Mauricio Redolés: “Si no me salvo del coronavirus, no me salvo. Y si no hay última cama, no hay nomás”

Mauricio Redolés
El músico y poeta chileno, Mauricio Redolés.

El músico y poeta habla desde el confinamiento y adelanta lo que será su próximo disco titulado Quiero seguir continuando.


Todos los días Mauricio Redolés da 36 vueltas dentro su casa. Según sus propios cálculos, completando ese circuito cumple con el objetivo de caminar cerca de un kilómetro diario, actividad que realiza por recomendación médica -luego del accidente cerebrovascular que sufrió en 2016- y “para no tullirme”, explica él mismo por teléfono.

Todos los días, además del ejercicio, el músico y poeta aprovecha el encierro en su refugio en el barrio Yungay para leer, escribir y consumir mucha televisión. Las noticias en inglés de la BBC pero también los canales de la señal abierta. “La televisión es una basura y por eso hay que verla”, dijo alguna vez y su opinión no ha cambiado demasiado.

Todos los días Redolés los pasa con su pareja y su hija adolescente. “Vivo en una casa grande que tiene 30 metros de fondo y 12 de ancho, así que no andamos chocando a cada rato, hay espacio para cada uno”, detalla sobre la dinámica hogareña que comparten con dos perros (Canela y Bragi) y sus gatos: Lola -que no se mueve del techo-, Chico César, Lucy y Supertanker, el más regalón de los cuatro, según su dueño. Con todos ellos pasará su cumpleaños 67 la próxima semana, los que celebrará lanzando Padre soltero, un nuevo adelanto del disco que publicará en agosto, Quiero seguir continuando, su primer álbum desde 2013, cuyo título hace alusión a su recuperada salud pero calza perfecto con los tiempos que atraviesa la humanidad.

Y todos los días aunque más tarde, a eso de las 22.00 horas, el autor de “Bello barrio” hace que todo este universo doméstico abandone temporalmente su naturaleza íntima y salga al mundo en vivo y en directo, con el gentil auspicio de la tecnología, para iniciar las emisiones diarias vía Facebook de “Redolés informa y comenta”, una mezcla de late show desde su pieza y boletín informativo inspirado en las transmisiones de onda corta de Radio Moscú, donde se conecta con su público para analizar el acontecer nacional, evaluar las últimas declaraciones de las autoridades, saludar a viejas amistades, leer algún texto literario, dejar que su hija le seque el pelo en cámara o simplemente enfocar al gato Supertanker, panelista estable y revelación absoluta de un programa de nada despreciable sintonía virtual.

“Sirvió en primer lugar como válvula de escape, de comentarios que generalmente quedaban en una crónica que escribía yo para Facebook. Así esto empezó a adquirir cierta regularidad. Yo me acordaba de los noticiarios en tiempos de la dictadura que se hacían desde Radio Moscú, donde estaba ‘Radio Moscú informa y comenta’, que era el programa de noticias que se hacía antes de ‘Escucha Chile’. Esa era la forma de contactarnos con la realidad más cercana desde Inglaterra, donde yo estaba exiliado. Y eso es lo que es, una serie de opiniones sobre la situación actual, amén de tratar de leer siempre algún texto literario y estar en compañía de Supertanker”, cuenta sobre el programa, donde se cruzan tres de sus principales obsesiones: la literatura, la televisión abierta y los gatos.

“En un programa del cable el otro día vi algo que intuía: que a diferencia del perro es el gato quien adopta al ser humano. Tú puedes amaestrar a un perro pero a un gato no. Pueden jugar contigo pero hasta donde ellos quieran. Al perro le pegas y vuelve, al gato le pegas y no lo ves nunca más en la vida. Mi mamá decía que son rencorosos pero creo que en los gatos hay algo más bien de dignidad y memoria”, reflexiona.

-¿Qué le gusta de la convivencia con los gatos?

-Yo en el libro Algo nuevo anterior hago una reflexión sobre los gatos, a propósito de una gata que había acá que se llamaba la Negra (también se llamaba Gladys Marín y Alfa Pictoris). Ella me escogió a mí porque hasta ese punto, con 45 años, mi relación con los gatos no era muy grande. Cuando niño recuerdo que a mi mamá no le gustaban porque uno la había rasguñado cuando chica. Para mí eran unos animalitos que andaban dando vueltas hasta la Negra, que un día se subió a mis rodillas, empezó a ronronear, me miró y ahí yo cagué, ahí se transformó en mi amiga. Cuando tenía caña mala se echaba en mi cabeza y me quitaba el dolor de inmediato. Murió muy viejita, me fue a buscar un día, me rasguñó y murió, como anunciándome que se iba.

-En sus transmisiones por Facebook hay muchos comentarios sobre programas, matinales y noticiarios chilenos. ¿Cuál es su visión de la televisión actual, sobre todo en los últimos siete meses?

-Yo creo que la televisión chilena abierta ha estado a la altura de la mierda que es. Vale decir, hay programas donde hay gente que no es especialista en nada, que son ese término bastante sospechoso de “comunicadores”, que no son periodistas, no son sociólogos, nada, y están ahí con toda su ignorancia. La ignorancia de María Luisa Godoy, de Ignacio Gutiérrez, gente muy ignorante que habla como pretendidos periodistas. Claro, hay periodistas que son buenos, como Macarena Pizarro. Pero jamás ningún canal de la televisión abierta ha querido enterarse de que saqué un nuevo disco, entonces nunca me llamaron, pero llaman de inmediato a la Javiera Mena, a Gepe. ¿Y Redolés? No se oye padre.

-¿Cree que sigue siendo un personaje incómodo para la televisión? ¿Que quedó estigmatizado desde su recordada participación en el programa El Desjueves, en los años 90?

-Habría que preguntarles a ellos, yo lo ignoro. Pero más que con la televisión es con el poder, en realidad. Yo he sido un tipo absolutamente incómodo para el poder porque tengo opinión y en este país no hay que tener opinión. Si estás metido en tu nicho, le cantas a la comunidad gay y estás bien con dios y el diablo, está bien. Si cantas cositas anodinas, ahí también. Pero alguien con opinión, ah no, por favor, que se corra a un lado. Alguien que quiera decir algo, que escriba una crónica, que tenga este programa que tengo yo ahora... yo creo que les debe molestar. La televisión es parte del poder y lo ha demostrado, con este señor Rodolfo Carter que aparece en un canal y en otro, o con el matrimonio Allamand-Cubillos, que con la misma biblioteca de fondo están en dos canales al mismo tiempo, los dos dando la visión de la derecha. En el cable pasa lo mismo, un par de personas han tenido interés en entrevistarme pero nadie más. Hemos hecho trabajos, documentales, tenemos videoclips que nunca se exhibieron. Pero mira, yo voy a cumplir 67 años este 6 de junio, llegué a Chile el año 85 y ya el 87 tenía el cassete Bello barrio y ahí traté que me entrevistaran. Llevo 33 años en este bregar. Por lo tanto, no me voy a cansar, así tenga 87 o 97, voy a seguir promoviendo mi trabajo. Pero tampoco soy lo suficientemente ingenuo para creer que mañana se van a abrir las puertas para que digan “ya, vamos a pasar el documental de Mauricio Redolés”.

-El título de su nuevo disco, Quiero seguir continuando, da a entender esas ganas de seguir luchando. Seguir vivo, al menos.

-Correcto, está basado en lo que ocurrió cuando tuve el ataque, que yo quise seguir continuando. La frase se le escuché a mi hija y un poco antes a otra niñita, porque los niños hablan así. También se la he escuchado a periodistas de la televisión abierta.

-Y en ese sentido, ¿lo asusta el coronavirus?

-Por supuesto, sí, me preocupa, pero no me puede paralizar. No puedo quedarme pensando qué ocurriría si me agarro la infección y me muero porque si llega ese momento llega nomás. Y si no me salvo, no me salvo. Y si no hay última cama, no hay nomás. Ahora, yo ya pasé un ataque cerebrovascular hace cuatro años en que estuve a punto de morir y me preocupó no seguir en esta dimensión de la existencia, pero así es nuestra vida, no somos eternos. Y si fuéramos eternos, en no sé cuántos millones de años más el Sol se va a extinguir, se va a transformar en una supernova y se va a tragar a la Tierra así que en algún momento está huevá se va a acabar, por lo tanto hay que disfrutarlo mientras dure. Cuando era más joven yo pensaba que escribiendo no es que se adquiriera cierta inmortalidad, no es eso lo que me preocupa, pero por lo menos se podía dejar un mensaje, un recado, un bastón para que alguien lo tomara y siguiera corriendo. Eso puede durar unos años pero de repente llega otra pandemia y termina con la vida en el planeta.

-¿Cómo será el lanzamiento del disco? ¿Piensa hacer un concierto a través de internet?

-Estoy esperando que termine la cuarentena y que se domine a este bicho para hacer un late-show una vez al mes, con música en vivo desde mi casa. Será “Redolés informa y comenta” en formato late show, con algunos músicos del disco, con equipos de sonido y vamos a tocar los temas para todo el planeta. Pero lo importante es ser paciente, no exponer la salud de nadie.

-¿Cuál es su diagnóstico del manejo de la pandemia en Chile? De las autoridades y del comportamiento de las personas.

-Yo creo que aquí ha habido evidentemente un mal manejo de la autoridades competentes, desde Piñera a Mañalich, desde Lavín a la doctora Daza. El otro día Mañalich decía que Chile estaba considerado como uno de los países mas desordenados en términos de obedecer la cuarentena, pero él se queda en eso, no hace un análisis de por qué podría ser así. ¿A qué corresponde eso? ¿Podemos decir que el chileno es de por sí rebelde? No, Chile es un pueblo bastante ordenado y obsecuente, tuvimos harta paciencia con el señor Augusto Pinochet, con la Concertación y con Piñera, o sea, no somos un pueblo rebelde. La rebeldía aflora cuando la gente no da más, se está muriendo de hambre y el abuso continúa. Yo creo que la mayor irresponsabilidad está en los mensajes bipolares y esquizofrénicos que entrega la autoridad, que por un lado te dice que te puedes juntar a tomar un café o una cerveza y la gente se relaja. O la Cathy Barriga que aparece bailando con una mascarilla del Pato Donald y claro, estamos todos relajados, hagamos una fiesta po cabros. Por otra parte, se enfatiza que la mayoría de los muertos son gente de tercera edad con enfermedades preexistentes. Entonces, ¿qué piensan los jóvenes que no tienen enfermedades preexistentes? Me voy de fiesta po hueón.

Su nuevo disco: son cubano, fado y un cover de Robert Johnson

Quiero seguir continuando, el primer disco de Redolés en siete años, se empezó a grabar en mayo y debió haber salido en octubre, pero su lanzamiento se pospuso para agosto. El arte está a cargo de René Castro (quien ha trabajado en álbumes de U2 y Santana) y en la producción y arreglos participaron Martín León, Taku Tricot y otros músicos. “Tiene ocho canciones y cinco interrupciones orales”, cuenta el solista.

San Pedro: el primer single, ya disponible en Youtube y con Pancho Sazo de Congreso como invitado. “Una canción que me apareció en la cabeza después del terremoto de 2010”, cuenta el autor.

Son de Yungay: “Tal vez una de las canciones más bonitas del disco. Media cubana, media salsera”.

Dile a Carmen: “Un texto que escribí para Carmen Hertz”.

Padre soltero: single que Redolés liberará el 6 de junio, para su cumpleaños.

Love in vain: cover del clásico de Robert Johnson, junto a Emilio Santana y Greta Cerda. Blues con guitarra traspuesta.

Amor por las puras: versión en español del mismo tema.

Pa la linda uno: eterno descarte que al fin ve la luz. “Lo compuse el 77 y quedó escondido. No quedó en Bello Barrio ni en ...Gaete. Mi hija Florencia toca el ukelele”.

O espelho: versión en portugués y en clave fado de El espejo, original de ¿Quién mató a Gaete? (1996), a cargo de Eunice Macedo. “Se me paran los pelos cuando la escucho”.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.