucas se estrenó en Estados Unidos el 25 de mayo de 1977. En ese país la cinta logró un enorme éxito de taquilla y sobrepasó las expectativas de 20th Century Fox al respecto, pues en su primer fin de semana recaudó US$1.554.475. Por ello, la compañía no tardó en expandir el producto al resto del orbe.
En esa época las películas no tenían lanzamiento simultáneo en todo el mundo, por lo que llegaban a otras latitudes con un tiempo de desfase. En el caso de Chile, un mercado habitualmente considerado menor en la escala mundial, el primer encuentro tomó casi un año, ya que la cinta de los jedi y sables láser tuvo su primera exhibición en el país el lunes 20 de marzo de 1978.
“Ya viene Star Wars”
Por entonces se reservaba el primer día de la semana para los estrenos, probablemente por que iban al ritmo de la semana laboral, además la crítica podía preparar los textos que salían en los suplementos de espectáculos: La Tercera lo publicaba los domingos, mientras que El Mercurio lo hacía los viernes.
En el Decano ya se había escrito sobre la película durante el verano; fue el 22 de enero, pocos días después de la exhibición de la sinopsis. En un artículo el diario presentaba a la cinta como una de las que se debía tener en cuenta en el año debido al éxito que le precedía: “El impacto de esta película es su originalidad. Con el formato de tira cómica mezcla todos los estilos de cine: el western, la ciencia ficción, espionaje, amor, suspenso, humor”. Por algo se le definió como “western espacial”.
Cinco días después, el mismo diario lanzó una crónica en que se explayaba sobre los efectos especiales y los robots de la cinta, como C3PO y R2D2. Lo más curioso, es que la nota incluyó un recuadro con algunos términos usados en el filme, a modo de glosario (Estrella de la muerte, Jedi, la Fuerza, eran algunos). Es decir, se estaba anticipando algo más que una película: se estaba hablando de un universo narrativo.
En tanto, una semana antes del estreno, La Tercera destacaba el ambicioso trabajo de producción desarrollado para la cinta: “Una realización increíble (…) por primera vez en la historia del cine una película incluye 363 efectos especiales, contra solamente 35 que se utilizaron en 2001: Odisea del espacio”.
Los que compraron los diarios el 15 de marzo, notaron un pequeño recuadro en las páginas interiores: “Ya viene Star Wars”, se leía. Dos días después, un afiche del filme informaba su estreno para el lunes siguiente. El ambiente estaba dispuesto para el día señalado.
Por esos días la prensa nacional se ocupaba de otros asuntos: la ruptura de relaciones diplomáticas con Bolivia, el secuestro del ex primer ministro de Italia, Aldo Moro, y el regreso a la tierra de los cosmonautas de la Salyut 6. Un sorprendente Cobreloa era el puntero del torneo chileno, aunque a la postre, será el Palestino de Elías Figueroa y Oscar Fabbiani el que levantará la copa de campeón.
"Divertimento intrascendente”
Tras el estreno, la crítica especializada no tuvo buenas palabras para la película. En las páginas del suplemento Estreno de La Tercera, el crítico, guionista y documentalista, José Román, no dudó en desdeñarla. “El filme no es más que un divertimento intrascendente inflado por la publicidad”.
Mientras, en las páginas del diario, la periodista Gladys Pinto escribió en su reseña: “La película se resiente por su frialdad conceptual y la aséptica ingenuidad de sus protagonistas. En esencia, carecen de la personalidad fascinante que nuestra imaginación precisa de los héroes del futuro intergaláctico”.
Por su lado, en el suplemento Wikén de El Mercurio, quien escribió (identificado sólo con las siglas MC) reconoció a Star Wars como buen producto de entretención, pero no pudo evitar despreciarla: “La disfrutan quienes tienen pereza para leer y les basta con recorrer ‘los monos’ para experimentar tremebundas emociones que en nada desgastan la materia gris”.
En Santiago la cinta se exhibió en tres salas: Cine Windsor (en Moneda con Ahumada), Ducal (Agustinas #777) y Cine Las Condes (Apoquindo #8368). Hay que considerar que en esos años solo en el centro de la capital había 34 salas, y cada una proyectaba un filme a la vez. Las funciones eran rotativos que comenzaban a las 11 de la mañana, cuya entrada costaba $40 pesos -unos $2250 pesos actuales según fórmula del IPC-. Mientras, en regiones, el primer cine que proyectó la película fue el Rex de Viña del Mar.
Pese a la mala crítica, la película tuvo buena convocatoria de público. Las estadísticas revelan que fue la más vista de ese año, con 448.000 espectadores, en una temporada que también tuvo estrenos como Encuentros cercanos del tercer tipo, La más loca aventura de Beau Geste y Suspiria, una cinta de terror que tenía en su elenco a un joven Miguel Bosé.
Probablemente, el resultado se explica debido al antecedente del éxito en USA y la anterior campaña de información y “preparación” a la audiencia respecto al mundo de la cinta. Es decir, la gente fue al cine sobre seguro, con la garantía de que la película había funcionado en otras latitudes, y, posiblemente, la información les había generado interés sobre aquella galaxia lejano, muy lejano, de la que aún faltaba mucho por descubrir.