Cuando comenzó a escribir, hacia fines de los 90, hacía “miles de horas de clases”. Eduardo Sacheri (1967) estudió historia, y en aquellos días escribía cuentos y se ganaba la vida en las aulas. Hoy, con seis novelas publicadas, premios Oscar y Goya por películas inspiradas en sus libros, ya no vive de las clases, pero no las abandona. “Me gusta hacerlo. Los veo como trabajos complementarios”, dice desde Castelar, al oeste de Buenos Aires. “Es decir, si la escritura es un trabajo introspectivo, silencioso, solitario, la docencia es un vínculo con otras personas, un vínculo afectivo además de intelectual, una comunicación permanente. Y creo que eso es un lindo remedio frente al solipsismo y el aislamiento al que uno podría verse tentado a caer con la escritura”, afirma.

Sin embargo, este año el autor de La pregunta de sus ojos, la novela que lo condujo al Oscar de la mano del filme El secreto de sus ojos, no alcanzó a ver a sus alumnos físicamente. A inicios de marzo Sacheri volvió de España, donde presentó su novela Lo mucho que te amé, y tuvo que adoptar una aislamiento preventivo de 14 días. Luego el gobierno decretó la cuarentena general y ya lleva más de 90 días en su casa, en Castelar.

La cuarentena lo obligó a tomar sus clases online y postergó su agenda de presentaciones, que incluía a Chile. “Y estoy aprovechando el tiempo para escribir”, cuenta. “Adelanté el trabajo de una nueva novela para el primer semestre, ya que estoy en casa. No es fácil concentrarse, pero bueno…”.

Con La noche de la usina, Sacheri consolidó la proyección internacional que había logrado tras el Oscar. La novela ganó el Premio Alfaguara y fue llevada al cine como La odisea de los giles, candidata al Oscar extranjero y ganadora del Goya a la Mejor película iberoamericana.

Ahora, Sacheri cambia de registro. Si en sus novelas anteriores abordó conflictos de resonancias políticas y sociales, en Lo mucho que te amé se vuelca a un mundo más íntimo y sentimental. La historia se traslada a la Argentina de los años 50 y 60, a un barrio y una familia de clase media, para relatar una trama de amores, secretos y pudores. El mayor cambio, en cualquier caso, está en la voz narrativa: el escritor asume la voz de un personaje femenino.

Con sensibilidad literaria, Sacheri construye el mundo de las hermanas Fernández Mollé, un entorno de buenos modales, tardes de cine, inocencia y fe en el progreso, atravesada por la voz y la perspectiva de Ofelia, la tercera de las cuatro. Ofelia está de novia, pero paulatinamente descubrirá las afinidades con su cuñado Manuel, hasta darse cuenta que están enamorados. Ambos se debaten con angustia entre la pasión, la lealtad y las convenciones morales.

La novela está dedicada a las mujeres de Sacheri: su abuela, su madre, su hermana y sus primas, con quienes creció.

-¿De qué modo se vincula con sus novelas anteriores?

-Todas mis novelas se vinculan con preguntas que me formulo, preguntas profundas sobre la vida de los seres humanos. En La noche de la usina es una duda que tiene que ver con la propiedad, el robo, el derecho a vender una estafa, y en Lo mucho que te amé es qué margen de libertad podemos darle a nuestros sentimientos, y qué margen no. Entonces el origen de Lo mucho que te amé es ese también.

-La novela está dedicada a las mujeres de su familia. ¿Fueron importantes al momento de escribir?

-Mi abuela, mi tía, mi madre son importantes en mi vida más allá de la novela, pero sí me sirvió mucho servirme de sus voces: sus voces poblaron mi niñez. Cuando digo sus voces no me refiero solo a su modo de hablar, sino a su modo de sentir, a su modo de ver el mundo y de vincularse con los sentimientos. Por algo Ofelia es de la generación de mi madre y de mi tía, porque me sentí cómodo pisando ese terreno un poco más firme de una generación de mujeres que fueron tan importantes en mi vida.

-¿Qué siente que nos distancia hoy la época de la novela?

-El deber moral, el qué dirán, la mirada controladora en los 50 y 60 era más estricta, y creo que ese control, esa mirada de supervisión se ejercía sobre las mujeres con un rigor aun superior. Hoy estamos en un momento y un proceso de creciente igualdad, pero distamos mucho de llegar a una sociedad igualitaria entre hombres y mujeres. Los hombres seguimos con privilegios, incorrectos pero muy palpables.

-¿Qué rol cree que le caben a los escritores en este momento?

-No sé si hay un rol específico, los escritores indagamos en nuestro espíritu y en lo que intuimos que pasa a nuestro alrededor. Inventamos historias para tratar de encontrarle sentido al mundo. Seguramente esta crisis requerirá que intentemos asignarle un sentido; no sé si lo encontraremos, pero indudablemente el ser humano intenta aprehender y comprender todo lo que le sucede. A mí me lleva mucho tiempo entender el mundo que tengo alrededor y procesarlo literariamente. Seguramente no seré de los primeros en escribir algo vinculado con esta pandemia.

-¿Tras la emergencia, volverá la vida cultural de Buenos Aires ?

-Creo que sí, aunque le va a costar muchísimo recuperarse. Argentina ya venía con unos problemas económicos muy fuertes y la situación de la pandemia y los problemas derivados de la larguísima cuarentena que estamos atravesando, van a provocar un daño muy profundo en un montón de áreas socioeconómicas del país, y demorará en recuperarse. La vida cultural de la ciudad, sus cines, sus librerías, sus teatros, serán sectores muy afectados. Creo que se van a recuperar, pero les va a costar mucho.