El rock siempre sigue en pie: la difícil cuarentena de Slowkiss
Con el lanzamiento de su disco debut postergado en tres ocasiones desde octubre del año pasado, además de las dificultades para seguir rutinas de ensayos y tocar en vivo, la banda Slowkiss vive una realidad que afecta a los músicos escénicos chilenos. En conversación con Culto repasan los últimos meses, detallan el fatigoso proceso de trabajo y promoción de su primer álbum (grabado en parte con el destacado productor argentino Alejandro Taranto) y proyectan sus próximos pasos.
El sábado 15 de marzo, exactamente diez días antes de que el gobierno decretara la cuarentena para siete comunas de la Región Metropolitana, fue la última vez que la banda Slowkiss, tocó en público. “Fue un show benéfico en nuestra sala de ensayo, el Espacio 56 -recuerda su cantante y líder, Elisa Montes- de hecho el día después empezamos todos la cuarentena”.
Desde entonces, como la mayoría de los músicos escénicos, la agrupación no pudo continuar con su habitual ritmo de presentaciones en vivo. Un golpe no solo a nivel de retribución monetaria, sino que también de proyección. Se vieron forzados a postergar al menos tres veces el show de lanzamiento de su primer álbum, Patio 29; originalmente, estaba agendado en noviembre, pero se canceló debido al estallido social. Luego se barajó una fecha en diciembre, pero no se concretó. La revancha sería el pasado 2 de abril, pero la pandemia del Covid-19, dijo otra cosa.
“Se nos venían muchas cosas como el lanzamiento de Patio 29 y una gira nacional, todo cancelado o pospuesto por la pandemia -explica Elisa Montes-. Hemos intentado mantenernos presentes a través de reuniones cibernéticas, seguimos trabajando mucho en la banda para lo que se venga, pero no tiene nada que ver, es muy raro”.
El grupo, integrado además por Natalia Adelina Díaz (bajo), Patricio “Andie” Borie (guitarra) y Ricardo Pozo (batería), también estaba confirmado en el Line Up de la edición 2020 de Lollapalooza Chile, un evento que para ellos suponía una posibilidad de presentar su trabajo a nuevas audiencias. Sin embargo, debido a la emergencia sanitaria, el evento se postergó para el 27, 28 y 29 de noviembre.
“Lo veíamos venir cuando el Covid llegó a Chile, pero lo confirmamos al 100% por un post que hizo Marky Ramone donde dijo que Lollapalooza Chile seria cancelado -cuenta Montes- Luego lo confirmamos oficialmente con varias personas del círculo y por los medios de comunicación”.
Elisa de alguna manera está habituada al movimiento. Aunque nació en Bilbao, por el trabajo de su madre como funcionaria del ministerio de relaciones exteriores español, también vivió en Hong Kong, Ghana, Marruecos, Costa Rica, etc. Las vueltas la trajeron a Chile, donde participó en la primera girlband chilena, Supernova. Años después, a mediados de los 2000, lideró el trío punk rock Espartaco. En 2014 inició Slowkiss, una agrupación en la que han pasado diferentes músicos, con los que lanzó dos EP y un demo, antes de registrar su primer largaduración.
Pero esta crisis es diferente. Montes asegura que el tiempo de cuarentena ha sido difícil de llevar, más por su personalidad inquieta.
“Al principio me sentí desorientada, con caleta de sueño, sin saber cómo sobrellevar no poder salir a la calle, soy una persona que camina mucho -explica- pasaban los días con mucha incertidumbre y preocupación por el futuro, en especial por la música y el arte que se van a ver muy afectados sin poder hacer eventos presenciales que además eran nuestro principal sustento”.
A ello se suma que el cierre del 2019 fue complejo para el grupo. A causa del estallido social, la rutina habitual de ensayos se interrumpió. “Estuvimos sin ensayar por lo menos un mes y luego solo para ocasiones y días puntuales”, recuerda Natalia Díaz, la bajista, quien como el resto de los integrantes de Slowkiss, reside en el centro de Santiago. Por eso, agrega que muchas veces llegar a los ensayos, cargando sus instrumentos, era todo un reto. Sobre todo en los días en que coincidían con los enfrentamientos entre manifestantes y carabineros, cuando debían sortear las rondas de gases lacrimógenos.
Ese octubre además fue complejo por otra razón. La agrupación estaba confirmada en el cartel de La Cumbre -fijada para el 5 y 6 de ese mes en Rancagua-, el que se canceló, tras dos reprogramaciones de fecha, al no recibir la autorización de la Intendencia de la región de O’Higgins. Se enteraron tras salir del último ensayo, el día antes. El cuarteto había preparado con mucho tiempo el show, incluso con visuales especiales desarrolladas para la ocasión.
En busca de un lugar
Fue una tarde caminando por las calles del Cementerio General, mientras buscaban locaciones para un videoclip (el de la canción “Time”, dirigido por Borie), en que los chicos de Slowkiss encontraron el lugar que dio nombre a su primer largaduración.
“Desarrollamos este disco con una estética horror. Tiene que ver con la sociedad, con el abandono de los espacios públicos - cuenta Elisa-. Entonces llegamos al cementerio buscando algo lo más parecido a la estética del disco, lo más botado posible. En un momento, vimos a uno de los cuidadores y le preguntamos cuál era el lugar como más dejado de lado, y nos dijo ‘vayan para allá, para el patio 29’”.
“Y realmente está abandonado: las tumbas entreabiertas, pedazos de ropa, zapatillas, muñecas. Es salvaje, en realidad”, agrega.
Una vez que retornaron al mundo de los vivos, fuera del cementerio, Elisa buscó más información sobre el lugar. Así llegó hasta su historia como fosa común para indigentes y desdichados no reclamados por sus familiares. Pero lo que más le llamó la atención fue esa parte del tiempo reciente, que lo registra como un sitio en que se sepultó los cuerpos de personas ejecutadas -a menudo como N.N- durante el régimen militar, tal como lo estableció el informe de la Comisión Rettig en 1991.
“De curiosidad googleé Patio 29 y ahí me apareció todo -recuerda-. Increíble, ahí nos dijimos, ‘esto es un mensaje súper potente que vale la pena rescatar’. Es parte de nuestra historia, la dictadura, una injusticia que no llegó a resolverse”.
Trabajado a lo largo de un año, el disco tuvo dos fases. Tras unos meses de trabajo en su sala de ensayo, la banda cruzó hacia Argentina, donde registró tres temas (“In vain”, “Time” y “To death”), junto al productor Alejandro Taranto. Se trata de un nombre con historia en el rock argentino, quien ha trabajado con artistas como Los Fabulosos Cadillacs, A.N.I.M.A.L, entre otros. Fue, cómo no, el resultado de una búsqueda.
“No nos convencía nadie para trabajar acá -explica Elisa-. Entonces como Argentina tiene historia de rock pesado, y nos gustan varias bandas de allá, nos dijimos ‘por qué no grabar con alguien que trabaje con ellas’”.
Para Slowkiss, la experiencia de grabar bajo la dirección de Taranto potenció su música. “Aportó peso, yo creo que las canciones que grabamos con él suenan muy pesadas, claritas -afirma el baterista Ricardo Pozo-. Como tiene escuela de rock pesado, las hizo sonar una bomba. No cambió mucho los temas, pero sí nos hizo grabar caleta de capas de guitarra”.
El resto del material incluido en el largaduración (que en total contiene 10 canciones), se registró en sesiones en Estudios del Sur y en The Shack Studios, junto al músico Tim Pichetti (Gufi). “Los productores que trabajan mucho, que tienen cancha, acá están más dedicados al pop o al trap -detalla Montes- entonces era difícil encontrar un nombre a quien depositarle toda la confianza. Hasta que encontramos al Tim que nos ha ayudado mucho”.
Como todas las canciones del cuarteto, las del nuevo álbum se escribieron y grabaron en inglés. No es una decisión baladí. “Es el idioma universal por tanto es más exportable -explica Elisa- nuestra idea desde el principio con Slowkiss era salir al extranjero y tocar por todas partes sin limitarnos con por el idioma, siguiendo el ejemplo de bandas de países como Suecia o Alemania, que usaron el inglés para darse a conocer".
Cierra el álbum un cover de los españoles Parálisis Permanente, un conjunto que estuvo en activo solo tres años (1981-1983), debido a la muerte de su líder, Eduardo Benavente en un accidente. Se trata de “Jugando a las cartas”, en cuya letra, precisamente, desarrolla la idea de jugar a las cartas en un cementerio. La canta José Tomás Buitron, uno de los integrantes del staff del grupo, quien simplemente, un día tomó el micrófono y se animó a cantar.
“Llegó y se puso a cantar. Y le salía bacán, así que lo dejamos -cuenta Elisa- Parálisis es una banda de culto que terminó muy abruptamente, nos gustó rescatarla. Además cierra el concepto del disco, ‘jugando a las cartas en el cementerio’, es como lo último que nos queda. Al final es tomarlo con humor nomas”.
Pese a los días de cuarentena, Slowkiss intenta mantenerse en activo trabajando a distancia. Son instancias donde también comparten sus aficiones, como la música que escuchan (mencionan discos de Childish Gambino, Millencollin, DIIV, Lorde, Linkin Park, entre otros) y, por cierto, algunas series (Poco Ortodoxa, Tiger King, The Midnight Gospel, Better Call Saul, etc).
Pero el encierro, la sensación de aislamiento y la incertidumbre, ha generado en el grupo la idea de componer más material, de cara a un segundo álbum. Acaso como una salida creativa a la contingencia, sin conciertos ni ensayos. Buscar.
“Fue difícil enfocarse para componer con la cabeza hecha un caos por todo esto, pero ya tenemos material nuevo -cuenta Natalia-. Es mayormente en lo que estamos trabajando ahora mismo a distancia, haciendo los demos de lo que será nuestro próximo disco”.
Por ahora no descartan trabajar en alguna presentación en línea, siguiendo la tendencia mundial de hacer shows desde casa. Aunque tienen claro que el día en que los shows en vivo vuelvan a ser factibles, realizarán, ahora sí, el lanzamiento de Patio 29. “No tuvimos la oportunidad de hacerlo antes y el disco y el público lo merece”, asegura Elisa. En lo inmediato, anticipan un nuevo video promocional del álbum, trabajado de acuerdo a la situación sanitaria. El rock, aseguran, no puede parar. Es como el junco que se dobla -citando a “Resistiré”-, pero siempre sigue en pie.
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